La Guardia Civil blinda la frontera con Portugal por el sur de Galicia para dar con los presos fugados de una cárcel en Lisboa
VIGO
Las patrullas que recorren los pasos al país vecino en las provincias de Pontevedra y Ourense tienen las identidades y fotografías de los fugados. En Portugal se investiga como pudieron encadenarse varios errores de vigilancia
10 sep 2024 . Actualizado a las 21:34 h.La Guardia Civil de la provincias de Pontevedra y Ourense ha recibido notificación oficial de las autoridades de Portugal de la posible presencia de los cinco presos fugados el sábado de una prisión al norte de Lisboa por si optan por salir del país vecino a través de la frontera con Galicia. La notificación se tramitó a través de los Centros de Cooperación Policial y Aduanera (CCPA) hispano-portugueses, que en Galicia está en Tui y al otro lado del Miño, en Valença. También las recibieron en Elvas (Badajoz), Fuentes de Oñoro (Salamanca), Ayamonte (Huelva) y Alcañices (Zamora) ante la posibilidad de que los cinco presos optaran por el resto de provincias españolas que lindan con Portugal para abandonar territorio luso.
La fuga de los cinco presos del penal de alta seguridad donde cumplían condenas ha causado gran alarma en Portugal por el hecho de la fuga de un penal altamente vigilado, pero también por la peligrosidad atribuida por las autoridades lusas a los cinco reos escapados. No dudan en afirmar que son capaces de matar para continuar en libertad.
Están en paradero desconocido y los cuerpos de seguridad, que trabajan de forma conjunta, creen que la operación de captura será compleja y rebajan las expectativas de una pronta solución. Los fugitivos son Fernando Ribeiro Ferreira (de 61 años de edad), Rodolf José Lohrmann (59), Mark Cameron Roscaleer (39), Fábio Fernandes Santos Loureiro (40) y Shergili Farjiani (33).
El dispositivo policial en Portugal es muy elevado, tanto de la Policía Judiciaria como de la Guarda Nacional Republicana (GNR). Ambos cuerpos saben de la necesidad de recibir ayuda ciudadana para dar con los cinco presos, que se sabe que contaron con la ayuda de al menos tres personas sin identificar por ahora para fugarse de la cárcel.
Mientras, Portugal se pregunta cómo ha podido acontecer y pide responsabilidades.
Los hechos son suficientes para asumir «un grave fallo» de seguridad, según ha admitido Rui Abrunhosa, el director general de Servicio Penitenciarios. La prisión, de 507 reclusos, tiene 50 puestos de vigilancia, pero solo había 33 en el momento de la fuga, durante horario de visitas. Solo un operario debía revisar la videovigilancia de 200 cámaras, y las torres de vigilancia habían sido desmanteladas recientemente. Además, la valla electrificada estaba desactivada permanentemente. Y ya hace cuatro meses que la cárcel no tiene director. El criminal más peligroso, el argentino Rodolfo Lohrman, había llegado a este centro desde otro de mayor seguridad. Cuatro de los cinco huidos, pese a intentos previos de fugarse, estaban en celdas contiguas y tenían acceso libre a teléfono e internet.
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La ministra de Justicia, Rita Alarcão, comparecerá mañana una vez recogidos «los datos necesarios». Las autoridades policiales reconocen que el quinteto de delincuentes huido recibe cobertura del crimen organizado, lo que implica acceso al dinero necesario para comprar voluntades en forma de corrupción o para acceder a los medios para esconderse en inmuebles, tener medios de transporte para desplazarse y salir del país por el interior o llegar a algún puerto para subirse a un barco que les lleve a otra nación o incluso continente.