La baja cosecha empuja a las naranjas a seguir la senda de los huevos en EE.UU.

M. Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

Algunas marcas de zumo empiezan a acusar el efecto de la escasez de fruta

19 mar 2025 . Actualizado a las 09:53 h.

Tropicana. La marca de zumo salta a la vista en los lineales de populares supermercados estadounidenses como Walmart o Cotsco. Pero pronto podría dejar de hacerlo. Porque la compañía fundada en 1947 por un inmigrante siciliano que inventó una forma de congelar el jugo de naranja concentrado —ahora propiedad de Tropicana Brands Group— no pasa su mejor momento. La culpa, además de los cambios en los hábitos de consumo, la tienen huracanes como Milton, que el año pasado afectó de lleno al sector de la naranja de Florida, el mayor productor del país. Y también plagas como el greening, una bacteria que transmite un insecto llamado Trioza erytreae, que desde que fue detectado en el 2005 está mermando las cosechas de este cítrico en ese mismo estado, pero también en Brasil, el mayor exportador mundial de jugo de naranja concentrado.

De hecho uno de los principales proveedores de fruta de la compañía de zumos, Alico, dejó de cultivar cítricos en Florida porque, como recogió CNN, «no es económicamente viable» dado que los huracanes y las plagas han reducido la producción en un 73 % en solo una década.

Pero el verdadero temor de los consumidores no es que Tropicana pueda desaparecer de los lineales, es que el encarecimiento de las naranjas acabe exprimiendo sus carteras al mismo ritmo con el que lo están haciendo los huevos. Y las amenazas arancelarias de Donald Trump no ayudan a calmar esa inquietud, porque podrían encarecer todavía más los alimentos importados.

De momento, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales, el precio medio de una botella de once onzas (en torno a 0,325 litros) de zumo costaba en enero 4,5 dólares, frente a los 2,3 que valía en enero del 2020. Bien es verdad que la cotización del jugo de naranja congelado había alcanzado en septiembre un récord histórico en el mercado de futuros Intercontinental Exchange de Nueva York, al superar los cinco dólares la libra (unos 454 gramos). Ayer estaba ya en 2,43 dólares.

Aunque ese dato podría invitar a la calma, no logra hacerlo porque el pronóstico de cosecha de naranjas en Florida del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) para la campaña 2024-2025 no es muy alentador. Habla de 12 millones de cajas. «Esto representará un 33 % menos que la producción final de la temporada pasada», dice en un documento publicado el mes pasado. Donde parece que no mermará tanto es en California, solo un 1 %. Lo que ocurre es que allí no hay tantos naranjos como en la costa este.

Pero el problema no es único de Estados Unidos. En Brasil el greening parece que también está pegando duro a los productores de naranja. En torno a un 44 % de los árboles están afectados. Esto, sumado a la sequía, hizo que los productores tuvieran que recurrir el año pasado a sus reservas, que han quedado bajo mínimos.

No resulta extraño que, con esta ensalada de ingredientes, los consumidores estadounidenses estén preocupados por cómo la inflación va a acabar condicionándoles su desayuno.