¿Quién es el diseñador Noah Christian que desfiló en París?

Pablo Portabales PERIODISTA

YES

12 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Le dieron a elegir. Podía desfilar en Milán, Londres, París o Nueva York. Y se decantó por la capital francesa. «Porque creo que es el público que más se adapta a mis diseños», asegura Noah Christian. Un talento emergente que, a sus 24 años, ya puede presumir de haber salido en la revista Vanity Fair y presentar una colección en la Semana de la Moda de París. «Desde diciembre tengo una página web. Vieron mis trabajos y me llegó la invitación de los organizadores. Y me dejaron escoger en qué capital de la moda desfilar», explica este creador nacido en Alemania y afincado en A Coruña. «Mi madre es de Ferrol, donde conoció a mi padre, que es italiano. Me considero español. Con 19 años me vine a estudiar corte y confección y después diseño de moda en la escuela Goymar. Cuando vi mi primera camisa hecha supe que este mundo era lo mío», recuerda con sencillez. «Para nosotros es algo histórico y al alcance de muy pocos diseñadores en los últimos años», destaca Ignacio Cortina desde la citada escuela. «Fue algo increíble. Sin palabras. No esperaba acabar de graduarme y desfilar en París, en el Hotel Intercontinental Le Grand, y tener tan buena acogida», afirma Noah. Es posible que dentro de unos años oigamos hablar mucho de este joven que tiene un pequeño taller del que salen prendas para mujer y unas poquitas para hombre. «Utilicé el concepto prêt-à-couture. Es alta costura y calle mezclada, y siempre de inspiración japonesa, porque me gusta su cultura. Hacemos todo nosotros, menos los bolsos, que también se confeccionan en Galicia, y vendemos por Internet», explica este precoz diseñador.

MANTELES DE PAPEL

Es uno de esos sitios que mantiene el encanto de siempre. De manteles de papel y fogones de seda. Hacía años que no iba a comer al restaurante Pepe de Juan de Vigo. Su ubicación no es la ideal, enfrente de la estación de autobuses y al lado de la transitada avenida de Madrid. Pero estar alejado del centro le permite disponer de una gran terraza cubierta por una parra, varios salones y hasta un lavadero exterior donde friegan las grandes tarteras al terminar el servicio. La cantidad de gente que suele haber es síntoma de que al público le gusta la esencia de las casas de comida, buen producto y trato familiar. Tomé unos chipirones, y unas zamburiñas de las de toda la vida. Y una anguila frita que la cocinera recomienda en cuanto entras en el local. Sí, no tiene el glamur del hotel parisino donde mostró sus creaciones Noah Christian, pero tampoco le hace falta. No busquen en Google fotos, porque casi todas las que hay son bastante antiguas y no le hacen justicia. No hay que fijarse en el mantel de papel sino en la comida.