
Los dueños de terreno tienen una vía para aumentar sus ingresos por las emisiones que almacenan sus árboles: un experto del campus de Lugo calcula que de 20 a 30 euros por tonelada
22 feb 2024 . Actualizado a las 18:25 h.No solo con la venta de madera o con actividades complementarias —venta de castañas o de setas, por ejemplo— puede obtener ingresos el dueño de un monte. La introducción de criterios relacionados con el cuidado del medio ambiente en la legislación hace que un propietario forestal pueda cobrar por la protección de la biodiversidad que realizan sus árboles al retener carbono.
Según el método elegido por el dueño, se puede cobrar por nuevas plantaciones, recibiendo ya un anticipo al principio, o por especies ya plantadas. En ambos casos se fija un plazo para calcular lo que los árboles crecerán durante años y cuánto carbono retendrán.
rEgulación en España
Una norma del Gobierno establece los criterios. Una norma de hace años, conocida como Real Decreto 163/2014, regula las condiciones por las que el propietario de un terreno puede llegar a cobrar derechos de carbono por nuevas plantaciones. Si decide reforestar un espacio que es matorral o plantar árboles en una zona que ardió en un incendio, tiene esa posibilidad.
cálculo
Estudio del carbono que se almacena en los árboles. Para tasar el beneficio, se calcula el carbono que pueden retener los árboles. César Pérez Cruzado, investigador de la Escola Politécnica Superior del campus de Lugo (USC), aporta dos ideas básicas. La primera es que a mayor crecimiento de los árboles, más retención de carbono. La segunda es que no por ello debe pensarse automáticamente en especies de crecimiento rápido, ya que esos árboles no tienen por qué ser los que más carbono retienen en los productos que se elaboran con su material.
Un eucalipto, por ejemplo, crece con más rapidez que otros árboles. No obstante, los productos que se obtienen de su aprovechamiento —servilletas, pañuelos, cuadernos, etcétera— tienen menos vida útil y, por tanto, menos permanencia que otros —un armario o un tablero, por ejemplo—.
BENEFICIO
Ingresos por nuevas plantaciones o por árboles ya plantados. Hay dos sistemas con los que un propietario forestal puede conseguir esos beneficios. El sistema Lulucf vale para dueños de un terreno que se quiere reforestar o en el que se va a plantar tras un incendio. El sistema IFM es válido para propietarios de un monte en el que hay ya árboles plantados y en el que va a primar la gestión de la retención de carbono frente a la explotación de madera. En ambos casos el propietario debe anotarse en un registro que depende del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco).
evaluación
Estimación de veinte o treinta euros por tonelada. Se establece un período de treinta años, en el que el dueño no podrá cortar madera. También se calcula la cantidad total de dióxido de carbono (CO2) que se puede almacenar en ese tiempo, aunque César Pérez Cruzado subraya que no hay un precio oficial fijo. Lo que se suele pagar es de veinte a treinta euros por tonelada.
INGRESOS
Posibilidad de un anticipo. El propietario que desea reforestar o plantar en un terreno arrasado por un incendio puede cobrar al principio un anticipo del 20 % del beneficio total calculado para treinta años. Ese aspecto tiene una parte beneficiosa para él, ya que la plantación obliga a realizar una serie de gastos (limpieza y desbroce o compra de plantas, por ejemplo).
Ni el anticipo del 20 % ni la cantidad total son abonados por el Estado sino por empresas, que firman un acuerdos con particulares. Las firmas acuden a ese sistema, que es voluntario, lo que les permite incluir esa actividad dentro de la responsabilidad social corporativa o compensar las emisiones que genera en su actividad diaria. Por otro lado, el plazo de treinta años puede ampliarse, ya al principio o al final de la adhesión al sistema, si el dueño lo considera conveniente.
gestión
Ingresos a cambio de un modelo de trabajo. Los dueños de monte que se adhieren al sistema IFM no necesitan plantar árboles, sino que sus ingresos se vincularán con los ya plantados. También se comprometen a esperar un tiempo antes de cortar —los treinta años que se citan habitualmente pueden ampliarse— y a respetar una serie de conductas en el cuidado del monte: por ejemplo, a que los clareos en los árboles se hagan de una determinada forma o a que los restos de las cortas queden en el monte.
En este sistema, en cambio, el dueño no recibe al principio un anticipo del 20 % de la estimación del carbono que se puede almacenar. Por otra parte, que se pueda ampliar el plazo de treinta años recogido en el contrato tiene mucho que ver con el crecimiento de unas especies frente a otras: en ese tiempo se pueden hacer dos cortas de eucalipto o una de pino, mientras que el crecimiento de un castaño o de un carballo es mucho menor.
demanda
Unas especies interesan más que otras. Parece constatarse, como precisa César Pérez Cruzado, que unos árboles interesan a las empresas más que otros, aunque ese detalle no suponga mayores ingresos para el propietario. Lo que sí afirma abiertamente el investigador del Campus Terra es que este modelo abre la puerta a una gestión más activa del monte. De una gestión más activa, recalca Pérez Cruzado, pueden lograrse más beneficios, pero también una más eficaz prevención contra incendios.
expectativas
Interés de propietarios. Ni el sistema Lulucf ni el IFM son modelos recientes, puesto que, como explica el investigador del campus lucense, su creación fue consecuencia del Protocolo de Kioto. Dicho acuerdo, que se comprometía a una reducción de los gases de efecto invernadero, se aprobó a finales de los años noventa.
Lo que sí resulta evidente es que el nivel de difusión de esos dos métodos aún está lejos de lo que sería deseable: Pérez Cruzado asegura que cuando se organiza alguna charla sobre este asunto, acude un buen número de personas, lo que significa que en los propietarios de monte hay interés y falta conocimiento de las normas.
Además destaca que Galicia, como el resto de la cornisa cantábrica, es una zona en la que este tipo de ingresos pueden aumentar teniendo en cuenta la abundancia de terreno forestal.