«Me llaman el Caballero de A Cañiza»

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera A CAÑIZA / LA VOZ

A CAÑIZA

Óscar Vázquez

Un artesano de las luces y sus vecinos convierten la calle A Fraga en imán turístico

13 dic 2023 . Actualizado a las 09:46 h.

Empezó como un pique entre vecinos para ver quién decoraba mejor su casa en Navidad y se ha convertido en un fenómeno luminotécnico que atrae a cientos de turistas a la tierra del jamón. Cinco residentes en la rúa A Fraga de A Cañiza han convertido su calle en un reclamo turístico por la profusa y original decoración de luces navideñas. Los motivos son tan curiosos como un tanque hecho con contenedores, con chapa y neumáticos llenos de luces, para denunciar las guerras que tienen lugar en Palestina y Ucrania, por poner dos ejemplos de los múltiples conflictos que hacen que la del próximo día 24 no sea una Noche de Paz si nadie lo remedia.

«Me llaman el Caballero de A Cañiza» dice José Benito Martínez. Este vecino asegura que en la calle hay más de un millón de luces leds que se ven desde la autovía A-55. «El otro día vino una señora con su hijo. Circulaban en coche desde Ourense, iban a Pontevedra y al ver tanta iluminación decidieron tomar el desvío hasta A Cañiza y ver lo que pasaba», señala este autónomo que tiene dos talleres de neumáticos en Vigo y en A Cañiza. «Tenemos instalados más de un millón de bombillas led. Empezamos en el 2019, en plena pandemia como un duelo de decoración entre vecinos. Cuatro años después, esa rivalidad se ha transformado en un evento solidario entre todos los de la calle, que lo celebramos con chocolate y se ha extendido al municipio de A Cañiza», explica este pequeño empresario, que ha confeccionado otros motivos curiosos para la calle como una bicicleta de cuatro metros y ha jalonado el corto vial de gomas de coches con luces para crear una especie de paseo de la fama.

Las luces de A Fraga se inauguraron el sábado por la tarde con un acto lúdico en el que intervino el cantante Toñito de Poi, que acudió hasta A Cañiza por pura amistad con los organizadores, que lograron reunir en el evento a 300 personas. Tras el encendido, tuvo lugar un sorteo de varios regalos cedidos por los comerciantes de la villa: una planta, unas zapatillas, una noche de estancia en una casa de turismo rural. Fue una cesta navideña singular que le tocó a una chiquilla. Las manos inocentes que sacaron la papeleta ganadora de una rifa gratuita fueron las de los residentes de un centro de mayores de Santiago.

La decoración no es de Ximénez sino obra artesanal de José Benito y otros vecinos. «Empecé a fabricar los objetos de luces en el mes de mayo. Cuando terminaba en el taller de neumáticos me dedicaba a fabricar los soportes para la iluminación», recuerda. Empezó a colgar los motivos navideños en septiembre.