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Los avisos por la presencia de nidos de velutina se redujeron un tercio este año

maría santalla REDACCIÓN / LA VOZ

GANADERÍA

El técnico Miguel Rodríguez aplica el insecticida valiéndose de una pértiga para alcanzar los aproximadamente siete metros de altura a los que se encuentra el nido
El técnico Miguel Rodríguez aplica el insecticida valiéndose de una pértiga para alcanzar los aproximadamente siete metros de altura a los que se encuentra el nido VÍTOR MEJUTO

Los servicios de retirada lo explican por el mal tiempo y los trampeos

25 ago 2021 . Actualizado a las 14:14 h.

Miércoles. Primera hora de la mañana. Miguel Rodríguez se dispone a salir del polígono del Tambre, en Santiago, para iniciar una jornada de trabajo como técnico de uno de los equipos de intervención del plan de control de la velutina del que se encarga la empresa pública Seaga. Por delante, entre ocho y doce operativos, según la distancia a la que se encuentren los nidos y la dificultad de su retirada. La primera parada es en O Pino, adonde lo acompañan Ignacio Ligero y Roberto Delgado, coordinadores del servicio central de Seaga en Compostela. Allí pretenden retirar un nido que las velutinas han formado a unos siete metros de altura entre las ramas un castaño en el exterior de una empresa de carpintería.

Hace varios días que han recibido el aviso. «Tenemos un plazo de cinco días para retirarlos, salvo si están muy altos o en lugares muy complicados, que avisamos a Emergencias», explica Delgado. Este año, segundo en el que la empresa pública asume el servicio centralizado autonómico de retirada de nidos de velutina, se están registrando menos avisos que durante el primero, «un descenso de un tercio», calculan los coordinadores. Muchos apicultores concuerdan con esta idea de que este verano hay una menor presencia de avispa asiática en algunas zonas de Galicia. Puede deberse, dicen, a las heladas de los primeros meses del año, a que la primavera y el verano no han sido muy cálidos, y también al efecto de los trampeos primaverales, que impiden la formación de miles de nidos. Eso sí, hay que seguir trabajando, dicen, porque esto no significa, ni mucho menos, que la velutina vaya a desaparecer.

Restos del avispero y larvas de velutina una vez concluida la intervención realizada en O Pino
Restos del avispero y larvas de velutina una vez concluida la intervención realizada en O Pino VÍTOR MEJUTO

Mientras Miguel Rodríguez y sus acompañantes visten los trajes de protección, sobre sus cabezas unas cuantas avispas revolotean alrededor del nido. «Son las que se encargan de la vigilancia», apunta Roberto Delgado. En esta ocasión han elegido un castaño para formar su nido, pero estos pueden encontrarse en cualquier lugar, «desde el suelo, hasta en silveiras o en eucaliptos, según donde tengan el nido primario». Eso sí, apunta Ignacio Ligero, «las coníferas no les gustan». El hecho de que puedan instalarse en cualquier parte obliga a tener un especial cuidado a la hora de desbrozar o realizar otras labores en el campo que puedan molestarlas, explican los expertos. Por eso, cuando sea posible, recomiendan adelantar los desbroces y, en cualquier caso, «llevar un bote de insecticida por si aparece un nido».

«A ellas no les interesa picar»

Las velutinas que guardan este avispero de O Pino siguen haciendo su trabajo ajenas a la conversación que se desarrolla a solo unos metros. «Si no las atacas, ellas no hacen nada, a una distancia de tres a cinco metros no pasa nada, a ellas no les interesa picar». De hecho, apuntan, en la carpintería realizaron obras y convivieron con el nido varios meses antes de descubrirlo y no hubo ningún problema.

Otra cosa es cuando las avispas asiáticas perciben que su nido está en peligro. Por eso usar un traje adecuado es imprescindible para la retirada de nidos. El equipo es grueso para que el aguijón de las avispas no pueda traspasarlo, y una sola cremallera lo cierra desde los pies a la cabeza. Unos guantes adecuados completan el uniforme. En cuanto se comienza a respirar dentro, la visibilidad se complica un poco y cuesta seguir los movimientos de Miguel Rodríguez, preparado ya para intervenir.

El técnico, que vestido con un traje de protección diferente puede ver sin dificultad, comienza a subir la pértiga armada con un bote de insecticida —«es un insecticida de uso común», apuntan sus compañeros—. Una vez colocada en la boca del nido, acciona la pértiga para activar el insecticida. Debajo del árbol no se percibe, pero Delgado explica que, cuando se ataca el nido, las avispas «primero realizan un desplazamiento horizontal».

Desde el suelo no se ve reacción alguna en el enjambre. Miguel sigue aplicando insecticida. Luego baja la pértiga y le coloca una especie de raspa. Va a rascar el nido y este acabará cayendo en trozos. Entre sus restos se ven algunas avispas y, sobre todo, larvas y «pupas», larvas a punto de convertirse en avispas. Solo queda recoger los restos y el trabajo habrá concluido. Eso sí, antes de sacarse el traje, una comprobación de seguridad para asegurarse de que no hay ningún insecto que pueda picar.

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Las avispas que quedan vivas, si es que alguna estaba fuera buscando alimento, «no son viables. O quedan ahí o hacen un nido que llamamos zanganero, pero esos nidos no van a producir nada». Miguel toma nota de la intervención en la aplicación con GPS que lleva en su móvil, a través de la que se gestionan los avisos. Por su parte, la persona que ha dado la alarma recibirá en su teléfono un mensaje informándole de que el trabajo ha concluido y el nido ha sido retirado con éxito. Cumplida la misión, Rodríguez se encamina hacia la segunda del día, que lo conduce de nuevo a Santiago.

Más de 9.800 alertas y 5.300 nidos retirados desde enero hasta el 11 de agosto

Desde que comenzó el año hasta el día 11 de este mes el operativo de la empresa Seaga retiró más de 5.300 nidos de avispa asiática en los 300 concellos adheridos al programa de vigilancia y control que puso en marcha la Xunta en colaboración con la Federación Galega de Municipios e Provincias. Pontevedra es la provincia en la que más nidos se desactivaron, 2.600, seguida de A Coruña, con 1.900, y Lugo y Ourense, con 450 y 361, respectivamente.

Esas 5.300 actuaciones fueron el resultado de la gestión de más de 9.800 avisos atendidos desde principios de año en el 012 —el número de teléfono específico para las comunicaciones relacionadas con este insecto— o en el 112. Siete de cada diez llegaron de una de las dos provincias atlánticas. La diferencia entre el número de avisos recibidos y el de nidos neutralizados (5.300) obedece a que más de 1.800 de las colonias de las que se avisó estaban inactivas; en otras 1.400 no procedía actuar porque se trataba de otras especies o porque se habían visto avispas pero no se visualizaba el nido; en más de 400 casos eran avisos duplicados; y más de medio millar precisaron actuaciones posteriores bien por estar en lugares inaccesibles, en propiedades privadas en las que se necesitaba permiso del propietario, o donde se necesitaban tareas complementarias.

Comunicación por mensaje

Igual que se hacía el año pasado, en este segundo ejercicio de funcionamiento del programa se está contactando por mensaje telefónico con las personas que comunican el aviso para informarles de su resolución. Además, como novedad, en este servicio de comunicación de avisos por SMS se integra una nueva aplicación, Controlvelutina, a través de la cual el personal de Seaga gestiona las alertas introduciendo los datos de geolocalización del nido, las observaciones y el resultado final.

Este servicio centralizado de retirada de nidos de velutina, que coordina la Consellería de Presidencia, se puso en marcha el año pasado y permitió retirar 16.700 nidos en 285 concellos en ese primer ejercicio, que coincidió, además, con el inicio de la pandemia. Este año, el Gobierno gallego decidió renovar el encargo a Seaga para la neutralización y la retirada de nidos, y otros quince concellos se han sumado a este plan, de manera que 300 de los 313 municipios de Galicia están incorporados ya a este programa.