El desarrollo de la eólica marina, igual que la terrestre, es una oportunidad única para Galicia. Europa quiere que el 50% de la electricidad proceda de la eólica marina. Ahora bien, debemos considerar que estamos ante un proceso largo; ya que, tras la aprobación de los espacios marítimos, el Gobierno de España tiene que convocar un concurso público, que incluya el correspondiente pliego de condiciones, resolverlo y, posteriormente, aún empezaría toda la tramitación administrativa y ambiental por parte de las empresas. Así que es una temeridad opinar y posicionarse en contra cuando aún no conocemos el ordenamiento jurídico al que se someterá su desarrollo.
Además, debemos distinguir entre la actividad dedicada a la fabricación de componentes y la implantación de los aerogeneradores en el mar, porque son dos negocios diferentes. Por eso los astilleros y los puertos gallegos están ante una coyuntura muy favorable, ya que no hay puertos suficientes en Europa para asumir los encargos ya existentes. Tenemos las infraestructuras adecuadas para poder construir plataformas que tienen el tamaño de un campo de fútbol, y tenemos también la industria auxiliar, con el debido personal cualificado, para afrontar esta reconversión, porque hablamos de una diversificación del sector naval. Ya vemos cómo se recuperan plantas como la de As Somozas, donde estaba la fábrica de palas de Gamesa, que acaba de adquirir la empresa Nervión, iniciando también una nueva línea de formación profesional. Una vez más debemos insistir en que el progreso económico e industrial, con inversiones multimillonarias, se dirige hacia las energías renovables. Galicia tiene unas condiciones idóneas para el desarrollo eólico, respetando la conciliación ambiental. Somos de las comunidades autónomas más garantistas en este ámbito, incluyendo el Observatorio de la Eólica Marina de Galicia, donde están representados los actores afectados. De ninguna forma podemos perder este tren.