Al recogerse en agosto y septiembre llega al mercado sin competencia
16 nov 2024 . Actualizado a las 10:46 h.La provincia de Huelva es la mayor productora de arándanos de España. Según un estudio del Institut Cerdá del 2022, se estimaban en 3.000 las hectáreas de cultivo destinadas a esta baya. Es un mercado emergente que ha suscitado interés muy lejos de Andalucía. En la provincia de Ourense las cifras son más modestas, pero van en aumento. Hay 7 explotaciones que suman 58 hectáreas plantadas, sobre un total de 335 en Galicia en 30 plantaciones, según los datos oficiales de la Consellería de Medio Rural.
A 850 kilómetros de la capital onubense, en A Veiga, tres productores suman unas 20 hectáreas (según cuentan desde el propio sector, aunque la Xunta eleva esa cifra hasta las 32). Breixo Paz forma parte de la iniciativa pionera. A 1.200 metros de altitud sobre el nivel del mar, en el 2015 experimentaron con cuatro variedades para elegir las dos que mejor se adaptaban al terreno y al clima (ozarkblue y liberty). En el 2016 plantaban seis hectáreas que ahora están ya en plena producción. Y la apuesta salió bien por el propio ciclo de la planta. «Na época na que nós vendemos non hai arando en case ningún sitio do mundo e menos ecolóxico, que é o que temos nós», explica Paz. Habla de agosto y principios de septiembre, que es cuando se cosecha en Ourense. Es buena época porque la producción de Huelva y Polonia ya está agotada y todavía no llegó la de Marruecos, Chile, Perú o México, que copan al mercado ya entrado el otoño y hasta Navidad. «Producir en agosto é a nosa baza», insiste.
A los pies del Pico Maluro en el macizo de Trevinca
A apenas unos metros de la de Paz y también en terrenos de monte comunal está la plantación de la familia de Efrén Barreda, de siete hectáreas. Empezaron con el proyecto en el 2019 siguiendo los pasos de sus vecinos y en mayo del año siguiente hicieron la plantación. Se retrasó porque era un pedido grande de plantas (tienen 28.000) y no fue fácil reunirlas todas.
Los dos primeros años no tuvieron producción. El trabajo se resumió en atender la poda en los meses fríos, que es cuando la planta está paralizada. El tercero recogieron su primera cosecha, todavía modesta, y el cuarto fue mejor. «A planta estará a máximo rendemento a partir do sétimo ano», señala Barreda. Dice que tienen unos treinta de vida, de ahí que sea un negocio a medio plazo. En su caso, como aprovecharon la experiencia de sus vecinos, eligieron desde el primer momento las variedades liberty y ozarkblue: «Canto máis altas estean mellor, e aquí estamos a 1.250 metros sobre o nivel do mar, nos pés do pico Maluro [en el macizo de Trevinca]».
Coincide con Paz en que la rentabilidad viene asociada a que la suya es una cosecha tardía respecto al resto de productores europeos y cubre el intervalo de tiempo hasta que llegan los del otro lado del océano.
Barreda confiesa que están contentos viendo los resultados, aunque reconoce también que la apuesta fue grande. «A inversión inicial é importante e os primeiros anos son difíciles porque non hai ingresos, pero na colleita pasada xa tivemos froito e vemos que se vende ben, que o produto ten boa saída porque hai demanda», dice.
Reino Unido y Alemania valoran de manera especial que sea un producto ecológico
La plantación de arándanos es un proyecto a medio-largo plazo. En los primeros años los gastos son muy altos —la inversión inicial es importante, explican los productores— y después han de pasar varias temporadas hasta que la planta esté en máxima producción.
«Para que sexa rendible hai que ter dúas hectáreas», resume Breixo Paz. Con esa cifra podría convertirse en la ocupación principal (y única) de un emprendedor. Después, apunta, como en toda apuesta por la agricultura, toca esperar «que non haxa xeadas, que non caia pedra, que haxa unha boa polinización...».
Asegura que primar la calidad sobre la cantidad es una buena apuesta. La producción en ecológico es mucho más pequeña —una hectárea puede producir entre siete y nueve mil kilos anuales, apunta Efrén Barreda— que usando fertilizantes, pero los precios son más altos. Y supone reducir costes en mano de obra (que, por otro lado, es muy difícil de conseguir), en cámaras frigoríficas y en transporte. Porque todo se va. Ellos forman parte de una asociación de productores de Cantabria a la que envían todo el producto en palés y allí gestionan el proceso de envasado y la venta. «Cunha produción de 20.000 quilos poñerte a facer tarrinas de 125 gramos non é viable, porque precisarías moita man de obra e arriscaríaste a non vendelo todo. E entón que fas?», se pregunta Breixo. Los arándonos de A Veiga se vende fundamentalmente en Reino Unido y Alemania, además de en España.
Elisa Morquillas: «Facer marmelo é unha boa maneira de sacarlle rendemento á produción»
Elisa Morquillas no planta arándanos. Ella optó por otra baya para su proyecto en A Veiga. «Teño unha pequena plantación de framboesa», cuenta esta aparejadora que trabaja como formadora laboral en Valdeorras. Su finca todavía no está en producción, pero tiene muchas esperanzas puestas en el proyecto. Cuenta con recoger su primera cosecha el próximo año. «Teño pouco terreo, quero ampliar co tempo e sei que por iso non vou ter problema», señala. También ha plantado una pequeña sección dedicada a la fresa. «De momento o que dan as plantas sirve para facer probas e ir mesturando froitas para ver como sae o marmelo», cuenta.
Mientras su cosecha no llega, este año decidió probar a hacer mermelada de arándanos. Con una pequeña parte de la producción de Breixo Paz puso en marcha Sabores de Trevinca, que es como se llaman sus productos. Su proyecto fue posible gracias al centro de iniciativas municipales de A Veiga, que cuenta con registro sanitario, lo que facilita la puesta en el mercado del producto final, que goza de todas las garantías. Eligió la feria agroganadera Crianza Trevinca para presentar sus productos y lo cierto es que Morquillas no puede estar más contenta con el resultado. Su idea es seguir sumando otros sabores. «Normalmente nos marmelos o 60 % é froita pero na nosa é o 83%. Só o 17 % é azucre. É unha aposta que me daba algo de medo porque non é tan doce coma outras», señala.
En su casa siempre se hizo mermelada con la fruta de la huerta, pero antes de apostar por hacer algo más profesional Morquillas acudió a cursos de formación especializada. Cree que es un proyecto con posibilidades. «Os produtos gourmet están en auxe e facer marmelo é unha boa maneira de sacarlle rendemento á produción», argumenta, especialmente cuando se trata de explotaciones de pequeño tamaño como la suya.