Eduard Fernández en «Lo de Évole»: «¿Mi mejor momento me ha llegado a los 60? Pues sí»

La Voz REDACCIÓN

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El actor Eduard Fernández recibiendo el Goya a mejor actor protagonista en la última gala de los Premios Goya de manos de su hija, la también intérprete, Greta Fernández.
El actor Eduard Fernández recibiendo el Goya a mejor actor protagonista en la última gala de los Premios Goya de manos de su hija, la también intérprete, Greta Fernández. Jon Nazca | REUTERS

El actor barcelonés, flamante ganador de su cuarto Goya por su papel en «Marco», reveló a Jordi Évole en La Sexta un pasado difícil, marcado por una tormentosa relación con el alcohol: «Tienes que deconstruirte para volver a construir»

10 feb 2025 . Actualizado a las 17:43 h.

El sábado recogía en Granada su cuarto premio Goya por su papel protagonista en Marco, drama biográfico centrado en la historia de Enric Marco, sindicalista de la CNT durante la Transición que ocultó durante años haber sido prisionero de un campo de concentración nazi. El 2024 fue sin duda prolífico para el actor Eduard Fernández (Barcelona, 1964), también alabado, aunque sin premio, por El 47, cinta en la que da vida a Manolo Vital, un reivindicativo conductor de autobús que consiguió llevar el transporte público a Torre Baró, un barrio periférico de la capital catalana, símbolo de la lucha obrera de los 60 y 70. «Todo esto me pilla a los 60. Esto de la humanidad está medio bien pensado. A los 60 estás en una nueva dimensión. ¿Mi mejor momento me ha llegado a los 60? Pues sí», contaba anoche a Jordi Évole en La Sexta.

La emisión de la entrevista con el intérprete en Lo de Évole era oportuna precisamente por el éxito que ha alcanzado después de décadas de trabajo no solo en cine o televisión, también en prestigiosas compañías teatrales como Els Joglars o La Fura dels Baus. «¿Es mi mejor año? Sí. ¿Llevo currando toda la vida? Sí. Me ha pasado durante años lo de ¿por qué no tengo más presencia?, ¿por qué no me llaman para según qué papeles?... Eso me ha pasado y dices ¿ese por qué no lo he hecho yo?», reflexionaba Fernández ante las cámaras. 

Su carrera empezó siendo mal estudiante y pidiendo a sus padres estudiar mimo. «Con 15 años veraneábamos en Castelldefels y yo tenía que ir a la academia a Barcelona porque había suspendido tres. Pero paseaba y nunca iba, hasta que llamaron», recordó con Évole en una idílica casona del Pirineo catalán, el lugar escogido para el íntimo encuentro con el comunicador. «Le dije a mi padre que quería estudiar mimo y él se sorprendió, cuando vino a verme a un cabaré años después mi hermana me dijo que se fue llorando en el taxi, no le gustaba nada es ambiente, estar ahí de de 12 a 3 de la mañana», contó sobre los inicios de su trayectoria.

Adicciones y rehabilitación 

Ahora que saborea lo que suele denominarse como «las mieles del éxito», quizás choque que haya hecho memoria de uno de los capítulos más difíciles de su vida a nivel personal: el alcoholismo que sufrió. «Lo mío eran los chupitos. Pero, dos, tres, cuatro... Si te los tomas dices, "¡opa!", ya puedo empezar a funcionar. Recuerdo cuando empecé ya a beber a las 12 de la mañana los chupitos verme reflejado en aquellos a los que yo veía bebiendo a las 8 de la mañana... Da como un poco de vergüenza», confesó durante la emisión del programa. 

En su caso el alcohol era «terapéutico», un recurso fácil para afrontar el trance de salir a escena y exponerse a centenares de personas en un teatro, pero acabó siendo peligroso: «Tardas tiempo en ver que tienes un problema y todos los adictos para engañarse a sí mismos se mienten, y si uno se miente a si mismo, miente a todo el mundo».

«¿Y por qué lo has contado?», incidía Évole en el tema. «¿Por qué, no? Contarlo o no contarlo. La gente me decía "no lo cuentes, Edu". ¿Si estás en un momento tan bueno por qué vas a contarlo? Porque hay mucha gente a la que le iría muy bien hacerse cargo de esto. Llega un momento en el que tienes que poner las cosas en su lugar. Que la depresión es una enfermedad, tratable y que no es alguien que es raro y que además es culpable por estar mal, que es lo que le pasaba antes a la gente hasta que se le puso nombre. Pues un adicto es lo mismo. Tiene que pedir ayuda, tiene que hacer el acto de humildad, de decir: "ayúdame, que yo no puedo"».

«¿Lo supieron tus padres?», le conduce el entrevistador hacia los momentos más duros de la adicción, a lo que el actor responde: «Se lo dije. Y a mi hija —la joven también actriz Greta Fernández—. Ese día es delicado, y luego Esmeralda —Berel, madre de Greta y pareja de Eduard hasta el 2015— me dijo, "tu hija dice que le has caído a los pies". Ese momento escuece. Hay que pasar por muchos lugares y muchas cosas que son muy duras. Tienes un poco como que deconstruirte para volver a construir y lo más difícil es quitarte el personaje que llevas encima».

Eduard Fernández continúa a día de hoy en terapia «de veteranos» para evitar cualquier tipo de recaída. «Sigo yendo de vez en cuando y luego vas para estar con los que empiezan. A mí es que me gusta mucho, soy muy fan, es una escuela de vida», concluía este domingo su entrevista.