El día en que el Pazo de Baión abrió como referente del vino albariño

Begoña Rodríguez Sotelino
b. r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

MARTINA MISER

Carmen Avendaño escenificaba el paso de la propiedad a Condes de Albarei

04 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La imagen que ilustra esta información es una metáfora de la vida real, esa en la que más veces de las deseadas, las necesidades de la sociedad van por delante de la labor política. Ocurría hace tres lustros. Un 23 de julio del 2008 fue la fecha elegida para escenificar una larga lucha y una triste victoria, la de Madres contra la Droga, la de la sociedad civil gallega contar el narcotráfico. Triste, porque hasta ese momento y mucho después, cayeron y siguieron cayendo víctimas por el camino. En esa jornada, la viguesa Carmen Avendaño, responsable de la asociación y luego Fundación Érguete, estuvo al frente del simbólico acto, el de la entrega a la sociedad del Pazo de Baión donde Laureano Oubiña exhibía su poder. La escena recordaba el asalto que Avendaño y sus compañeras de batallas contra el narco tuvieron que ejecutar con violencia para llamar la atención, para agitar conciencias con la misma fuerza con la que empujaron aquella puerta, símbolo de la impunidad de los proveedores frente al descalabro de los consumidores.

En esta cita de gala, elegante, sin gritos, la viguesa empujó la puerta seguida del entonces presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, y del que era ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria. Como se recuerda en la página de La Voz que recogió en acto, «las autoridades quedaron en un segundo plano. Las verdaderas protagonistas fueron las madres. Su opinión pudo escucharse a través de las palabras de Carmen Avendaño que, una vez más, volvió a ejercer como portavoz del movimiento asociativo de lucha contra la drogadicción. «Hoxe é un día feliz que tiña que ser de moita alegría», explicó a las puertas del recinto. Recordó que muchas de las presentes habían estado allí solo unos años antes intentando tirar la verja, «cando eu tratei de convencervos de que ese non era o método, de que vivíamos nun Estado de dereito e de que todo isto chegaría a ser do pobo por todo o mal que tiñan feito».

En aquel espacio en el que Oubiña quiso construir su imperio y que ellas rodearon la mañana del 13 de diciembre de 1994 para gritar «¡Basta ya!» muchas volvieron a concentrarse ante sus puertas, pero con un motivo distinto: celebrar que la finca, ya en manos de Condes de Albarei, nada tenía que ver con el que consideraban culpable de su desgracia.

La del verano del 2008 fue una jornada completamente distinta. «El pazo se vistió de gala para la ocasión. Globos blancos adornaban los árboles y paños del mismo color lucían en las ventanas de la antigua bodega. Sobre el escenario, un cuarteto ponía la música a unos vídeos con los que quiso recordarse la lucha de estas mujeres», se relataba en la información, que recogía las palabras del ministro de Sanidad, Bernat Soria, asegurando que «todos los días hacen historia, pero hay días que hacen más historia, como este». Y añadía que «es un honor estar hoy aquí» a pesar de no haber participado en el proceso de expropiación del pazo y que el candado que cerraba el viejo portalón «es hoy para vosotros», dijo. Por último, el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, explicaba que era un día «cargado de especial simbolismo e tamén de sentimentos encontrados, de ledicia por unha etapa que se pecha, pero tamén de emoción e recordo polo sufrimento». Estaba la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya, el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, el juez Carlos Bueren y representantes de la policía. «No en vano, la de Baión fue su lucha común», recogía La Voz. Los condes de Albarei convirtieron el pazo en un referente del enoturismo. Ahora sus verjas las atraviesan cada año miles de turistas de todo el mundo que acuden a conocer las excelencias del vino albariño.

En 1987 Laureano Oubiña y su mujer, Esther Lago, adquirieron la propiedad a nombre de una sociedad en la que, entre otros, figuraban también Sito Miñanco y Pablo Vioque. En realidad, el matrimonio era el verdadero propietario de la finca que, en el año 95, fue intervenida por el juez Bueren. Pero fue Baltasar Garzón el que procedió a su embargo para hacer frente a una multa que debía pagar el matrimonio por una sentencia. Pazo Baión no corrió la misma suerte de otros muchos bienes embargados a narcotraficantes. Un año después, el Estado decidía arrendar su gestión a Freixenet, que mantuvo la finca y sus instalaciones en funcionamiento durante trece años. Aprovechando que el contrato con Freixenet llegaba a su fin, la entidad diseñó unas bases para vender las instalaciones. En todo ese tiempo, hubo varios intentos por parte de los Oubiña, todos infructuosos, para recuperar su propiedad.

En marzo del año 2007 el Plan Nacional sobre Drogas puso en marcha el proceso para adjudicar, de forma definitiva, estas instalaciones. Fueron seis los grandes grupos vitícolas españoles que aspiraban a hacerse con Pazo Baión y finalmente solo cuatro empresas presentaron sus ofertas: Freixenet, Marqués de Riscal y dos cooperativas de Rías Baixas, Martín Códax y Condes de Albarei. Esta última consiguió hacerse con la finca. Su oferta superaban los quince millones de euros e incluía, además, el compromiso de reinvertir el 5 % de los beneficios en programas de reinserción y de contratar a antiguos drogodependientes para que trabajaran en la finca.