El faro de Corrubedo, un lugar emblemático a la espera de la ansiada puesta en valor

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Las obras para la conversión de los edificios en local hostelero siguen paradas, mientras avanza el deterioro
03 ene 2022 . Actualizado a las 12:27 h.Espacio de referencia turística en la comarca y emblema para los vecinos de Ribeira, la autorización del Estado para transformar el faro de Corrubedo en establecimiento hostelero abría una oportunidad para la puesta en valor de las cinco construcciones que conforman el complejo. El reconocimiento de la ruta de peregrinación A Orixe, que tiene su punto de partida en la parroquia y en el edificio de la torre lumínica uno de los iconos de su trazado, constituía el complemento perfecto para relanzar el conjunto. Sin embargo, el proyecto para convertir en restaurante el edificio principal y en alojamientos los restantes no ha seguido el camino esperado, y el deterioro continúa haciendo mella en los inmuebles.
Varias de las vallas instaladas por la empresa que inició los trabajos de limpieza de las construcciones están ahora tiradas. Las colocadas rodeando el edificio del faro fueron retiradas en verano a instancias del Concello porque empañaban la imagen de un entorno muy concurrido.
Hemos incumplido los plazos, no por nuestra culpa»
En la construcción situada frente a la linterna, destinada a convertirse en cafetería y heladería, las ventanas siguen tapiadas, mientras que en otras se han caído las puertas metálicas o han desaparecido, permitiendo el acceso de cualquiera.
El concesionario y promotor del proyecto hostelero, Anxo Rodríguez, subraya que debido a unas exigencias viarias que se excedían a sus competencias «hemos incumplido los plazos, no por nuestra culpa. Las Administraciones nos han causado una serie de perjuicios y hemos perdido la ayuda económica que nos había concedido el GALP».
Afirma, sin embargo, que de forma periódica acude al lugar para comprobar el estado en que se encuentran los edificios.
Carretera municipal
El principal contratiempo sufrido, manifiesta Anxo Rodríguez, es que la Administración le obligaba a construir una rotonda en la carretera de acceso para garantizar el giro de camiones pesados: «Yo soy concesionario de cinco edificios, no del vial».
Este problema parece estar resuelto, ahora que el Concello ha logrado la titularidad del acceso y que la Xunta se compromete a la construcción de la isleta.
Sin embargo, la continuidad del proyecto parece estar en el aire. Rodríguez precisa: «Seguimos a la espera del documento que nos exonera del requisito de la adecuación de la carretera», aunque recalca que «hay buena sintonía con la Administración de que nos van a ayudar».
Mientras continúa la incertidumbre sobre el futuro de las construcciones del faro, a las que parecen no faltarles pretendientes para hacer realidad su transformación en negocio hostelero, el tiempo deja su huella en este conjunto.