Así crecen y se custodian José Luis y otras 16 variedades autóctonas de tomates
AGRICULTURA
El campo de ensayo del CFEA Pedro Murias de Ribadeo apura la cosecha. En picos máximos alcanza una producción de entre 80 y 100 kilos cada dos días
07 oct 2025 . Actualizado a las 14:10 h.En fresco, congelados, en conservas... Las alternativas son múltiples para degustar y saborear los tomates que se cultivan en uno de los campos de ensayo del Centro de Formación e Experimentación Agraria Pedro Murias de Ribadeo. Es una de las reservas que custodia 17 variedades de tomates tradicionales gallegos, un regalo para la vista y el olfato, principalmente en verano cuando la producción alcanza picos máximos de entre 80 y 100 kilos cada dos días, explica Manuel Valín, director del CFEA, dependiente de la Consellería do Medio Rural.
Con octubre recién estrenado las plantas siguen produciendo bajo invernadero en una especie de laboratorio de campo donde también hacen prácticas alumnos del centro y donde cuatro operarios se ocupan del cuidado de esta y de otras plantaciones en una finca de catorce hectáreas.
Avoa de Osedo, Amarante, Apementado, Convento, Corazón de Miño, José Luis, Negro de Santiago, Pili San Fiz, Taller de Lubre, Amadeo Monforte, Corazón de Monforte, De Corno, Monforte Grande, Monforte Pequeno, San Lázaro, Olimpia Ourense y Mariló. Son los nombres de las variedades. Están escritos junto a las plantas correspondientes. «Son variedades de tomates autóctonas», insiste la técnica María Couto Lage, que explica que el campo de ensayo se puso en marcha hace años e indica que las semillas proceden del Centro de Investigacións Agrarias (CIAM) de Mabegondo.
«De cada variedade gardamos a semente e renóvamola cada tres anos», explica Couto, ingeniera técnica agrícola que justifica la renovación cuando observan cambios de morfología u otros. La plantación está controlada. Se revisa y se anota lo que produce cada planta, en unidades, peso y tamaño, se calibran y también se hace un seguimiento de cómo puede afectar alguna que otra plaga a la plantación. Concluido el seguimiento, la memoria de la temporada se envía a la Axencia Galega da Calidade Alimentaria (Agacal).
María Couto asegura que otros años el pico de producción se alcanzó en julio o agosto y en este 2025, como el año pasado, también tienen pensado mantener las plantas en producción hasta finales de octubre o principios de noviembre.
Si en la guía divulgativa «Variedades autóctonas de tomates de Galicia», además de fichas descriptivas de cada variedad, ente otros muchos datos, se recoge que fueron «os agricultores os que co seu traballo foron seleccionando co paso do tempo o material vexetal, adaptándoo ás condicións agroecolóxicas locais para buscar a estabilidade na produción, resistencia a enfermidades, calidade...» también destacan «a importancia da conservación das variedades tradicionais non só como reserva xenética para o desenvolvemento de novas variedades comerciais, senon tamén porque as propias variedades tradicionais representan unha alternativa de cultivo importante fronte ás comerciais, polas súas características de adaptación ao medio, a resistencia a enfermidades, a calidade organoléptica e a demanda polos consumidores».
En esta tarea de custodia participa también el CFEA Pedro Murias, donde aprovechan el 100 % de la producción. Una parte importante se destina a la cocina-comedor del centro —con dos ciclos medios en marcha y donde este año reabrió la residencia estudiantil— y el resto se dona al banco de alimentos de A Mariña y al de Ribadeo.
