
La forense Ana Riera recomendó en Radio Voz denunciar cuanto antes para tener pruebas biológicas
22 jul 2025 . Actualizado a las 15:43 h.Lo dicen los datos, pero también los médicos forenses. Las denuncias por agresión sexual en Vigo se han disparado un 60 % en el 2024 con respecto al año anterior. Vigo registró 170 casos, uno cada dos días; la siguiente área en incidencia es A Coruña, con 92 casos, casi la mitad a pesar de tener una cifra similar de habitantes. A los datos del 2024, que se han publicado en el informe anual del Instituto de Medicina Legal de Galicia, se suma la experiencia de quienes atienden a las víctimas. Ana Riera es médica forense en el área de Vigo. Tiene la función de elaborar informes que luego se adjuntan a la causa judicial. «Tenemos guardias semanales en las que puedes tener cuatro o cinco casos de agresión sexual. Se nota una barbaridad el aumento».
Los datos del Imelga indican que el perfil de víctima más frecuente es el de una mujer menor de 30 años, con un pico en las de menos de 20. Los ginecólogos de guardia hacen la exploración junto con los forenses, que son los encargados de recoger las muestras y pruebas y remitirlas al Instituto de Toxicología para su análisis posterior. «Si la víctima acude lo antes posible, aseguras el mayor número de vestigios y en las mejores condiciones», explica Riera.
No hay una cadencia marcada de denuncias los fines de semana, pero sí que la mayoría de las víctimas acuden en las primeras 24 horas. Aunque se pueden recoger pruebas pasados siete o diez días, el éxito de las mistas está directamente relacionado con que se puedan tomar en las horas siguientes a la agresión. «Deben denunciar cuanto antes y acudir al hospital. Lo mejor es ir sin orinar porque esto arrastra restos celulares de interés, igual que limpiarse. No deben ducharse, porque a veces hay restos de saliva de, por ejemplo, chupetones, que nosotros llamamos sugilaciones. Es importante también que lleven la ropa interior de ese momento», aconseja.
Sumisión química
En los casos de sumisión química el tiempo también apremia. «La mayoría de las sustancias se eliminan del cuerpo en las primeras 24 horas», explica la forense. La recogida temprana de muestras aporta un valor fundamental para identificar al agresor o vincularlo con la víctima. «A veces es la diferencia entre un archivo o una condena», explica la abogada Ana María Rodríguez Cabaleiro, que ha defendido a víctimas de violencia sexual y conoce las dificultades procesales.
«El maltrato va en escalada, el desprecio y el control siempre van antes que la bofetada»
Igual que cualquier crimen deja un rastro, el maltrato marca de forma objetiva a las mujeres que lo sufren. Los médicos forenses emiten informes a petición del juez en los que se identifican las secuelas que provoca una situación de violencia machista sobre la víctima. La mayoría sufren trastornos adaptativos y cuadros de tipo ansioso o depresivo. Hay pérdida de autoestima, alteraciones del sueño y una situación de alerta constante.
La forense Ana Riera explica qué patologías o rasgos se encuentran con frecuencia. «Tienden a minimizar y aprenden a vivir con esa situación de tensión. Cuando el maltrato es sostenido, aprenden a no dar ningún paso porque no saben lo que provoca la respuesta agresiva, se quedan paradas, alerta y quietas». Puntualiza la experta que muchas mujeres llegan a sentirse culpables de causar situaciones que provocan a su maltratador y que, en los casos más graves, este estrés va acompañado de pesadillas o pensamientos intrusivos. «El maltrato psicológico no es difícil de identificar si hay una evidencia clínica, pero sí que es más difícil de defender y demostrar en el juicio», explica quien también es citada durante las vistas para acreditar los informes. «El maltrato va en escalada, se va incrementando. El desprecio y el control siempre van antes que la bofetada. A veces no hay maltrato físico, pero sí psicológico. Si es sostenido, deja secuelas».
Los que no responden a un patrón son los agresores. Según la experta, solo el 20 % tienen trastornos mentales, lo que incluye el uso de sustancias. Se valora la irritabilidad del sujeto, pero no tanto el riesgo, que suele ser misión de los policías de la UFAM que recogen la denuncia. Asegura Riera que las personas con rasgos narcisistas tienden a ser más controladoras y las paranoicas, más suspicaces con respecto a terceros. El consumo de alcohol o drogas es frecuente.
Violencia a través del móvil
Las cifras indican que el 25 % de las chicas de entre 16 y 17 años están sometidas a control digital, que es otra forma de violencia machista. Cuando son menores, el asunto lo lleva la Fiscalía, pero los forenses analizan también denuncias de control a través de teléfono y redes sociales. «Al igual que el resto de las víctimas, al principio lo minimizan. Cuando llegan a nosotros están ya mal, vienen acompañadas de amigas o padres. Los casos que vemos dicen que esa forma de control es porque su chico está preocupado por ella. Antes era: ‘‘Si está celoso es que me quiere''. Ahora es: ‘‘Si me controla a través del teléfono, me quiere''».