La mariposa de Cíes que muestra el impacto del cambio climático

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

Ana Vázquez

La «charaxes jasius» es una especie de origen afrotropical

20 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Situemos nuestra historia en el tiempo y espacio. Nos encontramos en las islas Cíes, playa de Rodas, concretamente, el pasado 6 de junio. Allí estaba un simpático turista, disfrutando de un vaso de sangría en aquel marco incomparable. El caso es que, revoloteando con esa manera aparentemente errática de volar que tienen los lepidópteros (si nos disculpan el «palabro») una mariposa, seguramente atraída por el aroma dulzón que desprendía el brebaje, se va acercando a nuestro representante de guirilandia hasta que, delicadamente, se le posa en la mano. Nuestro protagonista humano, persona sensible, en lugar de espantarla o algo peor, se queda fascinado con la escena del inusual aterrizaje.

Así quedaría la cosa, perdida como lágrimas en la lluvia si no fuera porque, al lado, se encontraba nuestra compañera y, sin embargo, amiga Ana Vázquez, trabajando como guía en una de sus rutas de ecoturismo (y no aprovecharemos la coyuntura para hacer publicidad encubierta de su empresa Alecrín actividades y aventura). El caso es que a Ana, buena conocedora de la flora y fauna de las islas, aquella mariposa le pareció desconocida, por lo que acercándose el turista le pidió en todos los idiomas posibles que, por favor, se quedase quieto para poder hacer una foto al simpático bichito («wait wait wait, a minute, a photo, only a photo, please») que acto seguido inició la maniobra de despegue para continuar con sus cosas de mariposa (afortunadamente, sin beberse la sangría, cosa poco recomendable si se va a conducir, o pilotar).

Al llegar a casa Ana consulta las correspondientes guías de lepidópteros y confirma su sospecha: efectivamente, se trataba de la mariposa del madroño, o Charaxes jasius para los íntimos. Ana anotó la cita en uno de los portales que se utilizan para registrar estos datos y así quedo la cosa hasta que esta semana el Parque Nacional anunciaba el descubrimiento de una nueva especie de mariposa en las Cíes.

Más allá de la anécdota de que la especie estaba localizada un poco antes, pero sin tener constancia de algo fundamental: su reproducción, como han descubierto Begoña Davila Alvite y Julio Martínez Táboas y de esta forma se puede acreditar que contamos formalmente con una nueva vecina en Cíes, lo interesante del caso es lo que implica que esta nueva especie se haya establecido en las islas.

Lectura del descubrimiento

¿Es una buena o una mala noticia? Quizás en parte sea ambas cosas. Por un lado es positivo que aparezcan nuevas especies en un lugar cuyo objetivo fundamental es la conservación de la naturaleza y que, paradójicamente, nuestro espacio con mayor grado de protección pierde biodiversidad vertiginosamente especialmente en su gran tesoro, que son los fondos marinos, como denunciaba y documentaba el gran divulgador submarino José Irisarri en estas mismas páginas.

Esta es la parte positiva, que a su vez tiene que ver con el excelente proceso de restauración y recuperación de los ecosistemas terrestres de las islas que desde hace años desarrolla gradualmente, como debe ser, el Parque Nacional.

Nuestra mariposa del madroño, como su nombre indica, necesita estos arbustos nutricios que el parque está recuperando para instalarse y reproducirse. El problema es que el otro factor determinante para que nuestra protagonista se encuentre a gusto es el clima, y el clima en Cíes, en teoría excesivamente húmedo y frío, no debería ser adecuado para esta especie de origen afrotropical.

Nuestra hermosa amiga es, en realidad, un indicador de la evidencia del impacto de la emergencia climática en nuestro entorno.