Un jubilado ofrece una recompensa por los ocho corderos «terapéuticos» que le robaron

Monica Torres
mónica torres NIGRÁN / LA VOZ

GANADERÍA

cedida

Javier pide ayuda para recuperar los animales desaparecidos en Nigrán, que tenía por consejo médico

02 abr 2025 . Actualizado a las 13:25 h.

Javier, jubilado y residente en Vigo, ha visto cómo su terapéutico refugio en el campo se ha convertido en una fuente de angustia. Desde hace unos años le ha tocado enfrentarse a un «delicado momento de salud» y fue su propio médico el que le aconsejó ocupar parte de su tiempo para mantenerse activo en el campo, cuidando animales y haciendo labores al aire libre. Le hizo caso a la recomendación médica y con un amigo decidió cuidar un pequeño rebaño de ovejas en la finca que ambos comparten en el municipio de Nigrán. Desde hace cuatro años, este espacio no solo le ha permitido estar en contacto con la naturaleza, sino también sobrellevar sus achaques de salud. Sus ovejas y corderos son mucho más que animales, son una fuente de bienestar emocional y una razón más para levantarse cada día e ir atenderlos.

Su tranquilidad se vio truncada el pasado sábado cuando llegó a su finca, en el lugar de Touza, de la parroquia de Camos. Se topó con que faltaban los ocho corderos pequeños del rebaño. «No tienen más que tres meses y son hijos de otras del rebaño que tenemos», explica. Javier había estado en la finca hasta las ocho de la tarde del viernes y no notó nada extraño. El susto se lo llevó en cuanto llegó a la finca. Las ovejas adultas estaban más nerviosas de lo habitual y faltaban todos sus corderos. «Un vecino me dijo que sobre las 22.30 horas escuchó ruidos, pero no pensó que pudiera estar nadie en la finca haciendo algo así», explica. No busca culpables. Se conforma con recuperarlos, pues su contacto diario con los animales se ha convertido en una dinámica fundamental de su día a día. Por eso habla de desaparición y no de robo, aunque lógicamente no hay otra explicación y fue preciso mover al menos una furgoneta o un camión para que cupieran todos los animales. Además tuvieron que hacer ruido, tanto al despegarse de sus madres como al llegar al lugar al que los hayan trasladado. Por eso pide a quien haya podido ver algo que se ponga en contacto con él y, que si alguien los tiene, los devuelva. No es una pérdida económica lo que le mueve sino emocional.

«No es cuestión de dinero, es que quiero recuperarlos», enfatiza, visiblemente afectado. Aunque no quiere acusar a nadie, deja abierta la posibilidad de que alguien los haya llevado por necesidad. «Si alguien los tomó para alimentar a su familia, ya no digo nada. Pero si fue para malvenderlos, estoy dispuesto a pagar por ellos», comenta. Sin revelar cifras, sugiere que podría ofrecer una recompensa más ventajosa que cualquier venta clandestina.

Javier ha experimentado en carne propia los beneficios del contacto diario con los animales para la salud emocional y física. «No son corderos o mascotas. Son animales, pero casi parte de la familia y, en cualquier caso, parte del tratamiento que me aconsejó el médico así que son terapéuticos, », explica Javier con evidente angustia. Desde su desaparición no ha conseguido descansar y confía en que alguien lo llame para darle alguna pista sobre su paradero. La finca, situada junto a una carretera, habría facilitado la sustracción de los animales sin levantar sospechas. A pesar de todo, Javier se aferra a la posibilidad de que alguien haya visto algo y pueda aportar información clave para recuperarlos cuanto antes «porque, en algún sitio tuvieron que descargar».

En otra ocasión les entraron zorros que mataron a algunos animales, recuerda, pero nunca antes le había pasado nada así y no quiere dejarlo pasar. Aquí debieron usar un capacho con pienso para que los animales se acercaran y cogerlos. Al parecer, no es el único que ha sufrido una pérdida así este fin de semana. Vecinos Baiona comentaban ayer que a una mujer de Baredo también le desaparecieron seis corderos esa misma noche.