Semana de Expomar con el Intermares en Burela
SOMOS MAR
Tres semanas muy intensas sin escribir nada, ni tiempo me ha dado. Después de tomar ocho aviones, cinco trenes, pernoctar en 10 hoteles y conducir tres coches de alquiler, por fin estoy en casa y puedo sentarme a escribir el diario.
Son muchas cosas las que han pasado, por lo que me centraré en las que más me han impactado.
Para empezar, los aeropuertos. En España, los hay de dos categorías: los de Madrid y Barcelona por un lado, y el resto. La atención es máxima en todos, pero hay aspectos que los diferencia, como el descanso. Que yo conozca, en esos dos se puede pernoctar y el viajero que llega tarde o muy tarde y el que sale temprano puede descansar un rato. Me sucedió a mí, que llegué al aeropuerto de El Prat a las 00:30 de la madrugada de un domingo y el siguiente avión salía a las 06.00 horas. En El Prat, camino del aparcamiento F, encuentras un hotel dentro del aeropuerto que, en mi caso, me permitió descansar cuatro horas en una cama. Además, este hotel, a diferencia del de Madrid, ofrece el desayuno a las cuatro y media de la mañana. En el Madrid hay que esperar hasta las seis.
Ese viaje fue para ir a una reunión con europarlamentarios y con la Federación Balear a Mallorca. El desayuno a bordo de un arrastrero fue una forma diferente de reunión, en este caso in situ.
Eso fue el día 8 de abril. De ahí, a casa. El 11, a Vigo, a la presentación del informe de pesca, acuicultura e industria transformadora. De Vigo, a Hinojos, en Huelva, a una ponencia sobre etiquetado digital con FUCI (Federación de Usuarios y Consumidores Independientes), Asociación de Consumidores de España y mi buen amigo y compañero del CES de España Gustavo Samayoa. De Huelva, a Ferrol, a una charla con mi obispo Fernando. ¡Qué suerte tenemos en Mondoñedo-Ferrol de tener un obispo tan cercano! Aunque a veces me hace un interrogatorio que parece un tercer grado preguntando por la situación de las cofradías de su diócesis, me encantan esos encuentros. Se termina la primera semana.
Arrancamos la segunda con la cena de la Hostelería de Lugo. El gran Cheché me invitó por primera vez y no podía faltar. De Lugo, salgo para Santiago, donde dormí tres horas en un banco del aeropuerto, porque a las seis de la mañana tenía que coger el avión a Sevilla y cuando llegué al aeropuerto eran las dos de la mañana. Por algo os decía de la diferencia entre aeropuertos.
En Sevilla, coche a Jerez para asistir al Consejo Consultivo del Aguas del Sur. Desde Jerez nos fuimos en coche con mis buenos amigos Belmonte, presidente de la Federación Andaluza, y Nico, secretario de la Federación de Cádiz y un montón de títulos más a Torrevieja, para asistir a un congreso que la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores (FNCP) hace con la FAO. Muy interesantes los tres días entre Torrevieja, Santa Pola y Tabarca. El reencuentro con el gran Alfonso Ramos, fue de las mejores cosas de esa cita, además la oportunidad de conocer a Haimed Movammed, Dionisio, Kamal, Hrvoje, pescadores todos de Marruecos, Túnez, Italia y Francia. Algo tenemos que hacer conjuntamente.
De Torrevieja me marcho el sábado a ver a la asociación de pescadores más antigua que conozco y que luchan por ser cofradía, una condición que perdieron en los años 60, no entiendo el porqué, y lucharé porque vuelvan a ser reconocidos. La Asociación de Pescadores de El Palmar fue fundada en el año 1250, como reza en los azulejos que presiden su local, por cierto una auténtica joya. De hecho, el presidente se sienta en sus asambleas en la silla y emplea la mesa que Vicente Blasco Ibáñez utilizó para escribir Cañas y Barro. Toda una experiencia. Esta visita merece un diario que escribiré en su momento.
El domingo regreso a Madrid para estar el lunes en el Salón Gourmet con bonito de Mazarrón.
Regreso a casa el martes, porque tengo a los mandos de la Guardia Civil de todo Lugo reunido en la cofradía, y recibo al COMARFER de Ferrol para ultimar la llegada del Intermares a Burela en 15 días. Avión de nuevo el miércoles a Madrid, para reunirme con Conpymes, asociación española de pequeñas y medianas empresas, y por la tarde, ponencia sobre eólica marina en el ilustre colegio de arquitectos de Madrid. El jueves, reunión en el ministerio sobre la modificación del reglamento de control; el viernes y el sábado, feria de la anchoa en Santoña, y a casa el sábado de noche.
El lunes de madrugada vuelo a Valencia para asistir a la reunión que la secretaria general de Pesca mantiene con las tres federaciones provinciales de la Comunidad Valenciana y regreso en tren a Madrid para coger un avión, a las seis de la mañana, para volver a Burela, porque tengo videoconferencia a las diez y tengo que llegar. Efectivamente, todo sale bien: llego a las diez menos cuarto.
Semana esta en la que estamos, en la que trabajaré desde Burela, espero poder estar hasta el día 14, que empezaremos de nuevo el periplo. De momento disfrutaremos de una semana trabajando desde casa, en la que tendremos Expomar, el Intermares y algún barco que llegará este domingo, pero eso os lo cuento la semana que viene.
Disfrutad de la vida, comed pescado para ser fuertes sanos y felices y no os olvidéis nunca de ser empáticos.