Ser titular de un parque de cultivo y armador de una lancha del raño: la incompatibilidad que Carril quiere borrar
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Quintáns considera un agravio y una anomalía que ambas actividades colisionen y de ello hablará con la Xunta; la Federación Provincial de Confrarías ya ha planteado este debate en otras ocasiones
24 sep 2025 . Actualizado a las 11:32 h.Al decreto 425/1993, que regula la concesión de los permisos para ejercer la actividad pesquera y marisquera, hace falta darle una vuelta. El documento tiene ya sus años, ha sido corregido en alguna ocasión, pero en su articulado sigue escondiendo algunas exigencias que el sector considera tan injustificables como injustas. Contra una de ellas alzaron la voz, a principios de siglo, las mariscadoras de A Illa, que se tropezaron con que no podían armonizar su pérmex de marisqueo a pie con ser titulares de bateas. El conflicto de las «bateeiras», como se le llamó a aquella batalla, terminó con el cambio de la norma: en base a una sentencia judicial, se procedió a dejar sin efecto aquella limitación a la hora de poder acceder al pérmex de marisqueo a pie. Sin embargo, en el artículo 98, punto dos, se mantiene otra restricción que afecta, en este caso, a los mariscadores del raño, en concreto a quienes son armadores de su propia embarcación, que «non poderán ser titulares de concesións ou autorizacións administrativas para a explotación dos recursos mariños nas zonas marítimas e marítimo-terrestres». La limitación no afectaría a los tripulantes, sino exclusivamente a los titulares de embarcaciones de tercera lista. En todo caso, tanto la cofradía de Carril como la Federación Provincial de Confrarías de Pontevedra consideran injusta e injustificable esa penalización a los armadores del raño.
Así se lo transmitirá este viernes el patrón mayor carrilexo, Javier Quintáns, a los responsables de la Consellería do Mar con los que mantendrá una reunión de trabajo. A la misma asistirá también Eduardo Abad Sabarís, el presidente de UPTA, que trasladará a la Administración autonómica otra reivindicación del sector: que en situaciones excepcionales el colectivo de a pie pueda compatibilizar su trabajo en el mar con otras ocupaciones en tierra. Esa demanda ha cobrado una especial relevancia en los últimos años, en los que la crisis marisquera ha hundido sus colmillos en el sector arousano, agotando sus defensas y colocando a quienes trabajan en la extracción de marisco ante un dilema: o abandonar el mar o hacer trampas para poder salir adelante.
Las cofradías y UPTA consideran que ha llegado la hora de que la normativa se adecúe a la realidad, eliminando exigencias que consideran discriminatorias, en el caso de los rañeiros, y otras que simplemente no se pueden aplicar a un sector en crisis que no consigue vivir del trabajo que defiende con uñas y dientes. En reuniones mantenidas por las cofradías con Marta Villaverde antes de su ascenso a titular de la consellería, ella se mostró proclive a introducir esos cambios en la normativa. Habrá que ver si es así.