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La peripecia del rescate del Lusso en la ría de Corcubión

Aquiles Garea

SOMOS MAR

ALEJANDRO FERNÁNDEZ

El bergantín portugués fue ayudado por el Villena y, mientras estaba fondeado a la espera de pagar el remolque, un marinero auxilió a dos jóvenes que estuvieron a punto de ahogarse

11 feb 2022 . Actualizado a las 20:51 h.

En los últimos compases de la Primera Guerra Mundial, la escasez de buques mercantes era grande debido sobre todo a los hundimientos que realizaban los submarinos. Aprovechando esta falta de buques y a los grandes beneficios que reportaban a sus armadores los fletes, se reactivaron numerosas embarcaciones que en muchos casos se hallaban arrinconadas en las dársenas de los puertos o eran utilizadas en otros menesteres (gabarras, depósitos flotantes de carbón o simplemente esperaban su desguace)

Era este el caso del bergantín y goleta Lusso de 800 toneladas y bandera portuguesa, con más de 40 años de vida en sus cuadernas, y que se encontraba arrinconado en un dársena del puerto de Lisboa, seguramente esperando su desguace, pero debido a la falta de embarcaciones disponibles para el comercio marítimo, fue puesto de nuevo en servicio, y comenzó una nueva vida. Sin embargo, su casco no debía estar para muchas alegrías.

A principios del mes de mayo de 1917 se encontraba realizando viaje desde el puerto de Oporto al de Burdeos con carga de vino, en principio su navegación transcurría con normalidad, pero las condiciones meteorológicas fueron empeorando, hasta el punto que el día 8 se encontraba a unas 15 millas del Cabo Fisterra. Corría un fuerte temporal y se le había producido una vía de agua por la que entraba una ingente cantidad de agua y no la conseguían detener. La tripulación, comandada por su capitán, se preparaba ya para el abandono, cuando, a lo lejos, divisaron un vapor, al que pidieron auxilio por medio de banderas. Era el vapor español Villena, que al ver las señales de socorro acudió de inmediato en su ayuda consiguiendo, no sin dificultad, hacerle llegar un remolque que hicieron firme a bordo del bergantín. A continuación, pusieron rumbo al puerto de Corcubión, donde entraron el día 10, tras finalizar las maniobras de fondeo. El capitán del Villena, Rogelio Hernández Díaz, procedió a reclamar el capitán del Lusso, José de Senna de Oliveira, una indemnización de 100.000 peseta por el salvamento.

Sin embargo, el capitán portugués no estaba de acuerdo con la cantidad que se le reclamaba. En vista de ello, el día 14 de mayo, el capitán del Villena intentó comunicarse nuevamente con él para que constituyese depósito de las 100.000 pesetas. Para ello, en primer lugar intentó que el primero se personase en el despacho del notario de Corcubión, Jesús Fernández Abelenda, para hacer efectivo el dinero. Sin embargo, pese habérselo prometido de antemano, no acudió al acto, acudiendo en su lugar el vicecónsul de Portugal en Corcubión, Salvador Ramón Carrera, que manifestó que Senna de Oliveira había regresado a bordo de su buque, en vista de lo cual el notario y el capitán procedieron a dirigirse a bordo del Lusso. Cuando pusieron pie sobre su cubierta, la sorpresa fue mayúscula ya que los carabineros que prestaban servicio de vigilancia en él les manifestaron que no se encontraba a bordo, siéndoles confirmado por el primer oficial. Tras volver a tierra para intentar localizarlo, cosa que no fue posible, sobre las siete de la tarde desistieron del acto esperando que finalmente se pondría en contacto con ellos.

Como José Senna de Oliveira no hacía caso a los requerimientos, el capitán del Villena presentó demanda ante el juzgado, quedando embargado junto al cargamento de vino de Oporto que conducía a Burdeos. Para tratar de llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes, el día 21 de mayo llegó a Corcubión el armador del Luso, para que este pudiese continuar su viaje y entregar la carga en el puerto de destino.

En el mes de octubre aún no se había solucionado el litigio y el bergantín portugués permanecía fondeado en las inmediaciones del puerto y sus tripulantes eran testigos de la vida en la ría. Uno de ellos, el marinero Antonio Quintino Forte, natural de Cabo Verde, llegó a salvar de perecer ahogadas a dos jóvenes que realizaban una excursión por la ría.

Un grupo de jóvenes de Cee realizaban un recorrido en una embarcación por las inmediaciones de Corcubión. En un momento, la barca tomó cierta escora por la mala distribución del pasaje, aunque no llegó a volcar, dos de las ocupantes que iban a bordo se cayeron al mar. Se encontraba el bote cercano al fondeo del Luso, en cuya cubierta se encontraba presenciando el incidente el marinero salvador, que ante lo acaecido no dudó un momento y se arrojó al mar sin desprenderse de su ropa y calzado, para salvar a las dos accidentadas, que aunque aguantaron unos momentos en superficie, acabaron hundiéndose a causa del peso de sus ropas. El valiente socorrista se sumergió en las aguas y consiguió sacar a flote los cuerpos de las desafortunadas, que habían perdido el conocimiento, pero se encontraban con vida. Una vez subidas de nuevo al bote fueron llevadas junto a su rescatador al muelle, donde el gentío allí reunido y que había presenciado el rescate, colmó de felicitaciones y aplausos al héroe. Los vecinos de Cee y Corcubión solicitaron a las autoridades que se solicitase una recompensa al marino por su brillante actuación.

El Luso aún permanecía en la ría en el mes de diciembre, en el que el juez de Primera Instancia de Corcubión dictó providencia citando como implicados en la demanda que en su día había realizado el armador del vapor Villena, al cargador o cargadores de la mercancía que transportaba como parte interesada. Finalmente, el litigio llegaría a buen puerto y consta que en el 22 de agosto de 1918 el bergantín portugués volvería a hacer escala de nuevo en Corcubión.

El vapor Villena tenía matrícula de Barcelona, donde había sido registrado en el año 1889, siendo su armador R. Ramos, y su capitán, Rogelio Hernández. Tenía 68,18 metros de eslora, 8,40 de manga y 5,80 metros de puntal, y desplazaba 955 toneladas.