
¿EXISTE LA BELLEZA UNIVERSAL? Nos atraigan o no, hay guapos oficiales a los que nadie puede negar. Dandis que levantan pasiones a lo largo y ancho del mundo. Te contamos cuáles son las claves de la cara perfecta. ?Claves de la belleza
19 mar 2016 . Actualizado a las 05:20 h.¿Qué tiene que tener un hombre para ser guapo? Vale, la belleza es muy subjetiva. Pero hay un puñado de privilegiados capaces de romper corazones con un pestañeo. Adonis que nos dejan petrificados -y petrificadas, claro- cada vez que les vemos en una alfombra roja, en el cine o un anuncio. Vamos a ver, pongámonos en situación. Tarde de domingo, peli y sofá. Empieza la publicidad y, justo cuando más nos tienta el sueño, una imagen se ha quedado en el imaginario colectivo. ¿Hubo alguien capaz de cerrar la boca mientras David Gandy salía del mar cual Apolo de las aguas para anunciar un perfume? No, no y no. Es que tanto fue así que el chico, que por aquel entonces no había trascendido del Reino Unido, salió al ruedo de los JJ.OO de Londres junto a Naomi Campbell en representación de la belleza británica. Tanto que se llevó el premio al rostro masculino más bello. Qué decir de Brad Pitt, David Beckham o George Clooney, que a estas alturas no tienen qué demostrar.

Seguimos queriendo saber qué hay que tener para ser un guapo indiscutible. Javier Valero, jefe de Cirugía Plástica del Chuac, tiene claro lo que triunfa ahora. «Hoy gustan los prognatos (personas con mandíbulas prominentes e incluso desplazadas hacia delante) y la diástasis dental (separación)», indica el experto, que añade que «la proporción áurea, ese equilibrio ideal que se halla con la proporción del largo con respecto al ancho, ya no está tan vigente». Aquí va la fórmula casi infalible para reconocer al guapo de verdad. «En la cara existen cuatro cuartos. La compensación de tres hacen que hablemos de una belleza importante, a no ser que el cuarto sea de una anomalía tremenda», revela el doctor, que pone a Angelina Jolie como ejemplo de la proporción áurea. Aun así, hay muchas más bellezas que no la cumplen. «Claudia Schiffer tiene una frente prominente y una nariz pequeñita, pero es bellísima», apunta. ¿Que cuál es el cuarto más importante? Valero no lo duda: el segundo, el de la zona de los ojos, «aunque es el que antes envejece, por eso a todos nos favorecen las gafas de sol», afirma.

Tanto en Pitt como en Beckham, Clooney y Gandy el cirujano detecta rasgos comunes que explican su guapura irrebatible: «Tienen un rostro ovalado, una frente llamativa, pelo abundante y aspecto muy varonil, lo que indica que cambian los cánones con respecto a los 90». Pero hay más. «Todos tienen los ojos rasgados y presentan mandíbulas potentes. George Clooney de joven tenía una cara ovalada, como Brad Pitt. Ahí se cumplen las proporciones de los cuatro cuartos en sentido horizontal (frente, ojos, malares/boca y mentón) e incluso de los cinco quintos en el vertical -siendo la nariz la zona central, dos cuartos cada uno de los ojos y otros dos la sección que va de cada ojo a las orejas-», apunta. Ahora bien, lo de Gandy le rompe los esquemas. «Él no cumple los cánones. Su desviación de la nariz es tal que creo que su corrección entraría en la Seguridad Social por riesgo a padecer dificultades respiratorias, si es que no las padece. Rompe las proporciones y tiene una deformidad visible, pero es bellísimo», reconoce desconcertado. Pero aquí los artistas también tienen mucho que decir. Manuel Quintana Martelo, presidente de la Academia Gallega de Bellas Artes, asegura que aquello de la métrica de la proporción áurea se ha quedado muy atrás. «Ahora en el arte no hay cánones de belleza. De hecho, creo que la perfección puede resultar hasta algo empalagoso y cursi. Hoy la belleza está en potenciar el carácter y la personalidad de la persona retratada, no se busca la belleza rotunda. Cuando ha habido canon ha sido en las épocas más oscuras del arte, donde había fórmulas incluso para la literatura, y se medían los versos con una regla. Hoy por hoy, creo que podemos decir que no hay canon de belleza», concluye el pintor. Afortunadamente.
