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¿Cuándo y por qué «arde» el mar de la Costa da Morte?

Patricia Blanco
patricia blanco CARBALLO / LA VOZ

SOMOS MAR

La fotógrafa Ana García captó el mar de ardora en la playa de Rebordelo, Cabana
La fotógrafa Ana García captó el mar de ardora en la playa de Rebordelo, Cabana ANA GARCIA

En las últimas jornadas pudo fotografiarse en playas de la comarca el llamado mar de ardora, hermoso fenómeno de bioluminiscencia

13 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Al fenómeno de bioluminiscencia conocido como mar de ardora hay asociadas leyendas, mitos y misterios. Esa magia que ya describió Julio Verne en Veinte mil leguas de viaje submarino llegó a ser el verano pasado todo un producto turístico en Carnota. Verlo, e incluso internarse en este mar incendiado, fosforescente, ha sido posible en los últimos días en la playa de Rebordelo (Cabana) o en la de A Ermida (Corme), convirtiendo así la Costa da Morte en meca y punto de mira de quienes valoran los fenómenos que, aún y pese a todo, puede ofrecer la naturaleza.

«Prodúcese cando hai unha acumulación ou concentración dun organismo mariño, a Noctiluca, capaz de emitir, pola noite, bioluminiscencia, unha reacción química parecida á dos vagalumes en terra. Polo día o que pode apreciarse é como unha mancha de cor, por esa acumulación, pero é pola noite cando se percibe ese impulso eléctrico, unha bioluminiscencia que non se sabe moi ben por que se produce, quizais para escorrentar depredadores», explica Jesús Ángel López Romalde desde el departamento de Microbiología y Parasitología de la Universidade de Santiago (USC). Vientos del sur o del este y calor son condiciones que favorecen este fenómeno, porque la Noctiluca se alimenta de microalgas y, cuando estas proliferan, el organismo también.

Agosto del 2020. Mar de ardora en la playa de Carnota
Agosto del 2020. Mar de ardora en la playa de Carnota Ana Garcia

Precisamente por esos factores, ver el mar de ardora es más frecuente entre finales de primavera y septiembre. No es, dice, algo reducido a Galicia («A Noctiluca é de distribución mundial»), aunque las características morfológicas del entorno, más protegido por ejemplo, pueden favorecer que se vea ese mar de ardora que, gracias a la pericia fotográfica de profesionales y aficionados, y a la divulgación en medios y redes sociales, ha llegado a más espectadores en los últimos años.

Agosto del 2020. Mar de ardora en la playa de Gures (Cee)
Agosto del 2020. Mar de ardora en la playa de Gures (Cee) Ana Garcia

Bañarse en lo que algunas publicaciones definen como «mar de estrellas» es incluso propuesto como experiencia en ciertos portales, y hay quien reconoce haberlo podido hacer: «En principio, non ten ningunha incidencia na saúde, máis alá de que xente con algunha alerxia poida ter algún tipo de reacción», apunta López Romalde sobre esta práctica.

Alexandre Nerium
Alexandre Nerium Ana Garcia

Alexandre Nerium, exmarinero, poeta y guía del Museo da Pesca de Fisterra, comenta que, al margen del asunto de la belleza, «extraordinaria», esto que ellos llaman «arder a auga» era clave para el oficio de la pesca. En tiempos en los que no había sonar ni sondas, al alcanzar un determinado punto en barco, se golpeaba la superficie del mar y la aparición de esta luz permitía detectar en el fondo bancos de peces. Clave para la sardina, por ejemplo, o para el xeito. Él, que guarda en su memoria la inmensidad brillando, incide en que ha de haber oscuridad: «Con lúa chea non arde a auga».

Una magia fugaz, en el sentido más amplio del vocablo

Las fotografías del mar de ardora presentan ante el ojo humano fenómenos que, además de difíciles de ver en el día a día, son fugaces. No solo porque sea en un momento del año determinado, en un punto concreto, en unas ciertas condiciones y sin previsión ni aviso, lo que todavía lo hace más especial, sino porque para el mariñeiro y poeta ceense Xosé Iglesias, el fenómeno de la bioluminiscencia otrora tan frecuente, la Noctiluca en sí misma, «agora está dando os seus últimos coletazos». Incide en que es su visión y en que el mar en el que el se internó hace 20 años (tiene 47) nada tiene que ver con el actual. Siendo un niño de apenas diez, en el navío de su tío, podía ver cómo la hélice dejaba un ronsel de hasta 200 metros de esta magia «e os arroaces pasando por debaixo do barco, un espectáculo».

Xosé Iglesias, mariñeiro, poeta e ilustrador
Xosé Iglesias, mariñeiro, poeta e ilustrador EDUARDO PÉREZ

De pequeño, recuerda «meter a man na auga no porto de Cee e brillar, ata se vían os mortos dos barcos». Aquella ardentía que dos decenios atrás, ya en su buque, veía con frecuencia, ya hace tiempo que no la ve, y por eso estas imágenes que tanto se popularizan a él le traen un aire de tristeza, «porque agora é algo moi puntual». Atribuye todo al cambio climático, a la acidificación de los océanos: «Ben que me gustaría que o mar de ardora iluminase toda Galicia, pero penso que este mar Atlántico está sentenciado, xa nin sequera o nordés é o vento predominante».