«Si oigo ?Toni? en un supermercado no me giro», dice Pablo Rivera, que lleva 18 temporadas interpretando al hijo mayor de los Alcántara. Entre tanto, le dio tiempo a escribir y, más recientemente, a estrenar «Paella Today», una comedia en la que comparte chica con su compañero de piso
06 abr 2018 . Actualizado a las 05:10 h.Su voz es como la de un presentador de informativos, pero a pesar de que la de periodista es la profesión que empezó a estudiar en la vida real y que le ha tocado desempeñar a Toni, su personaje en Cuéntame, él dice que no tiene vena periodística. «Tengo que reconocer que me parecía un coñazo», asegura. De su nueva película, en cartelera desde el 23 de marzo, se lleva las risas y, por supuesto, la paella.
-¿Qué tal el rodaje de «Paella today»? ¿Muchas risas?
-Sí, me partí de risa en primer lugar leyendo el guion, porque ya me pareció muy divertido. Y luego disfruté del rodaje, porque la verdad que rodar en Valencia es un lujazo, es mi segunda vez allí, pero he disfrutado más de la ciudad, del ambiente... esa esencia mediterránea. Y luego con los compañeros haciendo coñas, las secuencias en las que en el trío protagonista estábamos borrachos e improvisábamos. Fue muy divertido...
-¿Cómo afrontáis esas borracheras a según qué horas?
-Al final el trabajo del actor es utilizar mucho el estado que tiene cada uno. Y a lo mejor pues esa flojera que tienes a las cuatro de la mañana después de llevar rodando desde las siete de la tarde, la utilizas como borrachera.
-¿Sabías que crearon las primeras palomitas con sabor a paella por la peli? «El sueño de todo valenciano cinéfilo», dice el anuncio.
-Sííí, ja, ja, lo he oído. A mí me encantan las palomitas, así que las probaré.
-¿Qué pides tú cuando vas al cine a ver una peli?
-Pues, hombre, depende de la sala, si es más pequeñita o una filmoteca, no me las pido. Pero por costumbre, me gusta ver las películas en pantalla cuanto más grande mejor, y me pido un combo de palomitas y refresco.
-Esta es una comedia que gira un poco en torno a la comida española. Como buen madrileño, ¿cuál es para ti el mejor plato de España?
-¿El mejor plato de España? Uff, madre mía... Yo creo que a nivel mundial el más conocido es la paella, y ahora el gazpacho también se empieza a conocer por ahí. Pero te encuentras cada paella por ahí adelante... porque a cualquier cosa le llaman paella. A mí me ha pasado de estar en Estados Unidos, e incluso en Japón, y leer ‘paella’ y decir: ‘Madre mía, pero si esto de paella no tiene nada. Si es un arroz amarillo con mil historias que no tienen nada que ver’.
-Bueno, aquí en Galicia somos mucho de arroz con bogavante.
-¡Uuuff...! Me encanta
-Otro de los temas de la peli es el poliamor. ¿Se puede compartir tanto con un amigo?
-Yo lo que veo es que al final la peli habla desde la comedia de muchos temas, y sobre todo de la tolerancia, del respeto y de la relajación de respetar el camino de cada uno en todos los aspectos. Y aquí habla de una mujer que plantea esto y pone a estos dos chicos en una situación en la que no se habían imaginado nunca. Yo, desde Pablo, no comparto eso, no sería capaz, y menos con un amigo, pero lo respeto totalmente. Yo conozco a muchas mujeres que en su vida personal y pública lo hacen. Hoy en día, gracias a que los tiempos están cambiando, cada uno elige el camino que quiere.
-Me interesan mucho esas cosas que te pasaron en un chalé que te dieron mucho miedo y que te llevaron a idear tu libro, «No volveré a tener miedo»... ¿Qué te pasó?
-¿Sabes lo que pasa? Que yo tengo dos características: una, que me gusta mucho el cine, con lo cual soy muy peliculero; y dos, que me encanta el terror. Entonces a todo le veo sustos, le veo el terror, me imagino que puede pasar algo... Esto surgió de una noche con 17 o 18 años en casa de mis padres: escuché un grito en medio de una pesadilla, pero me levanté y no era capaz de saber si ese grito era real. Y pensé: ‘Imagínate que está pasando algo al otro lado del pasillo’. Empecé a escribir un corto de terror, que además creo que era el año de Rec.
-Publicamos hace poco un reportaje sobre si existe un gen de la juventud. No sé si tú lo tendrás...
-¿Tú crees? Pues muchas gracias. Es verdad que la gente luego me ve al natural y me dice: ‘Pero si eres mucho más crío que en la serie’. La cámara te pone años, por mucho que iluminen. Todo se ve. Sí que hay un gen en la piel. Yo la tengo finita y blanca, pero es que no tomo nada el sol, no fumo, no bebo... Algo tendrá que ver con todo eso. Y la genética, claro. No sé, pero muchas gracias, ja, ja. Aunque yo me noto los años, ¿eh?
-¿Qué tiene «Cuéntame» que siempre acabas volviendo?
-Realmente no me fui nunca del todo, lo estuve pensando aún hace poco y he estado en todas las temporadas, incluso en la que yo me fui hice cinco capítulos. Lo que tiene Cuéntame, sobre todo para los hijos, los que empezamos a crecer ahí, es que es como una casa. Nos reímos mucho con Ana Duato, que dice: ‘Parece que ahora se me independiza uno, ahora se me independiza otro, pero luego vuelven a casa’. Es que es como en la vida. También me río mucho con Irene Visedo (Inés) hablando de esto, porque es como la evolución natural de: ‘Necesito saber que fuera de casa puedo vivir y me las puedo apañar solo’. Pero luego, cuando estoy por ahí, digo: ‘Ay, con lo bien que estoy en casa...’ ja, ja. Lo bueno de Cuéntame es que no rodamos todo el año, así que me dio tiempo a rodar Paella, estrenaremos ahora en el Festival de Málaga Proyecto tiempo, de Isabel Coixet, tengo ya trazada otra segunda novela... Mientras me deje hacer otras cosas, seguiré encantado.
-Cuando dicen Toni, ¿te das la vuelta?
-Qué va... Cuando estoy en plató, a veces viene alguien porque los equipos van rotando e igual no me conocen tanto y me llaman por el personaje, y ahí sí que me doy por aludido. Pero fuera... a ver, si alguien me llama como al personaje por la calle, te lo hacen saber y ya me doy cuenta, pero si oigo un ‘Toni’ neutral en un supermercado no me giro.
-Empezaste a estudiar Periodismo. ¿Tienes algo de esa vena con la que te vemos en la serie?
-En absoluto. A ver, tengo que reconocer que cuando estaba ahí implicado me parecía un coñazo, porque yo quería estudiar Cine, pero empecé Periodismo por aprender a escribir guiones y libros. Curiosamente, ahora lo agradezco mucho porque esa capacidad de síntesis que hay que tener para sacar un titular y la esencia de las cosas al final te sirve para todo. Lo que pasa es que empecé en el CEU porque fue el año del bum de la serie Periodistas, y me quedé fuera de la Complutense por unas décimas, que yo quería ir porque soy megafán de Tesis, y me moría por estudiar allí. Pero, vamos, que me he ido a pasear por los pasillos veinte veces.