Lucrecia García: «Hay niños que no distinguen la cabra de la oveja, viven alejados del rural»

Bibiana Villaverde
bibiana villaverde VIGO / LA VOZ

VIGO

XOÁN CARLOS GIL

Hace 21 años, fue pionera al abrir la granja escuela Kiriko y sigue emprendiendo, ahora con un hotel singular. «Tenemos clientes que viajan por el mundo para alojarse en faros»

25 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

«Este fin de semana he estado preparando las cuadras. No te imaginas la satisfacción que me da». Lucrecia García tiene mucha tarea en Vigo, especialmente desde que en abril abrió las puertas de su Hotel Boutique Faro Silleiro, pero su rumbo lo sigue marcando la granja escuela que fundó hace 21 años en Fornelos de Montes, donde se escapa siempre que puede. Con Kiriko Natura se convirtió en empresaria a la vez que desafiaba a todos aquellos que intentaron disuadirla de su empreño de emprender en el rural, los mismos que hoy reconocen que acertó.

Pocos niños de Vigo y Pontevedra no han visitado la finca de 18 hectáreas que dirige al pie del embalse de Eiras. Son cientos de excursiones escolares las que gestiona cada año, a mayores de los campamentos de verano. «Los niños han cambiado mucho desde que empezamos. Nos visitan algunos que no distinguen una cabra de una oveja. La mayoría viven alejados del rural a pesar de tenerlo cerca. Antes se adaptaban más al medio, hoy cuesta que se manchen, se mojen o pisen la hierba». Una protección mal entendida, explica García, sobre todo cuando muchos de ellos van con móvil a la granja.

La desconexión digital forma parte de los valores que promueven con los chavales. «Este año cedimos ante una institución que nos pidió que les dejásemos tener los teléfonos y fue un problema. Hay que normalizar que un chaval pase una semana desconectado digitalmente. Se dan cuenta de que hay un mundo más allá y se lo pasan de maravilla. No se acuerdan ni de la hora que es». Los niños sí pueden conectarse con sus casas diariamente a través del teléfono fijo de la granja, pero la vida exterior se convierte en accesoria cuando conviven con siete burros, las estrellas de Kiriko. Vacas, caballos, perros, cerdos, ovejas y cabras forman parte también de esta gran familia en la que trabajan en temporada alta más de 25 personas y donde Lucrecia no ejerce de veterinaria titular, pero sí de ayudante, cuando hay que intervenir a las reses. 

Mar y monte

De niña, a Lucrecia ya le gustaban las vacas. Nació en una familia de empresarios de Vigo en la que su único contacto con el rural tenía lugar cada verano, en Allariz, donde sus padres veraneaban con unos amigos. Mientras sus cuatro hermanos pedían volver a Vigo, ella prefería el olor a campo, mezclarse con los animales, pasar las horas entre las reses y relacionarse con la gente de la aldea. Por eso, cuando decidió estudiar Veterinaria, no hubo grandes resistencias familiares, aunque todos esperaban que se licenciase en Farmacia. En parte les hizo caso al especializarse en bromatología, la ciencia que estudia los alimentos. Dirigió el departamento de calidad de Alfageme y estuvo al frente de la Real Conservera Española, un sector al que sigue ligada por el proyecto de su hijo, La Curiosa, centrado en exportar conservas de calidad, con un diseño moderno y cuidado para acercar el producto a las nuevas generaciones. En EE.UU. se lo sacan de las manos. «Quiero darle continuidad a la marca, que nació en el 2020 y tiene una proyección enorme», explica García.

Hace seis meses que abrió las puertas el Hotel Boutique Faro Silleiro que gestiona junto a su marido, Miguel Ángel Fernández Ferreiro. Han reformado toda la construcción, manteniendo la señal marítima. En solo seis meses desde la inauguración, puede decir que el negocio va viento en popa. El verano ha sido bueno en reservas y el otoño-invierno promete. «Estoy descubriendo que hay un público que busca alojarse en faros y que viaja alrededor del mundo buscando estos hoteles, sobre todo en invierno. Quieren vivir la experiencia de disfrutar del mar rompiendo. Va a ser una campaña prometedora». ¿Tienen algo en común dirigir un hotel y una granja escuela? Solo una: «El servicio al cliente. Intentas que se sienta como en casa, en el hotel, la granja o el restaurante». Lucrecia García también dirige el restaurante Faro Pequeno, una moderna taberna atlántica a pie de Cabo Silleiro.

Hija de José García Costas, asegura que habla mucho con su padre y le pide consejo, aunque ella toma la decisión final. «Mi padre es un puntal, es muy realista y muy práctico. Tienes ese punto de partida, pero la decisión es tuya. No sabría decir qué me hace apostar por algo... Es observación, intuición, curiosidad... La clave es ver la oportunidad en el momento justo y no tener miedo. El que no se arriesga no se equivoca. Algún proyecto no ha salido bien, pero todo es aprendizaje, todo suma». Tiene eso que llaman olfato para los negocios, con un pie en el interior de la provincia y otro en el extremo de la ría de Vigo «Con Silleiro, mi marido y yo pasábamos cerca y veíamos el faro cerrado. Mirábamos las vistas y decíamos: ‘Puede ser nuestro sueño’». Muchos pasaron de largo, ella lo convirtió en el primer hotel faro de las Rías Baixas.

Su canción favorita

«Between two points», de David Gilmour. «En casa somos melómanos absolutos. Es una canción con mucha fuerza, con la guitarra de David Gilmour, de Pink Floyd, y con su hija Romany Gilmour. Que el padre haya embaucado a su hija en este proyecto me parece muy tierno, él es un tío duro. La canción es preciosa».