
Ganadores de sus ligas con el Lindenwood americano y el Cisneros sub-23, respectivamente, los hermanos entrenan juntos días en Vigo
09 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Lucía (2004) y Mauro del Campo (2006) comparten origen familiar y deportivo, sacrificios y éxitos. Los hermanos vigueses formados en el Universidade de Vigo de rugbi han dado el salto lejos de casa, pero en este período vacacional, se reencuentran y trabajan juntos. «Estamos en pretemporada y acabamos de ir al gimnasio por la mañana. Estás lejos de tu equipo, pero la sensación es que tienes un equipo en casa», dice ella, que acaba de terminar su tercer año en el baloncesto universitario americano mientras estudia Medicina. Él se decantó por ADE en Madrid, viene de concluir su primer curso fuera.
La mayor, curiosamente, se inició en el rugbi más tarde, pero, de algún modo, ambos son referentes para el otro. «Nuestros padres estaban buscando un deporte para que yo hiciera y un día vieron un documental del Vigo Rugby y decidieron apuntarme. Me metí a jugar y después también lo hicieron mi padre y mi hermana», cuenta Mauro. Así, él fue modelo para Lucía: «Ahora mismo, estoy en el deporte profesional, pero no veo a nadie de mi entorno que tenga su sacrificio y dedicación». A su vez, ella es un ejemplo «por todo lo que está consiguiendo». «Me acuerdo de estar yo en Vigo y llamarla estando en dinámica de la selección. Me gustaría llegar a ese nivel», confiesa el pequeño.
Del nivel de Lucía habla el hecho de que acabe de ganar con su equipo, el Lindenwood, su segunda liga universitaria. «Está siendo un sueño cumplido. Mi idea era irme y compaginar el deporte de alto rendimiento con mis estudios. No tenía expectativas, no sabía qué me iba a encontrar, y está siendo una experiencia muy positiva», relata al tiempo que se muestra «emocionada» con el próximo año, que será el último de estudios universitarios para ella, en el que pasará a vivir a una casa tras este tiempo en residencia.
Mauro, por su parte, acaba de cerrar su primer año fuera, dando un salto menor en cuanto a kilómetros, pero también importante y satisfactorio. «Es una experiencia increíble. La gente del equipo y del colegio mayor donde vivo me acogió genial y a nivel deportivo, es fantástico», valora el campeón de España de rugbi M23 con el Cisneros. Admite que es «complicado compaginar» estudios y deporte y ahí hay una diferencia importante con su hermana. «Allí, las dos cosas están ligadas y tienes más ayudas y facilidades, juegas para la universidad», recuerdan entre ambos.
«No es nada fácil»
La futura doctora no esconde que sacar adelante las dos cosas «no es nada fácil». «Tienes que trabajar muchísimo, levantarte pronto para ir al gimnasio, entrenar, ir a clase y comer bien, porque sabes que luego igual tienes entreno por la tarde. Los días son ajetreados», detalla. Todo está muy medido para poder rendir y «hay que administrar bien el tiempo, pero se puede hacer, con esfuerzo y sacrificio», asegura una deportista a la que en su tiempo libre también le gusta disfrutar de otras disciplinas, incluidas algunas que ha descubierto en su estancia en Estados Unidos.
Mauro también se planteó seguir el camino de su hermana, pero eligió otro y, actualmente, tiene esa puerta completamente cerrada. «Lo valoré, pero mi objetivo principal era ir con la selección española sub-18 y cuando te vas al extranjero, es un poco más complicado que te convoquen», apunta. Lucía lo ha comprobado en primera persona. «Estaba en convocatorias de la sub-18 y la absoluta y desde que me fui, no me han vuelto a llamar. No contaba con ello. Es verdad que estoy lejos, pero si en cualquier momento me llaman, estaría disponible y me encantaría volver a participar», subraya.
Aunque los dos coinciden en que el rugbi en España ha experimentado un crecimiento notable y continúa en línea ascendente, cruzar el charco supone encontrar una manera diferente de vivir su disciplina y también «de la concepción del deporte en general», afirma Lucía. «Nos dan muchas ayudas, tanto profesores como entrenadores de ponen facilidades y nos repiten que lo primero son los estudios», desgrana.
El Vigo, siempre en el corazón
A día de hoy, los dos son espejos donde mirarse para los niños del Vigo Rugby, aunque no se sienten referentes en ese sentido. «Aún salí de allí el año pasado. Referentes son gente como Marcos Muñiz, que fue nuestro entrenador, juega en División de Honor, ha estado en la selección española y es un tío increíble con una gran trayectoria y salido de nuestro club», ensalza Mauro. Un Vigo que ellos llevan «siempre en el corazón», teniendo presentes las vivencias y el aprendizaje que les dieron sus años allí. «No seríamos nada sin el Vigo Rugby -sentencian-. Nos criaron desde los cinco y los ocho años».
Sacrificios que compensan y metas de futuro ambiciosas
De cara al futuro, Lucía del Campo dice tener «todas las posibilidades abiertas». No sabe si seguirá en Estados Unidos cuando acabe la carrera, pero sí tiene claro que quiere «al 100 %» ejercer la Medicina y su deseo es que el rugbi también siga formando parte de su vida. En lo deportivo, el objetivo ahora es «seguir mejorando» y ver a dónde puede llegar como deportista profesional. «Quiero ver si hay posibilidad de seguir jugando al rugbi a alto nivel y la española siempre es un sueño, pero no sé cómo de cerca puede estar», comenta.
A Mauro le queda aún mucha carrera universitaria por delante y tiene decidido terminarla en Madrid. «Mi objetivo es seguir creciendo en mi club, llegar a jugar de forma regular en División de Honor y jugar en la selección española», destacando su anhelo de estar el año que viene en el Mundial sub-20.
Luchando por sus sueños lejos de casa, reconocen morriña de la familia, los amigos, el mar o la comida de su madre y abuela. Pero les compensa, como dicen que les compensaron los sacrificios de infancia y juventud, por todo lo que les da un deporte «bonito, con valores muy importantes» y aún muy desconocido, aunque celebran que cada vez menos.