Alba Flores: «Yo no soy de las que obedece y ya»

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Virginia M.Chico

La nieta de Lola Flores atraviesa un gran momento. En lo profesional triunfa con «Vis a vis», que acaba de estrenar la cuarta temporada, y «La casa de papel»; y en lo personal ha sido escogida por su prima Elena Furiase para ser la madrina de su hijo Noah. Además, ha aprendido a decir que no. «He pasado de una economía de supervivencia a poder elegir»

12 dic 2018 . Actualizado a las 15:55 h.

Dice que tiene la contradicción encima, que tanto saca su vena más enérgica como su lado más pachorro. Tiene a quién salir. Alba González Villa (Madrid, 1986) -eligió el apellido de su abuela Lola para lanzarse al mundo artístico- está saboreando las mieles del éxito. No le ha llegado por casualidad, lleva tiempo formándose, sobre todo en el teatro, pero su vida cambió el día que le ofrecieron interpretar a Saray, una presa de Cruz del Sur (del Norte desde la pasada temporada) «con una calidad humana a la que yo no llego como persona».

-Llega la cuarta temporada de «Vis a Vis», ¿nos vamos a seguir sorprendiendo?

-Yo creo que bastante, se tienen guardadas unas cuantas palomas ahí en la manga como los magos.

-¿Es de todas las temporadas la más emocional, la que nos va a llegar más adentro?

-Sí, creo que va a ser un mazazo emocional, por lo menos para mí lo ha sido, y no sería raro que lo fuera para el espectador.

-¿Nos vamos a encontrar a la misma Saray o hay una evolución?

-Sí, hay mucha más madurez y conflictos muy complejos. Yo he necesitado ensancharme el corazón para poder hacer todo lo que me toca hacer.

-¿Qué le debes a Saray?

-De todo, de todo. No te puedo decir lo que me gusta este personaje e interpretarlo. Me ha dado muchísimas cosas...

-¿Personalmente?

-Sí, sí, sobre todo creo que lo que más me ha aportado es personalmente, y mira que me ha dado a nivel profesional, pero personalmente me ha dado tanta banda ancha para jugar, para pasar conflictos y poder entender más a otras personas, no sé... Lo mejor que he dicho sobre Saray es que para mí el personaje tiene una calidad humana a la que yo como persona no llego.

-Uff.

-Pero es verdad, puedo imaginar lo que es ser así en esta vida, pero yo no tengo tanta calidad humana. Y poder vivirlo así un ratito es la hostia...

-He leído que cuando se están emitiendo los capítulos, te conectas a Twitter para ver lo que están diciendo y aprender.

-Sí, a mí me gusta mucho.

-¿Es un poco peligroso?

-¿Por qué?

-Te puedes encontrar de todo.

-Bueno, simplemente para poder aceptar la crítica porque al final yo trabajo para un público, y no para un público especializado, sino para todo el público. A mí me instruye mucho, también te digo que no estoy expuesta a cada cosa que me digan, yo apuesto por determinadas cosas actuando y quiero ver qué tal caen, si se entienden, si no, si se ignoran, si molestan al relato importante, y esto me da muchas pistas. Al final cuando haces una obra de teatro, yo que vengo del teatro que es donde me he formado, le tomas la temperatura un poco al público de cómo está yendo la cosa, ves cómo reacciona y si no, pues al día siguiente pruebas otra cosa. Estás contando la misma historia, pero con la televisión o lo audiovisual, si es una película ya te aguantas, pero muchas veces con las series como sabemos que va a haber otra temporada, si hay cosas que no han quedado claras o que se pueden reforzar o que faltan por contar, las intento meter.

-Dicen que no eres de las actrices que obedece y ya. Esto cómo se interpreta, ¿siempre tienes algo más que decir?

-¿Quién ha dicho eso? [Risas]

-Otra actriz, pero no tiene por qué ser malo.

-Yo soy muy tocacojones, además de verdad. Me cuesta muchísimo callarme.

-Tiene su punto.

-Hay que aprender a gestionarlo. A veces puedo resultar muy invasiva, pero con los años voy aprendiendo cómo hacer eso de la manera más inteligente.

-¿No prefieres a la gente que te viene de cara a la que va por detrás?

-Bueno, creo que las dos cosas tienen su lado, y esto también te puede meter en problemas, pero... voy aprendiendo cómo las puedo decir, cómo las puedo sugerir... Yo creo que no soy alguien que obedece y punto, porque a mí me gusta buscarle los tres pies al gato, y aportar mi creatividad a las secuencias y al asunto, a veces lo consigo más y a veces menos.

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-¿Cómo se lleva estar en dos series con tanto éxito?

-Bueno... respirando. Aprendiendo a respirar mucho. El mundo este del trabajo, y más cuando te va bien, es una vorágine, parece que nunca tienes suficiente. Tengo que respirar y tenerme muy en cuenta, aprender a decir que no y ver dónde están mis límites, porque al final esto también es la autoexplotación de uno. He aprendido a decir que no a cosas, porque ha llegado un momento de pasar de la economía de supervivencia, de tener que aceptar los trabajos que me venían, sin plantearme mucho si me gustaban o no porque tenía que salir adelante, a poder vivirlo de otra manera, con más calma, a poder elegir más lo que quiero hacer, que es la oportunidad que me ha dado Vis a vis y La casa de papel.

-«La casa de papel» parece que no tiene fin, no deja de hacer historia.

-Yo creo que algún tope habrá.

-Tanto reconocimiento, en gran parte internacional, ¿te hace temer por perder los pies del suelo?

-Sí, claro que sí, me parece que es un miedo muy real, que vivimos en un mundo que eso puede ser para gente de todo tipo y no hay necesidad de tener una serie de éxito, porque hay mucha gente que se queda atrapada también en las redes sociales... Tenemos tantos instrumentos que se pueden poner al servicio de cosas tan dañinas, que yo creo que el éxito profesional es una cosa más en la vida, que hay que equilibrar con otras cosas.

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-¿Tú tiras de los tuyos?

-No me suelo subir mucho a la parra, me pasa más que me cabreo con el mundo, entonces necesito a los demás que me digan: ‘Que sí, Alba, que no pasa nada, es verdad que hay muchos problemas en el mundo, le pasan cosas injustas a la gente, pero no lo vas a arreglar tú en un día, ni en tres, chavala’.

-¿Eres muy enérgica, no?

-Sí.

-¿Te va en el ADN?

-Puede ser, pero ahora mismo estoy en una silla con los pies cruzados encima de una mesa, quiero decir, que tengo la contradicción encima, por un lado soy muy enérgica y por otro me puedo volver muy pachorra. Pero sí que tengo brío.

-Hay una cosa que dices que me sorprendió mucho, que eso de Hollywood es un sueño antiguo, de otra generación... porque desde aquí se pueden contar historias que den la vuelta al mundo.

-Totalmente, y ahora le puedo dar otra vuelta más a eso que dije, en realidad creo que ese sueño se ha quedado antiguo porque ahora las personas soñamos con cómo conciliar nuestras vidas entre el trabajo, los amigos, la familia, el gimnasio... y el tiempo para uno. Para mí ahora el sueño tiene que ver con tener equilibrio entre todas estas cosas.

-Parece que no te picó el gusanillo de actuar hasta que no viste «American Beauty» y «El club de la lucha», pero, ¿tenías dudas de que naciendo en la familia Flores no ibas a tirar de esa vena artística?

-Yo no sabía muy bien para dónde iba a tirar, te lo juro... Pero te voy a decir una cosa, las vidas no son absolutos, yo prefiero tomármelo así. Para mí el arte tiene un lugar importantísimo, pero tampoco me considero una artista, así te lo digo, porque yo creo que soy una actriz que trabaja en el entretenimiento y ojalá de vez en cuando pueda tocar algo de creatividad, pero el Arte (con mayúsculas) me parece algo muy sagrado. Aunque también hay otros aspectos de la vida que me siguen pareciendo muy interesantes, no te digo que algún día en el futuro no lo haga desde otro punto de vista o cambie de profesión, ¿por qué no? Creo que también sería lícito, y en mi familia no hay una obligación de que me tenga que dedicar a algo relacionado con el mundo del espectáculo.

-¿De tu abuela Lola heredaste esa vena feminista?

-Vete tú a saber, yo creo que lo he heredado de todas las mujeres anteriores a mí, con más consciencia o con menos todas han vivido una determinada opresión y han hecho lo que han podido, y ahora somos conscientes y lo podemos ver. Te diría que de todas las ancestras, de mi madre, de mi otra abuela, de mis tatarabuelas, de mis tías abuelas... incluso de mujeres que no son de mi familia.