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Los carros que nos robó el tiempo

Santiago Garrido Rial
S. G. Rial CARBALLO / LA VOZ

AGRICULTURA

A Ponte do Porto, abril del 2005
A Ponte do Porto, abril del 2005 ANA GARCIA

El elemento rural más tradicional y necesario durante siglos desaparece para siempre, incluso ya sin los habituales ejemplos testimoniales

02 sep 2024 . Actualizado a las 00:31 h.

No hay carros ya tirados por vacas, transportando hierba o avena, maíz o toxo. Tal afirmación puede resultar extemporánea, sorprendente a estas alturas, porque ciertamente no los hay desde hace mucho. Incluso, con la llegada masiva del tractor, no los hay desde hace más de cincuenta años en algunos lugares.

Zas, abril del 2005
Zas, abril del 2005 JOSE MANUEL CASAL

Pero, como con casi todo lo tradicional, en un lugar como Galicia con casi cuatro mil parroquias y cerca de 30.000 lugares, más grandes o más diminutos, encontrar un carro en activo no era extremadamente difícil hasta hace poco. Por ejemplo, en esa familia que se ató al pasado por convencimiento o comodidad, hasta por necesidad, sin el estrés de necesitar algo más, algo moderno. Para qué? Con él nacieron y con él eligieron morir.

Cereixo, Vimianzo; noviembre del 2001
Cereixo, Vimianzo; noviembre del 2001 J.M. CASAL

Hasta hace menos de cinco años aún se podía ver alguno en una aldea de Zas, y en otra de Coristanco, y de Vimianzo y de Muxía. No exactamente (siempre) los tradicionales de madera, sino los evolucionados, llamados por muchos de ferro, ya con ruedas de goma y cámara. Pero carros al fin y al cabo. 

Lemaio, A Laracha; marzo del 99
Lemaio, A Laracha; marzo del 99 J.M. CASAL

Carros con mañas bien aprendidas para colocar las vacas, para situar cada elemento en su sitio, para saber atar y coutar la carga. Carros de siempre, de los que marcaron todos los días de muchas vidas y generaciones, y que en algunos casos ahora son elementos decorativos en los jardines, como los arados de hierro o las sementadoras.

Muxía, septiembre del 2002
Muxía, septiembre del 2002 ANA GARCIA

Carros, todos, con esa microtoponimia de sus partes que se perderá para siempre, que profesores como Otero Cebral documentaron con detalle en su momento en un libro imprescindible, O carro en Galicia, con aportes de Carballo y Coristanco. Pioghas,  cabezallas, chavellas, buceiras, caínzas. Carros como los que llevó al cine Xaquín Lorenzo, Xocas, en los años 40, dignificando un elemento hasta entonces minusvalorado, tal vez por su repetida cotidianeidad.

Casaslonga, A Laracha; julio del 2002
Casaslonga, A Laracha; julio del 2002 J.M. CASAL

Quedan esos carros robados por el tiempo, por los necesarios nuevos tiempos, en la memoria de cada familia, y en las imágenes que, en ocasiones, se hacían. El archivo de La Voz de Carballo hay unas cuantas (en estas imágenes aparcen solo algunos ejemplos, sirvan de homenaje para todas esas personas): de los carros y de las familias a las que pertenecían, rostros que en la mayor parte de los casos también se los ha llevado ese tiempo que puede con todo.