«El microclima mediterráneo de A Lastra da un sabor especial a la miel»

María Cobas Vázquez
maría cobas O BARCO / LA VOZ

GANADERÍA

Antonia Franco y Jens Kleinwächter son apicultores en A Lastra
Antonia Franco y Jens Kleinwächter son apicultores en A Lastra CEDIDA

Antonia Franco y Jens Kleinwächter dejaron Alemania en el 2015 para instalarse en la comarca de Valdeorras

28 feb 2022 . Actualizado a las 11:46 h.

Antonia Franco y Jens Kleinwächter son los alemanes de A Lastra. Así les conocen en Rubiá, el concello valdeorrés en el que decidieron instalarse en el 2015. No era una tierra extraña, ya que las raíces de Antonia están en el oriente ourensano, aunque ella ya nació en el país germano. Allí pasó toda su vida, salvo los cinco años que estuvo residiendo en Rusia. Pasados los 40, ambos decidieron dar un vuelco a su vida e instalarse en el rural. «Mis padres ya estaban aquí y nosotros queríamos cambiar el ritmo», cuenta ella. Además coincidió en el tiempo en el que su tío decidió que dejaba la apicultura, así que ellos tomaron el relevo, convirtiéndose en la quinta generación de apicultores.

Pese a que la tradición familiar se remonta a 1896, Antonia y Jens no tenían ni idea sobre el mundo de las abejas. A base de formarse y de aplicar en numerosas ocasiones el binomio «prueba-error» fueron aprendiendo y renovando las 150 colmenas con las que empezaron para llegar a las 300 que tienen actualmente. Tienen siete colmenares repartidos por el parque natural  Serra da Enciña da Lastra. Con la producción siguen sacando al mercado la miel O Marquesado, la marca que ya utilizaba su tatarabuelo

También han lanzado al mercado La Magnífica, su marca gourmet, que venden fundamentalmente en Madrid y Barcelona. Y con Manufactura del Gusto realizan envases especiales. Uno de sus últimos encargos consistrió en 2.000 tarritos de miel adquiridos por una empresa alemana de organización de bodas. Elaboran miel multifloral de montaña, el 80-85 % de flor de castaño y el resto es lavanda, espliego, romero, tomillo, orégano o anís. «El microclima mediterráneo del parque natural de A Lastra le da un sabor especial», resume Antonia. Pero no solo venden miel. De la producción de sus colmenas sacan también jalea real, polen y propóleo.

La pareja se encarga de todo el proceso. «Lo hacemos todo, desde el principio hasta que el producto llega al cliente», cuenta ella. Un cliente que a veces incluso entra por la puerta. Y precisamente por ese lado es por donde quieren hacer crecer su negocio. En febrero del 2020 pusieron en marcha su proyecto de apiturismo. «Hay grupos a los que les gusta venir a conocer el mundo de las abejas, les enseñamos la sala de extracción y les llevamos a los colmenares, para que puedan ser apicultores por un día», señala. Arrancaron en un mal momento, porque un mes después estalló la pandemia y con el confinamiento se paró todo, pero ya se está reactivando. «Hay demanda y tenemos que reinventarnos, porque este es un sector complicado», cuenta. Cree, en este sentido, que al parque no se le da la promoción que se merece, y que 20 años después de su declaración, no se ha trabajado para solventar carencias como la falta de restauración o alojamiento.

Con todo lo anterior en marcha, todavía siguen pensando en más líneas de negocio. Su nuevo proyecto —en colaboración con otra empresa— es la creación de una línea de cosmética con su miel como base.

«En el rural todo es más complicado y va más lento, pero somos muy optimistas porque vemos mucho potencial a esta zona», dice. Y va más allá: «Tenemos que decir con más orgullo que somos de Valdeorras. A veces los de aquí no le damos valor que le da a esto la gente que viene de fuera. Somos la puerta de Galicia, en una entrada con unas vistas espectaculares».

«Vivimos en esa España vaciada de la que tanto se habla y adonde los fondos no llegan»

Antonia y Jens decidieron cambiar de vida e instalarse en el rural, y no se arrepienten. Están convencidos de que Valdeorras «tiene mucho potencial y hay gente con mucha creatividad», pero falta apoyo de las administraciones. «Vivimos en esa España vaciada de la que tanto se habla y adonde los fondos no llegan. Creo que las administraciones deberían apoyar más a los que apostamos por el rural», dice. Y no habla solo de ayudas directas, sino de otras cuestiones que son necesarias, como unas buenas comunicaciones o internet de banda ancha que permita teletrabajar. «Nosotros hasta tuvimos que pedir un contenedor de vidrio para poder reciclar», relata. «El rural tiene potencial, pero hay que hacerlo más profesional», añade. Y en ese sentido avanza que están trabajando con gente de Valdeorras y Terras de Trives en la creación de una asociación de productores «que producimos y vivimos en el rural».

Quiénes son

DNI. Son el matrimonio formado por Antonia Franco, nacida en Alemania pero de raíces valdeorresas, y el alemán Jens Kleinwachter.

A qué se dedican. Antonia trabajaba en Márketing y era profesora de alemán. Jens llevaba más de 20 años empleado en banca cuando ambos decidieron dejarlo todo para venirse a Rubiá.

Dónde están. Tienen las colmenas repartidas por varios puntos del parque natural de A Lastra. La planta de envasado, la sala de catas y la tienda está en la aldea de O Porto, en Rubiá.