Antonio Rodríguez Sotillo, jefe de la Unidad de Lesionados Medulares del Chuac: «No conozco a una mujer con lesión medular por zambullida»

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GUSTAVO RIVAS

Varones menores de 30 años: este es el perfil de las personas que se lesionan por tirarse de cabeza al agua. Un accidente que para el jefe de la unidad de Lesionados Medulares del Chuac se debe a «un exceso de confianza, falta de técnica y de sentido común»

08 sep 2020 . Actualizado a las 23:01 h.

En lo que va de verano, y todavía quedan unos días, cinco chicos jóvenes han entrado en la Unidad de Lesionados Medulares del Chuac. Y todos por lo mismo: una zambullida. Es la peor cifra que se registra desde 1991, desde ese año no ha habido tanto ingresos como este verano. Antonio Rodríguez Sotillo, jefe de la unidad, señala que la cifra es «terrible» y desconoce el porqué. Señala que prevenir este tipo de accidentes, que te cambian la vida por completo, es muy sencillo: «Si piensas que por tirarte de cabeza puedes quedarte parapléjico, ya has hecho la prevención».

—Qué verano...

—Hemos pasado durante muchos años en los que teníamos una, dos o ninguna lesión medular por zambullida. Esto había sido porque las campañas habían sido eficaces, pero este año no sabemos por qué la gente sale más desbocada del confinamiento o por qué circunstancia, pero llevamos cinco lesiones medulares. Tenemos que irnos a los años 90 en que un año hubo 12. Es algo terrible por las graves consecuencias que esto provoca.

—¿Qué explicación le encontráis?

—No tenemos un claro análisis. La lesión medular por zambullida es muy fácil de prevenir: si tú piensas que te puedes quedar tetrapléjico por tirarte de cabeza al agua, ya has hecho la prevención. El tema está en que si no piensas que te puedes quedar tetrapléjico por tirarte de cabeza, te tiras y ocurren estos accidentes.

—¿Son en playas?

—Sí, aunque este año hemos tenido en playas y en piscinas.

—¿Básicamente se debe a un exceso de confianza?

—Un exceso de confianza y falta de técnica y de sentido común. Para tirarse de cabeza al agua, primero te tienes que tirar de pie, ver que hay tres metros de profundidad, que no hay un bañista cerca y en ese momento te puedes tirar al agua, pero siempre garantizando los tres metros.

—Los casos que estáis viendo este verano son todos chicos muy jóvenes.

—Sí, incluso un niño de 13 años que finalmente falleció por complicaciones que estaba en la uci.. En general, las lesiones medulares se dan en muchachos, no en muchachas, jóvenes. Cuando eres más mayor no te tiras de cabeza al agua.

—¿Menos de 30 años?

—Sí.

—Y casi todos chicos.

—Casi todos no, todos son chicos. Yo no conozco una lesión medular por zambullida en una mujer.

—¿Cómo lo valoras? ¿Somos más sensatas?

—Las mujeres tenéis más sentido común que los hombres a la hora de afrontar situaciones de riesgo. La testosterona es una hormona que a los hombres nos hace salir la barba, y algunos otros factores, pero tiene una influencia sobre el comportamiento que puede provocar esto. Habitualmente las lesiones medulares por zambullidas son chicos que se están tirando en grupo con otros chicos.

—¿Cuál es el diagnóstico?

—Tetraplejia. Es el caso de Ramón Sampedro.

—Que a día de hoy es definitivo, ¿no?

—La lesión medular no tiene una cura específica, nosotros podemos rehabilitar, pero hablamos de pacientes con secuelas por definición. Hemos tenido un caso, que afortunadamente ha evolucionado muy satisfactoriamente, pero una mínima secuela a título personal es mucha secuela, porque no es tan mínima. El problema está en que estas lesiones son muy fáciles de prevenir y dejan muchísimas secuelas.

—El día después tiene que ser durísimo o a la hora de tener que informar de este tipo diagnóstico.

—Primero es muy duro tener que informar a los padres y a la familia. Con los pacientes somos muy comedidos, y no es hasta que la situación está estabilizada, cuando el paciente ha pasado el momento más grave o más acuciante, cuando se le informa. No se le informa al día siguiente, ni en el acto. No puedes hundir a nadie y tus palabras no pueden ser una metralleta a la hora de informar.

—¿Se les proporciona toda la información de golpe?

—Normalmente cuando reciben información ya han pasado unas cuantas semanas del accidente. El psicólogo de la unidad lo valora para ver si realmente puede afrontar y asumir la información que va a recibir. Después el paciente ya no está en la cama, está sentado en su silla, y en presencia de sus familiares directos, se le informa de su diagnóstico y de su pronóstico. Estamos hablando de pacientes que van a quedar con graves secuelas, es algo que se hace despacito, la información tiene que ser veraz, pero cuidadosa. Las cosas no pueden ser más duras de lo que por sí ya lo son. Pero si el paciente en cualquier momento exige información, nuestra obligación legal es dársela.

—Pero si ya han pasado días, está despierto y sentado en una silla, ya intuye o imagina...

—Sí, el paciente imagina o supone, pero son las palabras del médico las que lo colocan en su sitio. Ese punto de esperanza todo el mundo lo tiene. Tú puedes estar en una silla por una cosa provisional de la cual te vas a recuperar o no.

—Cuando los tienes de frente, ¿percibes arrepentimiento?

—Es muy difícil que un paciente pueda verbalizar con esa naturalidad. Lo piensa, pero de ahí a que lo verbalice es otra cosa.

—¿Qué está fallando para que tengamos estas cifras?

—El conocimiento de que te puedes quedar tetrapléjico por tirarte de cabeza al agua es la clave de la prevención. La estrategia es informar de que la gente no se tire de cabeza al agua, por favor, por favor... La primera vez siempre de pie.

—¿De pie aunque choques contra el suelo el riesgo es menor?

—Chocas contra el suelo, pero das con los pies. Como mucho un golpecito en el pie, pero un golpecito en la columna cervical significa romperla, es quedarse tetrapléjico que es lo que le ha pasado a estos cinco.