Pé Redondo, el enoturismo sale de la bodega y se disfruta a pie del viñedo

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

MONICA IRAGO

Martín Códax convierte una finca de investigación en un nuevo atractivo enoturístico

24 sep 2025 . Actualizado a las 10:05 h.

Las diez personas que alrededor del mediodía recogen uvas en la finca experimental de Pé Redondo, en el municipio de Meis, no tienen ninguna experiencia en la materia. Es más, han pagado por estar allí. Por ponerse unos guantes, coger unas tijeras y cortar un par de racimos. De eso va la nueva experiencia enoturística de Martín Códax Viticultores: de pisar el viñedo, aprender cómo se cultiva, probar las uvas y, de paso, cortar algunas. La visita a la finca de Pé Redondo, considerada una de las primeras plantaciones experimentales de albariño de la historia, tiene múltiples atractivos. Aquí no ha depósitos de acero inoxidable ni barricas, hay parras y espalderas, y el ruido de las máquinas se sustituye por el bucólico canto de los pájaros.

Tranquilidad absoluta es lo primero que se respira cuando uno llega a Pé Redondo, la finca que ahora se ha abierto al público como parte del proyecto enoturístico de Martín Códax Viticultores. Está lejos del mundanal ruido y entre el silencio casi absoluto que impera y las espectaculares vistas sobre un viñedo de más de seis hectáreas rodeado de bosques que se pueden contemplar, uno solo puede pensar en lo mucho que se podría disfrutar en una de las hamacas que hay en el recinto con un buen libro. Pero esto no va de literatura, va de vino. Más bien, de viticultura. De saber cómo se cultiva el viñedo y cuál es la mejor forma de hacerlo. De en qué consiste el trabajo que hacen, campaña tras campaña, los viticultores gallegos.

«Esta viña nació en el año 2002 porque cuando nos preguntamos qué sistema de conducción es mejor o cuál produce más, nadie sabía respondernos», explican desde la bodega. De sistemas de conducción, de superficie foliar o de patrones van las primeras explicaciones que, de una forma amena, ofrece el sumiller dela bodega, Javier Paadín. Con paciencia explica que el sistema de conducción es el método que se utiliza para cultivar el viñedo y detalla todos los que se han probado en esta finca y las ventajas y desventajas de cada uno, desde los diferentes tipos es espaldera a las parras típicas de Galicia. «En el resto de España, la parra se utiliza para las uvas de mesa, pero no para las de vino. Aquí lo necesitamos por la humedad que hay, para alejar las uvas del suelo», asegura.

Anima a los presentes, una y otra vez, a que prueben las uvas que se cultivan en estos diferentes sistemas. «Estas están más verdes, porque no maduran tan bien y son más ácidas. Estas otras, en cambio, están en su punto», les asegura. Y les habla del suelo, de que hay que controlar el exceso de vigor del viñedo por lo fértil que es la tierra; de la humedad, y de los problemas que los hongos causan a los viticultores; y de las horas de sol, que en Galicia no son todas las que deberían y por eso es tan importante que el viñedo tenga una buena cantidad de hojas.

Lo curioso es que nadie se aburre. Todos pregunta, prueban y asisten atentos a las explicaciones. Llega el momento de enfundarse los guantes y coger las tijeras. «Un profesional tiene que cortar tres racimos de cada vez para que su trabajo sea rentable», les explican en la bodega. Tarea complicada para los que se estrenan bajo las parras.

Tras el trabajo llega el momento del descanso, que tiene lugar en una coqueta caseta instalada en la parte más alta de la finca. Allí les espera, a cada uno, tres copas de diferentes vinos de la bodega y una serie de elaboraciones gastronómicas para acompañarlos. Paadín ofrece solo una pequeña explicación de qué es cada vino y unos consejos sobre con qué platos maridan mejor. Pero luego son los presentes los que tienen que decidir cómo lo degustan. Lo hacen en un ambiente relajado, en el que comentan parte de lo aprendido mientras siguen disfrutando del paisaje y de la tranquilidad que transmite. La visita ha terminado, pero nadie tiene ganas de marcharse.