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Últimos días para contratar los seguros de cultivos herbáceos de secano y uva de vino

La Voz

AGRICULTURA

Martina Miser

En la campaña del 2024 el capital asegurado alcanzó los 4.245 millones de euros, un 20% más que el año anterior

11 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El plazo para contratar los módulos de otoño de los seguros agrarios que cubren cultivos herbáceos de secano (cereal de invierno, leguminosas, cártamo y girasol) y uva de vino finaliza el próximo 20 de diciembre. Estas opciones, que incluyen las garantías más completas, son fundamentales para proteger dos de las producciones más importantes de la agricultura española, caracterizadas por una elevada siniestralidad en los últimos años.

En el caso de los cultivos herbáceos, el seguro tiene una penetración nacional del 65% al 70%. En la campaña 2024, el capital asegurado alcanzó los 4.245 millones de euros, un 20% más que el año anterior. Este aumento se explica por las lluvias registradas durante el invierno y la primavera, que han favorecido el desarrollo de los cultivos, y el temor de los agricultores a los efectos de una posible sequía.

La campaña 2023 estuvo marcada por la escasez de precipitaciones, lo que disparó las indemnizaciones hasta los 474 millones de euros, afectando al 90% de la superficie asegurada. En el 2024, aunque las condiciones han mejorado, algunas zonas han sufrido déficit hídrico, lo que ha motivado indemnizaciones por valor de 120 millones de euros.

Por su parte, el seguro de uva de vino alcanzó en la última campaña una cobertura del 56% de la producción nacional, con un capital asegurado de 1.187 millones de euros, un 3% más que el año anterior. Regiones como Cataluña, Aragón, Castilla y León y el País Vasco presentan un aseguramiento cercano al 80%, mientras que La Rioja, Comunidad Valenciana, Extremadura y Navarra alcanzan el 70%. Las indemnizaciones en este sector han ascendido a 108 millones de euros, derivadas principalmente de daños por heladas y pedriscos.

Los seguros agrarios son una herramienta clave para garantizar la sostenibilidad del sector primario, especialmente en un contexto de fenómenos climáticos adversos cada vez más frecuentes.