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De buques impulsados por cometas a «drones cautivos»

RAÚL VILLA CARO

SOMOS MAR

Un buque propulsado por un cometa, en una foto aportada por el autor de este texto citando como fuente SkySails
Un buque propulsado por un cometa, en una foto aportada por el autor de este texto citando como fuente SkySails SkySails

En Galicia existe un estudio para probar un sistema de cometas en el mar en Punta Langosteira

13 ene 2025 . Actualizado a las 04:45 h.

Algunos buques utilizan la energía eólica mediante el simple funcionamiento de una cometa que arrastra un cable conectado a un dispositivo que genera electricidad en ciclos de ascenso y descenso. De esta manera se pueden aprovechar recursos eólicos que generalmente no se suelen explotar a esas alturas, que pueden alcanzar los 800 metros. Además, estos sistemas, en comparación con los de eólica convencional, pueden llegar a reducir la cantidad de material necesario para su diseño hasta en un 90 %, con las ventajas que supone ese ahorro, tanto en peso como en coste. La principal ventaja de estos sistemas radica en que, al tener que elevarse para buscar el viento, se reducen las turbulencias producidas por la orografía terrestre y, debido a lo que se conoce como la «ley de la velocidad al cubo», la potencia que se puede obtener de las corrientes de viento aumenta de forma exponencial.

El primer éxito en un barco

En las últimas décadas el método de propulsión por cometas de tracción ha sido desarrollado y liderado por la empresa alemana SkySails, nacida en el 2001 bajo una propuesta innovadora. Este prototipo llegó a probarse en un barco de mediano porte, reduciendo 2 megavatios la potencia de propulsión. Aquella cometa tenía 400 metros y generaba hasta 25 veces más energía por metro cuadrado que las velas convencionales, ahorrando un 10 % de combustible. En el 2016 la empresa reorientó su objetivo a tierra firme desplegando en Isla Mauricio una cometa de 120 metros que volaba sobre campos de caña de azúcar y proporcionaba energía que se incorporaba a la red eléctrica en tierra. Fue el primer sistema comercial de este tipo instalado en el mundo.

Así funciona

Cuando el viento incide en la cometa, genera tracción, pero dependiendo del ángulo o inclinación de la cometa respecto al viento y su velocidad de desplazamiento, genera mayor o menor potencia. Y justo enfrente del piloto y a media altura, se encuentra la zona de máxima potencia. Por el contrario, justo encima, en el punto llamado cénit y en ambos costados, la cometa no ejerce presión sobre la posición, es decir, son los puntos de mínima potencia. El movimiento de la cometa se lleva a cabo con giros bruscos en forma de ochos que tiran del cable en los desplazamientos de ascenso. Una vez que la cometa llega al cénit (punto superior) emplea poca energía para descender, y de nuevo se repite el ciclo.

Como ya se ha indicado, el primer caso de éxito en este sector lo consiguió la empresa Skysails, mediante un ingenio formado por tres componentes principales: una cometa de tracción con una amarra para el lanzamiento, un sistema de recuperación, y un sistema de control de funcionamiento automático. La cometa surgía del mástil especial construido en la proa del barco.

Los AWES

Se trataba de un dispositivo sencillo y seguro que se podía instalar a bordo como un sistema de propulsión auxiliar, tanto en buques de nueva construcción como en buques existentes. En este sistema la cometa se elevaba hasta los 300 metros, aprovechando así las fuertes corrientes de viento de esa altitud y generaba cinco veces más potencia propulsora por metro cuadrado de superficie que las velas convencionales. En función de las condiciones de viento, el buque podía navegar en combinación con sus motores principales, y de esta manera relajaba su uso.

En la última década se están empleando aeronaves dotadas de dispositivos captadores de energía eólica volando en zonas con viento cruzado. Después su energía se transmite a tierra, por lo que se podrían considerar una especie de «drones cautivos». Estos peculiares artefactos se denominan AWES (Airborne Wind Energy Systems) y disponen de una tecnología novel, que aglutina múltiples conceptos para la conversión de la energía del viento en energía eléctrica gracias a aeronaves conectadas a tierra con un cable. Los dos conceptos principales que la definen son los de generación eléctrica a bordo del vehículo (fly-gen), o generación en tierra (ground-gen).

Un estudio en Langosteira

Desde Galicia algunas empresas españolas se están interesando en estos sistemas. La Universidad Carlos III ha establecido, en colaboración con la firma CT Ingenieros, el primer laboratorio del país para investigar estas energías y desarrollar la primera máquina AWE de tipo yo-yo (movimientos en ocho), con una cometa capaz de generar unos 10 kilovatios. Además, en Galicia existe un estudio para probar un sistema de cometas dentro del mar, en el parque experimental de Punta Langosteira.

Raúl Villa Caro es doctor ingeniero naval, oficial de la Armada, capitán de Marina Mercante y secretario de la Fundación Exponav.