
COAG denuncia que la producción de Israel y Egipto está inundando el mercado español justo cuando empieza a llegar la cosecha de Andalucía y Murcia; en Galicia, solo en la provincia de Pontevedra se puede encontrar el tubérculo «de cedo», que este año no abunda y se cosecha a 2,5 euros
27 abr 2025 . Actualizado a las 11:22 h.A principios de esta semana, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) denunció que, mientras en algunas regiones de España se estaban empezando a recoger las primeras patatas de la nueva cosecha, las grandes cadenas de distribución estaban inundando los lineales con tubérculos llegados desde Egipto e Israel. Y es cierto que esta es la época en la que muchos consumidores buscan en los mercados la nueva producción, toda vez que la vieja se ha consumido ya. Pero incluso en Galicia, una de las regiones donde este cultivo destaca, no es sencillo encontrar patata de origen gallego en estos momentos. Solo en la provincia de Pontevedra, donde los agricultores plantan antes, hay ya patata nueva en los mercados locales. La cosecha de este año es escasa, advierten algunos productores, y su precio ronda los 2,5 euros por kilo.
«Fai un mes que non temos Pataca de Galicia», reconoce José Manuel Gómez, presidente de la IXP que ampara el origen y certifica la calidad del tubérculo que se vende bajo esta marca. Como es habitual en estas fechas, la cosecha se ha agotado y en los mercados empiezan a convivir lo poco que queda en algunos almacenes de patata gallega con otra que llega de fuera. Lo confirma una visita a un supermercado. De las seis bolsas de patatas diferentes que hay a la venta, cuatro vienen de Francia y solo una es gallega. La única de patata nueva que hay tiene su origen en Israel.
«Es una estrategia calculada para retrasar la compra del producto nacional, saturar el mercado y forzar a la baja los precios en origen», lamenta Alberto Duque, responsable de patata en COAG. El resultado es que «el consumidor se ve obligado a hacer la típica tortilla de patata con materia prima de Oriente Medio, mientras la producción autóctona de calidad está en las sacas», denuncia esta organización agraria.
Buena parte de la patata que abastecerá ahora los mercados nacionales tiene su origen en Sevilla, Málaga y Campo de Cartagena, donde confirman que «la oferta ya es suficiente para abastecer de forma estable la demanda de las principales cadenas de distribución», añaden en la coordinadora. No entienden que se arrincone a la producción nacional frente a importaciones de terceros países. «A todo ello se une la presencia generalizada de patatas de conservación de Francia, que llevan recogidas desde noviembre y ya han perdido gran parte de sus cualidades organolépticas tras su almacenamiento en cámaras frigoríficas», lamentan desde esta organización.
Ante esta situación, COAG reclama a los consumidores «que se fijen en el etiquetado y exijan a los supermercados patata nueva de aquí. Es garantía de frescura, seguridad alimentaria y desarrollo económico y social de nuestros pueblos», añade Vicente Carrión, presidente de la organización en Campo de Cartagena.
La nueva cosecha gallega
¿Y qué pasa en Galicia? Pues que este es un momento en el que encontrar patata amparada por la IXP es prácticamente imposible. «Inda non empezamos a plantar a nova e este ano tardaremos algo mais polas choivas, porque na Limia e A Mariña está todo anegado», cuenta Gómez. Reconoce que, tal y como denuncia la organización agraria, «hai pataca entrando de fóra porque en Cartagena tamén tiveron problemas coas choivas e a temperá non se puido quitar», añade. La patata de la IXP gallega volverá a los mercados a partir del mes de septiembre, si las condiciones meteorológicas lo permiten. «Empezaremos a colleitar na zona da Mariña, seguiremos por Lugo, O Salnés e Coristanco, a última será a da Limia», cuenta.
Encontrar patata nueva con origen en Galicia no es, así, tarea sencilla. «Hai algo pola zona das Rías Baixas, pero co tempo que tivemos este ano ven máis tarde», explica el presidente de la IXP. Y así lo corroboran los productores. «O ano pasado a primeiros de abril xa tiñamos pataca nova, pero este ano choveu tanto en xaneiro que estamos recollendo agora as primeiras», cuenta Teresa Rey, agricultora y vendedora en la plaza de abastos de Vilagarcía. «A nosotros este año nos está costando mucho encontrarla, porque hay muy poca», añaden en la frutería de Cambados A Horta de Berto. Su precio: 2,5 euros el kilo.
En otras zonas de Galicia la patata nueva local aún no ha llegado. «A nosa aínda non está para recoller. Aquí se plantou máis tarde, pero a colleita vai ben», cuenta David Graña, de Electroneda, en Ferrol. Calcula que no será hasta el mes de mayo cuando llegue la primera cosecha. «Hasta xuño ou xullo non haberá algo de pataca de cedo, único a de invernadoiro», añade Jesús Manuel Quintela, otro productor de Coristanco. Así que aquellos que quieran disfrutar de la nueva cosecha de patata gallega tendrán que esperar un poco más.
Una cosecha similar a la del pasado año y con buenas perspectivas
El Comité de la patata de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas Vivas (FEPEX) se reunió esta misma semana para analizar cómo será la nueva campaña del tubérculo, que arranca ahora con la recogida en Andalucía y Murcia. Las previsiones hablan de una buena cosecha «con volúmenes similares a los del 2024», explican en en comunicado de prensa. Porque, aunque las lluvias afectaron a las principales zonas de cultivo, «no se espera una reducción de la producción», añaden.
Según esta organización, compuesta por responsables de la producción y comercialización de las principales zonas de cultivo, en Castilla y León se registró un retroceso en las siembras por culpa de las condiciones meteorológicas, mientras que en Andalucía las lluvias ocasionaron un descenso en el rendimiento, que se compensa con el aumento de la superficie cultivada. Es por ello que se espera una cosecha similar a la del pasado año. La recogida ya ha comenzado en Murcia y continuará por Andalucía, esperando que la recolección se generalice a partir de la segunda semana de mayo.
La entidad mostró también su preocupación por el descenso de consumo en fresco. Según las estadísticas del Ministerio de Agricultura, durante el 2024 se consumieron 44.288 toneladas de patata procesada y 38.014 toneladas de congelada, lo que supone un 4 % y un 13 % más, respectivamente, que el ejercicio anterior. Por el contrario, en el 2024 se consumieron 554.446 toneladas de patatas frescas, lo que supone un descenso interanual del 3 %, y del 11 % respecto a la media de los últimos cinco años.