«Detrás de cada copa de vino hay un enorme esfuerzo»: Anónimas Viticultoras, premio al mejor nuevo proyecto en la Barcelona Wine Week
![Serxio González Souto](https://img.lavdg.com/sc/CdQBggL10a3LDXVids7wx8G7QZ4=/75x75/perfiles/184/1622627827856_thumb.jpg)
AGRICULTURA
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La organización reconoce la contribución de la propuesta, centrada en las variedades autóctonas y la figura de la mujer, que María Falcón y Cristina Yagüe pusieron en marcha en el 2016 desde O Salnés
07 feb 2025 . Actualizado a las 10:19 h.No siempre sucede, pero hay ocasiones en las que el esfuerzo bien enfocado recibe el reconocimiento que merece. La historia de Anónimas Viticultoras comenzó en el 2016 en el corazón de O Salnés. La enóloga Cristina Yagüe y la bodeguera María Falcón unían sus talentos para fundar una iniciativa que se levanta sobre dos premisas: otorgar visibilidad a la figura de la mujer, fundamental pero desapercibida para el gran público en el ámbito de la vitivinicultura, y extraer todo su potencial a las muchas y potentes variedades de uva que crecen en Galicia. El lunes, la Barcelona Wine Week, tal vez el más prestigioso de los salones del vino que se celebran en la Península, les otorgó el premio Isabel Mijares en la categoría de mejor nuevo proyecto.
Nacida en 1942 en Mérida y fallecida el año pasado, Isabel Mijares tuvo que pelear para levantar cabeza en un mundo absolutamente masculinizado. Fue la primera mujer enóloga, la primera que dirigió una bodega y la primera que se hizo con las riendas de una denominación de origen, la de Valdepeñas, en España. Merecimientos sobrados para que la organización del certamen instituyese en su honor unos galardones ideados para premiar el trabajo de la mujer en las distintas facetas de la vitivinicultura. «Que en esta primera edición hayan pensado en nosotras y nos lo hayan votado es un orgullo y un impulso para seguir haciendo crecer nuestro proyecto», indica Cristina Yagüe, recién finalizada la Barcelona Wine Week.
Anónimas valora especialmente el hecho de que se ponga el foco en la figura de la mujer en todo cuanto rodea al mundo del vino. «Es algo necesario porque nos da a las mujeres la visibilidad necesaria para que nuestro trabajo sea puesto en valor». En su caso, el premio suscita una doble alegría, por el hecho de sintonizar con una de las señas de identidad del proyecto, «y por reconocer la labor de tantas mujeres que han permanecido anónimas. En general, pero muy en particular en el universo del vino».
Algo en apariencia tan prosaico como el descorche de una botella constituye el paso final de una larga cadena que se inicia en la viña. «Detrás de cada copa de vino hay un enorme esfuerzo. Desde la vid al vestido de la botella, a la publicidad, a lograr hacerse un nombre y un hueco en el mercado. Y en ocasiones es importante reconocer que este pequeño milagro requiere muchísimo trabajo», argumenta Cristina.
Que la suya haya resultado la propuesta ganadora en su categoría —el listado en todos los niveles a concurso recogía a 48 aspirantes— no hace que María y Cristina se olviden de sus compañeras. «Nos acordamos mucho de otros proyectos que son manejados y dirigidos por mujeres con un enorme talento, en Galicia y fuera de Galicia». Ambas quieren destacar, por ejemplo, a Bárbara Palacios (Bodegas Barbarot): «Nos hubiese encantado que el galardón fuese compartido». Y, por supuesto, tampoco de su gente, de la que conocen piel con piel y de la que las conocen a ellas a través de sus vinos: «Es reconfortante sentirte tan respaldada». Anónimas comenzó sacando al mercado 700 botellas. La última cosecha suma 33.000. Aliento para seguir.