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Atuneros comunitarios denuncian la disparidad de condiciones con que operan en el Índico

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

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CARMELA QUEIJEIRO

Critican que se limite el número de objetos solo a algunos países, se exima a otros y no se tomen medias para recuperar el atún rabil

22 may 2024 . Actualizado a las 04:46 h.

Level playing field. Un terreno de juego igualitario. Competir con las mismas reglas. Eso es lo que demanda la flota pesquera comunitaria. No reclama ventajas, pero sí un trato equitativo. Que lo que se les exige a los barcos europeos se le reclame también a buques de otros pabellones que compiten después con sus capturas en el mercado global. Y también en el de casa, el comunitario, no en vano tiene que importar el 70 % del pescado que consume.

Y, sin embargo, lejos de equipararse ese tablero, las diferencias se consolidan, cuando no se agravan. La última cumbre de la IOTC, la Comisión del Atún del Océano Índico, es un claro ejemplo, a decir de la patronal comunitaria Europêche. Para empezar, «todas las medidas propuestas destinadas a mejorar la transparencia y a mejorar los datos para el análisis científico han sido rechazadas o profundamente debilitadas». Incluso decayó la propuesta del Gobierno de Seychelles de mejorar «la recopilación y presentación de datos de captura y esfuerzo, la prohibición de descartar atunes tropicales, el plan de inspección y embarque en alta mar de la Unión Europea y el aumento de la cobertura de observadores», criticó Anne-France Mattlet, directora de la división de túnidos de Europêche.

La reunión, celebrada en Tailandia, puso el foco en los dispositivos de concentración de peces (FAD, por sus siglas en inglés), algo que, a juicio de Europêche, no es más que una cortina de humo para «enmascarar sus graves deficiencias de gobernanza y su incapacidad para gestionar adecuadamente las poblaciones de peces». Ahí está que apenas se dedicó tiempo a las medidas para intentar revertir la sobrepesca y la sobreexplotación del rabil. «El cierre de las pesquerías ha sido rechazado y varios Estados siguen objetando el plan de recuperación de la especie», que sí lo cumple la flota europea de cerco, que además está seguida por satélite (VMS) las 24 horas al día, 7 días a la semana, lleva observadores científicos y debe observar todas las normas de control de la UE. Que, además, llegará este año a esas latitudes con uno de sus planes de despliegue conjuntos, cuyos inspectores solo podrán abordar a los comunitarios.

Eso sí, la IOTC sí consiguió introducir limitaciones al uso de objetos o FAD. De los 300 de ahora se llegará al 2028 con 225. Pero de nuevo será la flota comunitaria la que saldrá perjudicada casi en exclusiva, ya que se han concedido exenciones a los pequeños Estados insulares en desarrollo y a los países con un número limitado de buques cerqueros, como Corea. Eso crea «una disparidad significativa, que perjudica especialmente a las flotas europeas y altera la igualdad de condiciones», denuncian.

Y, por encima, resalta Europêche que esta medida no tendrá efecto en la recuperación del stock de rabil, pues apenas llega al 20 % de las capturas de la flota del cerco.

También afecta a la flota europea la reducción impuesta al número de buques de suministro permitidos, pues «discrimina a los armadores con solo uno o dos cerqueros dentro del mismo pabellón», así como la prohibición de dar de alta nuevos buques de apoyo en la IOTC, «lo que impide que los Estados en desarrollo amplíen sus flotas». Los buques de suministro son cruciales para la pesquería de cerco, ya que ayudan a gestionar y recuperar los objetos y a reducir el consumo de combustible de la flota, «claves, por tanto, en la descarbonización». Y lo peor es que se hace sin justificación científica alguna.

Xavier Leduc, presidente de Europêche Tuna Group, subrayó que la directora general de Asuntos Marítimos y Pesca (DG Mare), Charlina Vitcheva, dio garantías de que la UE iba a tratar de preservar «la igualdad de condiciones en la IOTC» y, sin embargo, bajo la presión de los Estados que emplean palangre y no cerco, continúa «aceptando exenciones y reducciones no basadas en ciencia en plantados y buques de suministro, lo que solo exacerba la desigualdad», concluyó.