Javier Sopelana, ingeniero: «Hoy en día no se podría hacer un campo de fútbol encima de un río»

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Conoce los cauces que desembocan en el mar como la palma de su mano porque lleva 15 años estudiándolos para luchar contra las inundaciones.

08 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocos especialistas en Galicia tienen un conocimiento tan profundo de los ríos como Javier Sopelana Peralta (Santander, 1975). Este doctor ingeniero de caminos especialista en hidráulica fluvial lleva 15 años estudiando los de la demarcación de Galicia Costa. La empresa de la que es socio fundador junto con Fernando López Mera, José Ignacio Buján y Javier Girones, Aquática Ingeniería Civil, con sede en la calle Areal de Vigo, asesora a Augas de Galicia a la hora de definir el riesgo de inundaciones y cómo minimizar sus consecuencias. Por eso, tras la tragedia de Valencia, resulta casi obligado preguntarle si algo así podría suceder en nuestra comunidad. La respuesta es que no. «En Valencia llegó la DANA y se quedó ahí atrapada. Aquí viene una borrasca y pasa. Allí cayeron hasta 600 litros de agua por cada metro cuadrado, cuando lo máximo en Galicia puede rondar los 200». La orografía también es diferente. No hay grandes llanuras y el terreno enseguida drena», afirma.

Sin embargo, aunque afortunadamente sin esas consecuencias dramáticas, las inundaciones también se producen en nuestra comunidad. De los más de 20.000 kilómetros de ríos que existen, solo 565,7 son conflictivos en 172 tramos y 40 son de un riesgo alto. El 75 % dan al mar y en ese contacto la situación se complica por las mareas. «Aquí se producen los ríos atmosféricos, después de varias borrascas, los ríos van llenos y el terreno no es capaz de infiltrarla», explica este profesional, que además es vocal de la asociación gallega de empresas de ingeniería Ageinco.

El desarrollo urbano no ha hecho sino incrementar ese riesgo. Javier opina que los ríos en Galicia «están muy presionados». Al final, quien gana el pulso es la naturaleza .«Los ríos no son tontos. Si les presionas, luego buscan su sitio», afirma. Eso explica cómo muchas calles acaban convirtiéndose en ríos, anegando garajes, viviendas o bajos comerciales. Además del agua que se sale del cauce denominada inundación de tipo fluvial, también existe la conocida como inundación pluvial o urbana que ocurre cuando la red de drenaje no es capaz de desaguar una lluvia intensa. En Vigo, como pasa en otras ciudades, «la ciudad ha crecido de una forma más rápida que su red de alcantarillado». Eso explica las riadas que se producen, por ejemplo, en la calle Colón. «El agua entra con presión, levanta las tapas de las alcantarillas y sale. Hay un fallo en la red de pluviales», considera. Otro punto conflictivo es el entorno del río Lagares a su paso por el centro urbano. En este caso, donde se mezclan ambos tipos de inundación, se desborda cuando ya no soporta más caudal. A pesar de que el nuevo colector contribuyó a aliviar la situación, «actualmente no se podría hacer un campo de fútbol encima de un río», dice refiriéndose a la grada de Río.

Antiguamente, el Lagares en toda la zona que hoy ocupa la planta de Stellantis era un área de cultivo anegable, tal y como se puede comprobar en las fotografías aéreas del vuelo americano de 1956. No obstante, Javier se muestra indulgente con las generaciones pasadas. «Antiguamente no existían las herramientas que tenemos ahora», afirma.

Argumenta que en Galicia la mayoría de los incendios traen consigo o llevan asociados inundaciones Si algo le sorprende para mal a Javier, es la frecuencia con la que estos siniestros se producen, tanto en nuestra comunidad como en el norte de Portugal. «Lo que hacen los incendios es cambiar las cuencas de un día para otro. Impermeabilizan la cuenca, haciendo que el agua que llega al río sea dos o tres veces mayor», considera.

Por lo tanto, la prevención de los incendios, sería también una manera de evitar inundaciones. «Los incendios son una lacra no solo porque se quema el monte, sino porque desajustan las cuencas de una forma brutal. Las cambia de un día para otro y el río, que está acostumbrado a llevar un caudal, de repente tiene el doble, el triple, o cuatro veces más», dice recordando los eventos de inundación en Oia, Sabarís o Cee tras los incendios de 2006.

Una directiva europea obliga a los organismos de cuenca a tener unos mapas de riesgo de inundaciones y planes de gestión. Javier Sopelana echa en falta en muchos ayuntamientos que aún no tengan unos protocolos de actuación ante emergencias «y que tenga que llegar una DANA para que los responsables se pongan las pilas». En el caso de las inundaciones, considera que es responsabilidad de todas las entidades implicadas y que las mejores soluciones son las más naturales posibles entendiendo que los ríos son entes vivos que necesitan respirar. Cuando no se puede actuar, los planes disponen de otros tipos de medida como las de prevención y preparación (los famosos sistema de predicción de inundaciones, limpieza de ríos, etc…) y de recuperación y revisión (como el promover los seguros).