Marisol Carratú: «Inicié la semifinal sabiendo que lo íbamos a conseguir»

MÍRIAM V. F. VIGO / LA VOZ

VIGO

Tamara Alonso SportCoeco

La guardameta argentina del Guardés asegura que irán a por todas en la final de la Copa Europea: «Estamos en el baile y hay que bailar»

28 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Marisol Carratú admitía ayer que, dos días después, aún no había terminado de asimilar que su equipo, el Guardés, es finalista de la Copa Europea de balonmano. Y eso que ella llegó el sábado a A Sangriña convencida de que lo lograrían. En una temporada en la que no oculta que ha habido «días muy tristes», ahora disfrutan de los dulces. Aunque sin tiempo de recrearse, porque les esperan nuevos partidos de liga de forma inminente.

—¿Ha logrado ya asimilar que están en la final?

—Todavía no, creo que hay que darnos un tiempito. Aunque al tener el miércoles y el sábado partido, no hay mucho margen. Debemos enfocarnos ya. Esta vez tenemos que hacer más fuerza mental que física, porque necesitamos puntuar para tener la salvación matemática.

—Antes de iniciar la eliminatoria, ¿pensaba que podrían pasarla?

—Lo que menos queríamos era un equipo español. Teníamos la espina de no haberles ganado en liga, pero en el deporte pasan estas cosas, se te puede dar en el otro lado. Ahora estábamos más seguras en nuestro juego, con las cosas claras. Aunque del otro lado había un equipo fuerte, con un entrenador capaz y estratega. Podía caer para cualquier lado la moneda.

—Y usted ha sido una figura clave en el cruce.

—Se me dio bien y pude aportar mi granito de arena, pero destaco la dupla con Míriam (Sempere, la otra portera). Estamos unidas, si no está una, está la otra. Cuando estoy yo, entró ella en siete metros y paró. Nuestro puesto se está trabajando bien, antes teníamos un entrenador portugués con el que hacíamos videollamada y ahora se le sumó otro que está en el banquillo y trabajan en conjunto. Nos están mimando y las dos nos sentimos importantes. Tenemos una conexión indescriptible.

—¿En qué momento tuvo claro que serían finalistas?

—Debo reconocer que inicié el partido sabiendo que lo íbamos a conseguir. Jugábamos en casa y tenía buenas vibraciones. Eso se siente, no lo puedes explicar con palabras, son sentimientos. Ver la emoción de Míriam; de África, que es mi mejor amiga; escuchar a la afición; ver a las rivales, pobres, con una actitud de «ya está, no podemos dar más. Lo vas viendo.

—¿Y una vez que es realidad?

—Por la noche, más que nada, fue estar todas juntas disfrutando lo logrado. El pueblo se volcó, nos hace sentir bien y cómodas, dado que la mayoría no somos de acá y no tenemos esos afectos. Nos hacen sentir en casa y se lo dedicamos a ellos porque lo merecen, por el apoyo que nos dan. Hemos logrado cosas que no veíamos posibles a principio de año. Entrenábamos y no teníamos resultados, era todo cuesta arriba y ahora es al revés. Cuando perdíamos, siguieron estando ahí y se merecían compartir esto con nosotras.

—En medio, hubo relevo en el banquillo. ¿Qué ha cambiado desde esos momentos en que las cosas no salían?

—Creo que se mostró que el grupo era lo importante. A veces, por más que haya un capitán del barco, va a depender de las jugadoras, que somos las que damos la cara. Ellos nos pueden guiar y ayudar, pero el grupo es lo más importante. Ana (Seabra, la actual entrenadora) al ser una exjugadora que se retiró hace poco, nos transmitió cosas que con Abel (González, su antecesor) igual estaban más distantes. Lo que hizo ella, que ya estaba con nosotros, fue agregarle motivación, hacernos sentir que queríamos más y la unión del grupo. Creo que eso fue lo básico.

—¿Cuán fue el peor momento?

—Sentí la frustración y la responsabilidad de no poder ayudar a Abel para que se dieran los resultados y mantener su puesto. Ese fue un momento muy duro.

—¿Y qué opciones ve ahora de conquistar el título?

—Estamos en el baile y hay que bailar. Todas queremos lograrlo. No solo por el pueblo; a nivel individual, por todo lo que vivimos. Hubo mucho esfuerzo, sacrificio y no bajar los brazos. Pasamos días muy tristes en los que entrenamos igual sin tener fuerzas ni para sonreír y lo merecemos. El otro equipo también habrá pasado lo suyo, pero vamos a lucharlo para que quede demostrado que queremos el título.

—¿Qué saben de su rival, el Antalya Konyaalti turco?

—Eliminaron al Benfica, que era un rival muy duro. Está bueno pensar que si uno quiere ser campeón, hay que ganar a los mejores. Es una motivación.

—¿Cómo se vive todo esto siendo la capitana?

—Intento hacer todo lo que en mi carrera deportiva me hizo sentir cómoda y brindarles a mis compañeras lo que sentí que me faltó. Lo hago a mi forma, a veces me cuesta, porque no soy muy de hablar, pero intento estar en los momentos claves. Eso ayuda a confiar. Tenemos un equipo joven y tienen que saber que luchando, los objetivos se cumplen siendo pacientes.