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UN PASEO POR EL MONTE, ir a la playa a mirar el mar o simplemente pasar un rato en un parque nos hace sentir mejor. La ciencia ya ha probado que el contacto con la naturaleza es bueno para la salud
16 nov 2018 . Actualizado a las 10:16 h.En las islas Shetland, en Escocia, los médicos han empezado a hacerlo. Como complemento (que no sustituto) a la medicina tradicional, los doctores pueden ahora recetar paseos por la playa o rutas para observar pájaros a sus pacientes. Y no son los primeros: en Japón, ya desde los 80, en los centros de salud se tiene muy claro que una conexión regular con la naturaleza, que ellos hacen a través de baños de bosque (shinrin-yoku), es igual de importante que hacer ejercicio físico y mantener una dieta sana. «Hay estudios que muestran un amplio abanico de beneficios para la salud, tanto físicos como mentales», explica Margarita Triguero Mas, doctora en Biomedicina.
Además de una menor mortalidad y mejor salud mental, aspectos ya probadísimos, hay también estudios -aunque aún no constituyen «evidencia científica suficiente»- que relacionan el contacto con la naturaleza con multitud de ventajas: mejor estado de salud general, un menor número de quejas por temas de salud, menores niveles de estrés, menor presión sanguínea y colesterol, mayor habilidad para afrontar problemas del día a día…
¿Y en España? «Todo el mundo ha asociado el médico con la pastillita mágica que lo cura todo y no siempre es así», apunta Sara Conde-Valvís, médica de Familia gallega afincada en Mallorca.
Ese tipo de prescripciones inesperadas le parecen «geniales», y pone como ejemplo algunos centros de salud en el Reino Unido en los que se prescribe ejercicio físico «de verdad, con convenio con el gimnasio local»; algo similar a lo que se está haciendo en Narón, donde desde principios de año está puesto en marcha un proyecto que busca potenciar los hábitos saludables en toda la localidad.
El tema de la naturaleza es importante en una sociedad cada vez más urbanita (en Galicia la población rural cayó entre el 2008 y el 2014 a un ritmo de 25 personas diarias, según datos del Ministerio de Medio Ambiente), y no solo porque en entornos naturales respiramos aire más puro y nos movemos más: los espacios verdes -y también los azules, aunque están menos estudiados- nos calman.
Lo mejor de todo es que prácticas como un baño de bosque son muy fáciles y accesibles a todo el mundo. Se recomienda ir sin móvil o con él apagado. Pasear un poco con calma -aunque no es estrictamente necesario si no se puede-, estirar, sentarse y contemplar: ver, escuchar, oler, tocar. Y volver a casa no solo sintiéndonos mejor, sino también estándolo.