La noche en la que los humoristas rieron juntos

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El Encuentro Mundial de Humorismo, iniciativa de Luis Piedrahita, reunió en A Coruña a veteranos y jóvenes del sector

25 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue un momento histórico. Podemos decir que nunca se había vivido en Galicia nada igual. Profesionales de un mismo sector unidos. ¡Milagro! Gallegos de O Grove y de A Coruña, de Vigo, de Salceda de Caselas, de Ferrol, de Vilagarcía o de Baños de Molgas riéndose juntos. Lo nunca visto. Unos veteranos, otros jóvenes, unos hablando castellano y otros en galego, unos con humor negro y otros blanco. Todos bajo el paraguas común de la retranca y de la iniciativa de Luis Piedrahita, que contó con el gran trabajo de la productora Etiqueta Negra para sacar adelante el proyecto. Luis, mago, escritor, cómico y monologuista, fue el artífice del milagro del Encuentro Mundial de Humorismo. «Llevaba mucho tiempo con la idea de hacerlo realidad», recuerdo que me dijo hace unas semanas cuando lo entrevisté por este motivo. Por eso cuando me llamó para invitarme a la gala final (Fantastic Colofón Louzao) en el Teatro Colón de A Coruña le contesté rápidamente que sí.

Las pelis porno

Disfruté viendo a Siro López y Moncho Borrajo hablando de sus décadas de risas, a Touriñán, Javier Veiga, con su inseparable Marta Hazas, que cada vez domina más palabras en gallego, a David Amor, Oswaldo Digón, Carlos Blanco, que volvió a contar sobre el escenario lo de aquel día que los de Madrid mandaron unas pelis porno para doblar en un estudio de Galicia… Para morirse de risa. Cuando ya los focos se apagaban pude hacer esta foto que les muestro. Fíjense qué nombres. Representan a varias generaciones de humor gallego. Moncho Borrajo, Javier Veiga, Xosé Antonio Touriñán y Luis Piedrahita. Una maravilla estar presente el día en que nuestros humoristas rieron juntos.

Tras los pasos de Leo Caldas

Siempre existe el riesgo. Cuando un hostelero decide reabrir un local que en su día fue famoso hay que estar alerta. Conocemos casos de reformas integrales que taparon el encanto del local anterior. Se olvidaron de lo importante. No sucede en Casa Eligio, en el centro de Vigo. Ahora los camareros lucen tatuajes, pero el establecimiento mantiene el espíritu que le dio fama. Coincide que estoy leyendo el reciente libro de Domingo Villar El último narco y de nuevo el inspector Leo Caldas no falta a su cita con este bar legendario. En la obra, el escritor hace referencia al anterior propietario, Carlos, fallecido hace poco, pero el nuevo gerente, además de mantener la esencia, tiene a la vista los libros del autor. Un aplauso para él, que también regenta el Metropol de la calle Areal. En uno de los barriles exteriores disfruté de una tapa de callos muy buena. Con la segunda consumición volvieron a preguntar qué quería para acompañarla, una costumbre que no se debería perder. Opté por la costilla, que también merece la pena. Una experiencia fantástica disfrutar del Eligio al mismo tiempo que te encuentras en plena lectura de un libro de Villar, que es de esos que no puedes parar de leer. Es contagioso, como la risa que provocan nuestros humoristas.