La tienda que aún vende cedés y solo en gallego

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Óscar Domínguez y Antonio Rodríguez gestionan desde Vigo la distribuidora musical Inquedanzas Sonoras

08 feb 2025 . Actualizado a las 00:19 h.

«¿Pero vendéis cedés?». Es una pregunta que en Inquedanzas Sonoras están acostumbrados a contestar a menudo. La tienda, ubicada en la encrucijada de los barrios de O Calvario y Lavadores, es una feliz anomalía que, lejos de languidecer en un panorama de plataformas donde flotan intangibles de todo tipo, aún se pueden ver y manosear objetos contenedores de música.

Las particularidades de este establecimiento no acaban aquí. Encontrar cedés todavía es relativamente fácil, porque además de que no han dejado de fabricarse (en cantidades mucho menores que hace algo más de una década) también se encuentran en tiendas de segunda mano. Pero es que Inquedanzas Sonoras no es un chambo vintage, sino la tienda donde es posible encontrar todas las novedades y lanzamientos en el ámbito de la música gallega, y además, es la distribuidora que pone esta mercancía en toda España y algunos puntos del extranjero.

Lejos de languidecer, el género vive uno de sus mejores momentos. En realidad, llamarle género no es del todo correcto, porque lo único que tienen en común los múltiples estilos y ritmos que cobija este negocio es el idioma gallego (cuando hay palabra cantada), y el origen de los artistas cuando no la hay (y ahí caben desde Adrián Cupeiro hasta la Banda de Música de Chantada).

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Al frente de este excepcional espacio están dos veteranos del sector discográfico: Óscar Domínguez y Antonio Rodríguez. Este último lleva 47 años vinculado a un campo profesional en el que empezó de casualidad con 17 años, al acudir a la llamada de un anuncio en el periódico pidiendo mozos de almacén. El almacén resultó ser de una distribuidora de discos y el vigués saltó de un trabajo a otro como una aguja por un vinilo, sin moverse de aquel plato. «Ahora nosotros solo llevamos música gallega, pero entonces teníamos de todo, y casetes, y aquellos cartuchos que llevaban los coches, que a finales de los 70 ya estaban en las últimas», recuerda.

De aquellos tiempo cuenta Óscar que había una novedad al año. «No de cada artista, sino en general. Julio Iglesias sacaba disco y ya no había más. Eso era lo que ibas a tener que vender». So socio añade otra anécdota: «Cuando Rocío Dúrcal sacó el disco de rancheras despachábamos todo lo que había de ella y de Juan Gabriel». Como relatan, los vendedores cargaban el coche y no volvían en tres meses. Pero el reparto no era en tiendas de discos, que había pocas, sino en tiendas de electrodomésticos, de fotografía, gasolineras, mercadillos bazares... «Yo recuerdo hacer toda la provincia de Pontevedra y teníamos unos 60 o 70 clientes. Y en cada pueblo había uno que te estaban esperando como si fueras el del pescado», asegura Óscar.

En el 82 empezaron juntos. «Estuvimos unos 10 años en Disco 3, en la calle Lepanto. Él siguió allí y yo monté La Columna, en el centro comercial Camelias. Y me hacía la competencia», acusa con humor. Con el tiempo volvieron a encontrarse gracias, en parte, a las grandes firmas. «Discmedi tenía en Barcelona tenía un catálogo importante en gallego y quisimos hacer algo parecido, nosotros llevando lo suyo aquí, y ellos lo nuestro por España. Pero la clave fue juntar todo lo que había de todos los sellos en un catálogo único y ese fue el éxito», declara Domínguez, que explica que antes, para hacer un pedido, tenían que recurrir a un montón de distribuidoras «y en ese proceso contamos con el apoyo de las compañías de fuera a las que también les interesaba que el proceso se simplificase».

Los responsables de Inquedanzas Sonoras, que despacha también online y para otras plataformas menos para Amazon, han vivido un par de subidones de la música gallega. Desde Milladoiro y Carlos Núñez, que, recuerdan, «sacó un disco autoeditado y nos eligió a nosotros como distribuidora» a la producción actual, la amplitud de campo ha sido espectacular: «Ya no solo hablamos de ventas físicas, sino también en digital. Aquí no somos conscientes de lo mucho que la música gallega gusta fuera», asegura añadiendo que «los catalanes sienten verdadera envidia sana de cómo producimos. Se edita muchísimo y en todos los estilos. Funciona lo tradicional y el toque contemporáneo, la música urbana, el rock, la electrónica... y todo en gallego, con artistas que son cabezas de cartel de festivales de verano», destaca señalando que el cambio fundamental es que el público para toda esa producción es muy joven. El fenómeno Tanxugueiras ha tenido mucho que ver en este bum en el que siguen otros como Hugo Guezeta, pero la labor de estos profesionales no se contó: «Del primer disco de Cantadeiras do Berbés yo no sé cuántos miles vendimos, y de orquestas gallegas nos hinchamos, pero en medio metíamos Berrogüetto, Dios Ke Te Cree, Pelepau...».

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