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Sorpresa en la ría de Pontevedra al encontrar una almeja de cuatro kilos: «Son más habituales de lo que la gente cree»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

SOMOS MAR

Rogelio Bellón, con la almeja de cuatro kilos en la mano
Rogelio Bellón, con la almeja de cuatro kilos en la mano R. B.

El ejemplar apareció en el entorno de la isla de Tambo y se conoce como con el nombre científico de panopea

15 may 2024 . Actualizado a las 19:35 h.

La sorpresa que se llevó este miércoles un buzo que iba a la navaja en la ría de Pontevedra no se le va a olvidar en mucho tiempo. Era una jornada más para el dueño del Nuevo Albatros hasta que se topó con una almeja que no había visto hasta ahora. Necesitaba las dos manos para coger un ejemplar de panopea que pesaba 4 kilos y medía 35 centímetros. Estaba sobre el fondo del mar entre la isla de Tambo y Raxó (Poio), donde faena con frecuencia. Al llegar a tierra se la entregó a Rogelio Bellón, del Delicatessen da Ría, que la dejó en el acuario de la lonja de Campelo. 

A simple vista todos coinciden en que una almeja que pesa más que un recién nacido no es habitual, pero el biólogo Juan Trigo, experto en moluscos, reconoce que «es más frecuente de lo que la gente cree, aunque es muy difícil poder verlas». Están enterradas a más de un metro de profundidad en los fondos marinos de las rías y no es fácil que salgan a la superficie salvo que esta sea manipulada. De hecho, Trigo echa la vista atrás hasta la década de los setenta, cuando se construyó el puente de Rande. «Cuando se hizo, se profundizó mucho hasta encontrar un sustrato fijo y aparecieron muchas», comenta este biólogo. Una vez que salen a la superficie no son capaces de hacer un agujero para volver a enterrarse por las dimensiones que tienen. «Pueden aparecer cuando se mueve el fondo del mar por una fuerte tormenta, un dragado de la zona o una excavación», añade Trigo.

La almeja sobre una caja
La almeja sobre una caja R. B.

En este caso no saben qué pudo ocurrir para que saliese a la superficie, pero el hallazgo sorprendió al buzo y a los tripulantes del Nuevo Albatros, además de a Rogelio Bellón, de Delicatessen da Ría, que reconocía que para él también fue una sorpresa cuando el mariscador que coge navaja para su empresa se la enseñó: «Yo nunca había visto algo así, pero sé que antiguamente había mucha por la zona. En una depuradora me dijeron que hace muchos años se vendían en la zona de A Lanzada».

Esta almeja de cuatro kilos no se puede comercializar y está prohibida su venta. Estará en el acuario de la lonja de Campelo por si tiene que ser sometida a algún control. Aunque en Galicia es una especie que no se come, Juan Trigo reconoce que hay ejemplares similares en la zona norte del Pacífico, a la altura de Canadá, donde su están en el mercado para el consumo. En esta ocasión, la captura de esta panapea se quedará en una anécdota en la jornada de faena de un equipo de buzos que este miércoles salieron al mar en busca de navaja.