El segundo suicidio en el ascensor Halo lleva al Ayuntamiento de Vigo a estudiar cómo reforzar la seguridad

E. V. Pita VIGO / LA VOZ

VIGO

Un joven de 21 años que se precipitó esta noche desde el elevador falleció en el hospital tras ingresar grave. La asociación de vecinos del centro reclama medidas de protección

24 feb 2024 . Actualizado a las 12:22 h.

Un segundo suicidio en el ascensor Halo de Vigo abre el debate sobre la seguridad de estas instalaciones que conectan el Centro Comercial Vialia con la zona centro a través de dos ascensores en Serafín Avendaño. Un joven de 21 años se precipitó esta noche desde el elevador, según confirmó la policía, y falleció en el hospital tras ingresar en estado grave. Días antes de la apertura al público, otro joven se precipitó a la calle desde el mirador panorámico. Este último fue el 7 de febrero, antes de que empezase a funcionar la estructura (el Concello la puso en marcha el pasado viernes) y se trataba de un hombre de 31 años que se arrojó desde lo alto de la estructura.

Diversos expertos recuerdan que una de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que las instituciones no faciliten medios para quitarse la vida y pongan barreras en estructuras arquitectónicas que sean propicias para ello. Otra posibilidad es extremar las medidas de vigilancia. Distintas administraciones se han hecho eco en normativas propias y algunas voces empiezan a preguntarse en la ciudad si debería mejorarse la seguridad del ascensor.

Actualmente, los peatones pueden pasear libremente por el anillo, de 90 metros de diámetro, desde las 6.00 a las 23.00 horas de domingo a jueves y de seis de la mañana a una de la madrugada los viernes, sábados y vísperas de festivos. Las caídas accidentales en el Halo están descartadas porque el borde de la circunferencia mide dos metros de ancho. Además, para evitar el vértigo de los pasajeros del ascensor, se han instalado cristales ahumados.

En total, más de 25.000 personas utilizaron el Halo en su primer fin de semana de funcionamiento. El ascensor y la pasarela, que salvan un desnivel de 40 metros que discurren en el aire sobre la autopista y la propia zona de Serafín Avendaño, donde está el CEIP García Barbón, se han convertido en una de las atracciones viguesa despertando el interés de muchos ciudadanos por utilizarlo. 

El Concello de Vigo ha emitido un escueto comunicado tras conocerse los hechos en el que explica que está analizando la situación. Aunque se considera que la instalación es segura, el gobierno local dice estar a la espera «de coñecer as circunstancias do falecemento dunha persoa esta madrugada no Halo. Unha vez ditaminadas as causas deste suceso, serán os técnicos municipais os que avalíen a situación e determinen a liña a seguir».

Por lo pronto, la Asociación de Vecinos Zona Centro de Vigo ha solicitado por registro electrónico en el Ayuntamiento que se adopten las medidas de protección oportunas para evitar más accidentes. Sugieren, por ejemplo, la colocación de una pantalla protectora de cristal «que non interfiriría coas vistas». El colectivo critica las prisas que hubo por abrir el ascensor Halo justo antes de las elecciones autonómicas y solicitan la restricción del paso a la zona abierta del mirador o bien el cierre cautelar de la infraestructura para garantizar la seguridad de los ciudadanos, especialmente de los más pequeños.

Las guías de prevención recomiendan que las autoridades detecten lugares que sean puntos negros y pongan barreras

ángel paniagua

Como es un fenómeno complejo en el que operan varias causas, las guías de prevención del suicidio suelen establecer varias líneas de trabajo: formación, campañas de concienciación, medios sanitarios, investigación y otros. Ninguna por sí sola va a acabar con este problema de salud pública, que provoca el doble de muertes que los accidentes de tráfico y que es la primera causa de fallecimiento por factores externos. Pero todas son importantes.

Uno de esos pilares es la «limitación del acceso a medios letales». Así lo recoge el Plan de Prevención do Suicidio en Galicia, de la Consellería de Sanidade. La medida número 23 de ese plan dice que es necesario «identificar los puntos negros arquitectónicos y geográficos de suicidio y crear barreras de acceso». El plan detalla que en toda ciudad hay muchos lugares desde los que es posible quitarse la vida, pero también afirma que «existen ciertos lugares que tienden a ganar notoriedad como puntos negros de suicidio».

El ejemplo paradigmático es el del viaducto de Segovia o puente de la calle Bailén, en Madrid. Se conocía también como puente de los suicidas porque se convirtió en un punto negro habitual. Por eso se instalaron mamparas de metacrilato.

Hay ciencia detrás de esa medida. «Aunque el número de incidentes en estos lugares no desaparece, las barreras sirven para ganar tiempo de respuesta y posible intervención», dice el plan gallego, citando investigaciones. Según el documento, Sanidade debería «identificar estos puntos negros en Galicia y, en colaboración con Diputaciones y Ayuntamientos, limitar el acceso a su uso como medio de suicidio».

Limitar el acceso

No es el único documento. La Estrategia de Salud Mental 2022-2026 del Ministerio de Sanidad recomienda «limitar el acceso a lugares y medios potencialmente letales cuando no sea posible establecer medidas disuasorias».

La Organización Mundial de la Salud también lo incluye dentro de su Plan de Prevención del Suicidio: «La restricción del acceso a los medios utilizables para suicidarse es eficaz para la prevención, sobre todo de los suicidios impulsivos, porque da más tiempo de reflexión a quienes contemplan el suicidio». Y añade: «Las estrategias de restricción de los medios se pueden aplicar a nivel nacional a través de leyes y reglamentos y a nivel local, por ejemplo, velando por la seguridad en los entornos de riesgo».

En España fallecieron 4.227 personas por suicidio en el 2022, año récord. En Galicia fueron 328. En esta comunidad pierden la vida por esta causa 12,2 personas por cada cien mil habitantes al año, la tasa más alta de España con Asturias (12,5).

Las personas con conductas suicidas y sus allegados pueden recibir ayuda las 24 horas llamando al 112, al Teléfono de la Esperanza (717 00 37 17) o al número de atención a la conducta suicida del Ministerio de Sanidad, 024.