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Las razones que explican por qué Rioja quiere arrancar el 10 % de su viñedo

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

MONICA IRAGO

Ana Benés, de la Asociación de Bodegas Familiares, reconoce que durante años se apostó por la cantidad y se permitió plantar viñedo en zonas no adecuadas en una charla impartida en el curso de verano que la USC celebró en la bodega Terra de Asorei

06 jul 2024 . Actualizado a las 10:34 h.

Rioja es la denominación de origen más antigua de España y un espejo en el que se miran otras regiones vitícolas, entre ellas, las gallegas. Pero en los últimos tiempos, lo bodegueros y viticultores de esta zona no están pasando por uno de sus mejores momentos, según reconoció Ana Benés, representante de la Asociación de Bodegas Familiares de Rioja que participó en el curso de verano que la USC celebró en colaboración con la bodega Terra de Asorei. Según Benés, el sector está pagando ahora malas decisiones que se tomaron en el pasado, cuando se apostó por la cantidad y no por la calidad.

«Hemo destruido la uva de 8.225 hectáreas, que es el 12 % de la superficie total de Rioja, mediante la poda en verde. Y esto es un drama», reconoció Benés, quien considera que otras denominaciones «tienen que aprender de lo errores de sus vecinos para evitar que les pase esto». También recuerda que Rioja es una de las dos denominaciones de origen cualificadas que existen en España y se pregunta para qué sirve esto. «Solo se descalifica el 0,16 % del vino que va a cata y ser una DOC implica que tienes que hacer vinos de nivel superior», añade. En su opinión, sería necesario reformular y actualizar el sistema de clasificación de los vinos por crianza, que si bien en su época logró convertir a esta denominación en un referente «se ha quedado obsoleto».

Pero uno de los grandes errores que, considera, cometió esta región fueron las ayudas que se dieron en los años 80 para arrancar el viñedo viejo. «Se empezaron a hacer plantaciones en zonas que se usaban para cultivos de rotación, que no son suelos adecuados. Pero se decidió que se podía plantar en cualquier sitio y se arrancaron los viñedos centenarios», contó. Se abandonó también la garnacha por la tempranillo, que es una variedad más productiva. Hoy, todo eso es se considera un error. «El objetivo es obtener menos fruta, menos racimos y menos producción, pero de más calidad», añadió.

La superficie de viñedo en esta denominación creció un 70 % en los últimos cuarenta años «y si aumentas de forma desproporcionada el volumen, la calidad baja por algún lado». Al mismo tiempo, el consumo de vino cayó. «Antes de las cosecha del 2023 había 105 millones de litros de vino sin vender. Este año hay 150 millones de litros a los que las bodegas no saben darle salida», asegura, Esto ha llevado a activar medidas como la poda en verde o la destilación de crisis. «Nos hemos gastado 30 millones de euros en tirar vino y este año se van a invertir más», afirmó.

La asociación de bodegas familiares, que representan a más de 200 empresas de las 500 que hay en esta denominación de origen, ha abandonado la mesa de negociación del consejo regulador. Pero antes de hacerlo ha presentado una propuesta para intentar paliar esta situación. Esta pasa por promover el arranque selectivo y temporal de un 10 % del viñedo, incentivando a sus dueños con 10.000 euros por hectárea Estos deberán renunciar expresamente a volver a plantar en ese suelo y el viñedo que se arranque deberá tener una antigüedad inferior a los 40 años. Consideran que estas medias podrían ayudar mejorar la calidad del vino y serían más eficientes que la poda en verde o la destilación de crisis. Al mismo tiempo, garantizarían la conservación del patrimonio vitícola de más calidad. «Ha habido años en los que en Rioja valió todo y si queremos representar la calidad y ser una denominación ejemplo a seguir hay que penalizar ciertas cosas que se hicieron mal», concluyó Benés.