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Al menos 29 cerqueros gallegos se unen a la lista de pesqueros que quieren tirar la toalla

S. Serantes REDACCIÓN/ LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

Foto de archivo de lancha de inspección de la patrullera Arnomendi ante un cerquero mientras faena en el Cantábrico Noroeste
Foto de archivo de lancha de inspección de la patrullera Arnomendi ante un cerquero mientras faena en el Cantábrico Noroeste CEDIDA

Los armadores los desguazarían porque sus hijos no siguen en el mar y porque la escasez de cuotas los asfixia

17 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Acumula reveses desde hace tiempo esa poderosa flota pesquera gallega que cada año alimenta a España con más de 150 millones de kilos de productos del mar sanos, nutritivos y sostenibles. En permanente reconversión y tras años menguando, los continuos recortes de cuotas, el imparable encarecimiento del carburante (un 380 % de marzo del 2020 al actual) y el eterno problema de la falta de relevo generacional minan las cuentas y los ánimos de los pescadores. Entre ellos, 29 de los 121 asociados a Acerga, la Asociación de Cerqueiros de Galicia, que quieren tirar la toalla porque los hijos de los armadores, casi todos también patrones, no siguen en el mar y porque la escasez de cuotas, entre otros problemas, los asfixian.

Ahora que el Fondo Europeo Marítimo de la Pesca y la Acuicultura (FEMPA) abre la posibilidad de volver a subvencionar el abandono de la pesca, 29 cerqueros de Acerga repartidos «por portos de todo o litoral» dejarían la actividad si les compensasen, explica Andrés García, portavoz de esa organización de productores pesqueros. Aunque el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación no ha respondido a su propuesta de plan de reestructuración, por la contestación al planteado por la flota de arrastre de litoral saben que, en principio, España no está por la labor de subvencionar más desguaces. También la flota nacional que faena en los caladeros de Gran Sol se planteó otra reconversión, acuciada por la falta de mandos y por la escasez de merluza. Y, ante la cruzada de la Comisión y oenegés contra el arrastre de fondo, la patronal Cepesca acaba de demandar apoyo financiero para los armadores que quieran abandonar la actividad «dignamente».

A las peticiones de desguace se refería días atrás, Rosa Quintana, conselleira de Mar, quien transmitía «malas noticias: levo trece anos á fronte da consellería e é a primeira vez que teño enriba da mesa peticións de desguace» de barcos. En realidad, los arrastreros de litoral, los cerqueros y la flota de Gran Sol las plantearon a finales del 2021, pero las han reiterado ahora, coincidiendo con la invasión de Ucrania, que agravó el penúltimo episodio de la crisis de la pesca, el de la pandemia.

«Grave crisis»

Con nombres y apellidos aparece la petición de desguace de los 29 pesqueros de Acerga. Transmiten su «enorme preocupación ante la grave crisis» de las 250 barcos de la flota cerquera del Cantábrico-Noroeste. Principalmente la atribuyen a «la sobrecapacidad estructural», a la mala situación de algunas de sus especies objetivo, como el jurel, que ocasionan una falta de rentabilidad, agravada por la carestía del combustible». A esas dificultades añaden la falta de relevo generacional y de tripulantes. 

En ese escenario, consideran la reintroducción de las subvenciones al desguace por parte de la UE un «instrumento esencial que ayuda a eliminar la sobrecapacidad». esos incentivos, añaden, conllevarían «una mejora futura» de los barcos que continúen en activo, «por la mejora de los stocks y rentabilidad». Con esos argumentos armaron su solicitud a Pesca, ministerio con competencias, de un plan de reestructuración «voluntario» para el cerco de Galicia y del resto del Cantábrico.

«Un presupuesto apropiado de ayudas»

«Con un presupuesto apropiado de ayudas a la paralización definitiva» basado en el FEMPA, sostienen que desguazar barcos ayudaría a dimensionar la flota y a incrementar su rentabilidad y competitividad. A mayores, contribuiría a recuperar los principales recursos del caladero nacional y al rendimiento máximo sostenible que la UE aplica como dogma de su política pesquera. Medidas que, según dicen, «se traducirán en una mejora de las condiciones sociolaborales de los tripulantes» y, en definitiva, en un sector pesquero «con más resiliencia».

Acerga completa su petición subrayando la importancia de mantener la posibilidad de transferir definitivamente las posibilidades de pesca de los barcos que pudieran desguazarse en la propia flota de cerco. Así, apostillan, mejorarían las cuotas de los barcos que continúen porque se «elimina el buque, su licencia de pesca y sus autorizaciones temporales».