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La ciencia apela a la gestión inteligente de los embalses para no matar el marisco

E. A. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Imagen de archivo de una apertura de compuertas de la presa del Tambre por exceso de caudal
Imagen de archivo de una apertura de compuertas de la presa del Tambre por exceso de caudal MARCOS CREO

Trabaja en sistemas de alerta para predecir eventos adversos y abrir las presas

14 oct 2024 . Actualizado a las 04:45 h.

Hace 15 años puede que no, pero a estas alturas no hay ya que convencer a ningún primo, sea carnal o lejano, «de que están pasando cosas que tienen que ver con el clima», como expuso Moncho Gómez, científico del EphysLab del Centro de Investigacións Mariñas (CIM) de la Universidade de Vigo, en el ForoAcui, que se celebró los días 9 y 10 de octubre en O Grove. El mismo presidente de la Federación Galega de Confrarías, José Antonio Pérez Sieira, confesó en ese escenario el desconcierto y desánimo del sector al ver que unas aguas limpias, un sustrato «en boas condicións» y una siembra perfecta no son ya garantía de que ese marisco prospere y no hay forma de recuperar la producción de antaño. Hay variables que se escapan.

En la temperatura y la salinidad hay mucha explicación. Y el «año marciano» —en palabras de Laura García, científica del Instituto de Investigacións Mariñas de Vigo— que fue el 2023 ya dio una buena prueba de lo que puede venir si se repiten esos eventos extremos que son las olas de calor y las lluvias copiosas y persistentes.

Cómo afrontar lo que viene con el cambio climático fue parte de lo que se analizó en la última edición del ForoAcui, tanto en lo que se refiere a la adaptación como a la mitigación. Y en ese último aspecto no fueron ni una ni dos las voces científicas que pusieron énfasis en la necesidad de realizar una gestión inteligente de los embalses. Moncho Gómez fue uno, indicando que ya se está trabajando. Salvador Román, del grupo de Ecología Costera del CIM de la Universidade de Vigo, fue otro. Y, por supuesto, Antonio Rama, biólogo del criadero de la cofradía de Noia.

Porque la forma en que ha llovido en los últimos años —lo mismo, pero más concentrado— va a ser la tónica, y la apertura de las compuertas de los embalses podría ser ya la puntilla. Está comprobado que habrá episodios de mortandad severa de almeja si la salinidad baja de 15 gramos por litro durante 9 días o menos de 10 durante 7, que bajará a moderada si esos niveles de salinidad se dan durante 3 o 1 día, respectivamente. Es decir, que pasar un día en aguas que no superen los diez gramos de sal por litro es letal para las almejas. Y si del río llega un aporte extra de agua dulce en marea baja, el riesgo de episodio de mortandad se eleva.

Así, Salvador Román, a la hora de señalar los pasos que deben seguirse para conseguir una explotación sostenible, incluyó el de llegar a acuerdos con las eléctricas para regular la apertura de las presas: «Es primordial que cuando estas acciones se lleven a cabo, porque es necesario, que el aporte de agua dulce coincida con momentos de marea alta y, a poder ser, vivas, pues la dispersión del agua dulce es mayor» y se diluye el efecto.

Román y Gómez coincidieron en la importancia de crear sistemas de alerta para predecir episodios extremos, sea por lluvia o por calor, y el segundo abogó por incluir las presas. De hecho, ya se han dado los primeros pasos para lograr esa gestión inteligente de los embalses de la mano de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil y dentro del Plan complementario de Ciencias Marinas. Según dijo, se está trabajando en un sistema de alerta temprana en el Ulla, porque «si somos capaces de predecir con suficiente antelación, unos 15 días antes o así, que va a venir un episodio adverso de lluvias que va a obligar a liberar un embalse que está al 95 %, se podría ir vaciando antes» y reducir así riesgos. Claro que antes habrá que demostrar a las eléctricas que no pierden dinero.

Esto cobra más importancia, si cabe, cuando, según las predicciones, el problema no solo se va a intensificar en la desembocadura del Tambre y del Ulla, sino que se va a ampliar el área afectada.

Rama, por experiencia, sabe que las eléctricas, ya sea por razones económicas o de funcionamiento, esperan a última hora para vaciar las presas, lo que acaba aportando grandes cantidades de agua, durante un largo espacio de tiempo en marea baja y eso supone un cambio brusco de salinidad: «O marisco aguanta baixadas moi fortes, pero se son máis lentas, non tan bruscas», dijo el biólogo del criadero incidiendo en que hay que regular esos vaciados. 

El resultado del último se verá hoy, cuando arranca la campaña marisquera de Noia. La tercera pasada por agua.