En busca de las aguas medicinales

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

MONDARIZ-BALNEARIO

La tradición termal mantiene referencias de gran interés en el sur de la provincia de Pontevedra

05 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El acto de «tomar las aguas», expresión hoy caída en desuso, pero que tuvo una enorme vigencia hasta no hace muchos años, lo ha realizado la humanidad desde tiempos inmemoriales. Aún sin conocer los principios científicos de determinadas aguas, sí sabían nuestros antepasados que algunos manantiales eran beneficiosos para ciertas parte del cuerpo. Posteriormente, ya en el siglo XVIII, la medicina incorporó los principios científicos y la oferta comenzó a especializarse. Paralelamente a esta faceta, las aguas termales también se aplicaron desde la antigüedad con fines terapéuticos. Roma fue el punto de partida_ por lo menos en occidente_ en esta actividad, que a partir del siglo XIX tuvo su período de expansión en Europa. Es en ese siglo cuando aparece en España la primera regulación del uso de las aguas termales, apareciendo una normativa que abarcaba diferentes aspectos de estos centros, que ya empezaron a verse como negocios de turismo de salud debido a la demanda de la burguesía de la época.

En Galicia, la capital del termalismo es Mondariz, Mondariz-Balneario desde 1924. En 1873, las aguas minerales de Mondariz fueron declaradas públicas por el Estado a iniciativa de los hermanos Peinador Vela, creadores del balneario. A partir de ahí comenzó la gloriosa historia de este balneario que atrajo a grandes personajes de su época hasta el inicio de la guerra civil, momento en el que el termalismo decae. En 1973, el Gran Hotel sufre un incendio que paraliza toda actividad hasta su resurgir ya a partir de la década de los años noventa. Sus fuentes de referencia son A Gándara y Troncoso, que tuvieron la gran suerte de ser arropadas por la creatividad de Antonio Palacios. La primera brota en un templete clásico, mientras que la segunda se encuentra vallada y sin síntomas de rehabilitación. Ofrece aguas carbogaseosas, bicarbonatado-cálcicas y ferruginosas, que emanan a una temperatura de entre 17,5 y 18 °C. Están indicadas para problemas del aparato locomotor, trastornos respiratorios, aparato endocrino, estrés y obesidad.

Además de esta principal referencia termal, la zona de O Condado contó con algún otro punto de actividad, aunque hoy en día ya desaparecido. Es el caso de la casa de baños de Sabaxáns, en Mondariz, de la que hoy en día solo permanecen algunas ruinas. En el número de febrero de 1915 de la revista Estudios Gallegos se decía que sus aguas son sulfurosas, mientras que en el Tratado Completo de las Fuentes Minerales de España, de Pedro María Rubio, de 1853, «se le atribuyen virtudes contra los flujos blancos, y afecciones cutáneas». Hoy, aún hay gente que recoge sus aguas para mejorar su dieta.

En Sela, en el municipio de Arbo, se encuentra en la playa fluvial un manantial de aguas medicinales. En 1905, Antonio Pérez Barreira pidió al consistorio que las aguas de Sela fueran declaradas de utilidad pública y así poder embotellarla y comercializarla. Un año después, consiguió su objetivo. Fueron comercializadas con el nombre de Aguas Minerales de San Martiño de Sela. Estas aguas emergen a una temperatura de 200 con una capacidad de 720 litros diarios. Sus propiedades medicinales eran favorables para tratar enfermedades del estómago e intestinos, del hígado y páncreas, aparato respiratorio, enfermedades constitucionales, aparato urinario e incluso la piel.

En A Paradanta hay otros dos puntos de aguas mineromedicinales. En A Cañiza funcionó desde finales del siglo XIX el balneario del manantial de Augas Férreas, en el lugar de monte Pedroso. Se mantuvo activo hasta los años treinta del pasado siglo. Recientemente, el Concello de A Cañiza recuperó el uso de la fuente, mejorando todo su entorno a modo de área recreativa. Las propiedades mineromedicinales era favorables frente a las afecciones digestivas y urinarias.

Río Tea

El otro manantial conocido de la comarca se sitúa en Covelo. Es la conocida como Fonte de Lourido. Es un lugar agreste, situado en la parroquia de Casteláns y con un acceso un tanto complicado. En la carretera hay un cartel que anuncia la cercana presencia del manantial de aguas sulfurosas que vierten sobre el río Tea.

En 1882, el cántabro Antonio Oliver Rubio compraba en Caldelas de Tui su ya afamado manantial y los terrenos colindantes para construir un balneario. Ya antes, en 1869, el Gobierno reconocía oficial las aguas mineromedicinales y, posteriormente, declaraba su utilidad pública. Cuenta con tres manantiales de aguas mineromedicinales sulfuradas, cluorado sódicas y radiactivas con una aportación rica en nitrógeno y otros minerales en menor concentración. Sus beneficios abarcan desde las enfermedades respiratorias, a las dermatológicas y las relacionadas con reumatismos, artritis y artrosis.

Río arriba, en Oleiros, Salvaterra de Miño, está el espacio termal al aire libre de Teans. De su manantial brota de forma natural agua a 400 centígrados para llenar tres piscinas. Estas aguas sulfurosas son beneficiosas para problemas respiratorios y dermatológicos. Desde allí se puede ver Monçao, donde existe un moderno balneario de aguas hipertermales, sulfureas y otras cualidades beneficiosas para patologías respiratorias, osteoarticulares y dermatológicas, entre otras. Melgaço es otro lugar de interés termal en la ribera del Miño. Las aguas de este centro, que siguen embotellándose, tienen propiedades beneficiosas para las personas diabéticas y con el colesterol alto.