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«No solo producimos en ecológico, rebajamos la huella de carbono al sacrificar y comercializar la carne en un radio de 5 kilómetros»

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GANADERÍA

Óscar Cela

Hace 22 años Luis López cambió el modo de producción de su granja cárnica a ecológico, una explotación que ahora maneja su hijo. Ambos explican por qué continúan dos décadas después con esta práctica que promueve la nueva política agraria común (PAC)

01 feb 2024 . Actualizado a las 16:51 h.

Hace 22 años José Luis López decidió ir a contracorriente convirtiendo su granja, Casa do Alcalde, al modelo de producción ecológica avalado por el Consello Regulador de Agricultura Ecolóxica de Galicia (Craega). «Prácticamente no había ganaderos que producían en ecológico. Éramos contados», recuerda. De hecho, según las estadísticas del Ministerio de Agricultura, en el 2002 eran 17.751 los operadores en ecológico en todo el país. Dos décadas más tarde el número había crecido hasta los 60.621, con un total de 9.247 ganaderías en ecológico, un 20% más que el año anterior.

Aquel giro de timón que dio a su explotación ganadera del concello lucense de Outeiro de Rei acabó convirtiéndose décadas más tarde en la corriente productiva que promueve la nueva política agraria común (PAC) cuando habla de modelos de producción ganadera sostenibles con el medio ambiente. Sobre todo porque no se utilizan fertilizantes ni abonos químicos. Tanto José Luis, ahora jubilado, como su hijo Luis, que ha cogido el testigo de la explotación, explican por qué se cambiaron a ecológico y por qué continúan haciendo algo en lo que creen. Pero es que además, como explica Luis hijo, «no solo producimos en ecológico, también tratamos de reducir la huella de carbono cerrando el ciclo de producción en un radio de 5 kilómetros». Desde la explotación en la que conviven vacas de raza rubia gallega, vienesas, algunas cachenas y un rebaño de ovella galega, los animales son llevados a un matadero de Rábade con certificación para sacrificar en ecológico y de ahí a la carnicería La Tomea, también certificada en ecológico en Rábade. «Los corderos van todos del matadero a un restaurante del poligono de O Ceao, en Lugo. También en el entorno en el que son sacrificados», apunta Luis hijo.

Cuando su padre comenzó en esto, muchos pensaban que era un loco. Pero él aprovechó que ya no daba piensos compuestos a sus animales, ni tampoco echaba fertilizantes en sus praderas, para solicitar la certificación. «Entonces había unas ayudas para certificarte en ecológico y me animé», recuerda Luis padre. Tanto que, poco a poco, fue incorporando razas a la explotación. Además de rubias gallegas, cogió razas autóctonas como la vienesa o la cachena, «aunque estas últimas las tenemos más bien como mascotas», comenta. Todas pastan en 25 hectáreas de terreno, un espacio que tienen parcelado para que vayan mudando de ubicación.

Además de los beneficios que la producción ecológica aporta al medio ambiente, Luis hijo explica que la diferencia en el sabor de la carne y los beneficios que aporta a los consumidores son elevados «porque no usamos química en la alimentación de los animales». Las vacas pastan todos los días e incluso en épocas de invierno como ahora en las que precisan un complemento en la alimentación se les da silo natural y hierba seca: «Es necesario tener base territorial», dice.

El bienestar de las vacas madre y de sus crías se nota en la longevidad de las nodrizas: «Nuestras vacas son muy longevas. Tenemos una que tiene 19 años. Eso compensa la menor productividad de los becerros en comparación con los que se crían con método tradicional», explica, al tiempo que pone como ejemplo como un animal criado por métodos tradicionales puede pesar unos 250 kilos, mientras que uno de la misma edad criado en ecológico puede estar en 220.