En su libro «Cómo hemos cambiado» Juan Sanguino traza un recorrido por los grandes iconos pop de las cuatro últimas décadas y analiza su impacto en la población de este país que hoy parece irreconocible
26 nov 2020 . Actualizado a las 12:39 h.1. David Beckham
LA METROSEXUALIDAD
Sostiene el autor que, hoy en día, la mayoría de los hombres son metrosexuales. Por tanto, la etiqueta ha caído en desuso. Sin embargo, cuando David Beckham pasó a formar parte del paisaje español se convirtió en la gran referencia de ese estilo de nueva masculinidad sobre la que se puso ese cuño. «Era el muso idóneo para los metrosexuales porque, literalmente, se había hecho a sí mismo y porque su superioridad física, económica y erótica provocaba envidia e inseguridad entre los consumidores», señala. El llegar de la mano de la gran estrella pop Victoria Adams no hizo sino redondear la jugada. Una de las más rentables de la época, por cierto.
2. Sabrina
LA PÉRDIDA DE LA VIRGINIDAD DE LA SOCIEDAD
Ocurrió en la Nochevieja de 1987. Aunque casi todo el mundo lo ubique en el pase de Boys, fue con Hot Girl. Ahí a la cantante Sabrina se le salió un pecho de su ajustadísimo top. Y España se detuvo. «Paralizó al país por lo inesperado, por la actitud alegre de la muchacha y por la certeza de que los demás españoles estaban viendo lo mismo», explica Sanguino. La centralita de TVE se colapsó por las llamadas de personas indignadas por lo que acaban de ver en plena cena familiar. Realmente, aquello no era más que un adelanto de lo que estaba por llegar, con la irrupción de las televisiones privadas.
3. Operación Triunfo
LA CULTURA DEL ESFUERZO
Con un gobierno sólido del PP, la economía creciendo, la burbuja inmobiliaria inflándose y el cambio de milenio saldado con éxito, este talentshow musical cristalizó a nivel de cultura pop la ideología de la meritocracia en España. Frente a otros concursos como Gran Hermano, aquí se mostraba a una juventud sana, luchadora y talentosa. El programa encantó a «una nación acomodada, obsesionada con la formación académica y con una confianza sin fisuras en el potencial de la clase media». Ese país «no se conformaba con ir tirando, ahora quería triunfar».
4. Barcelona 92
TODOS REMANDO EN LA MISMA DIRECCIÓN
Sanguino dedica un bloque de su libro a lo que denomina la «anexión de España al primer mundo». Al respecto, los Juegos Olímpicos se erigen como el hito definitivo. Dejando diferencias a un lado y colaborando entre diferentes administraciones en un clima que hoy resultaría imposible, Barcelona 92 supuso «la oportunidad para España de presentarse al mundo como un país civilizado». Salió todo a la perfección, llenando a la nación de una confianza inédita hasta entonces. Los noventa arrancaban a lo grande para la sociedad española.
5. La Macarena
UN ÉXITO ESPAÑOL A NIVEL INTERNACIONAL
Continúa siendo un misterio por qué una canción como La Macarena se convirtió en el mayor suceso mundial de la música popular española. El tema, que nadie defiende con entusiasmo como su canción favorita, genera sin embargo un efecto total en la gente. «Se parece más al ritual de una tribu que a cualquier otra coreografía del pop», precisa Sanguino. Recuerda que la protagonista de la canción era, según la sociedad de 1993, «una golfa y una trepa». Su éxito resultó descomunal y se vio siempre con simpatía. ¿Por qué? «En el fondo somos un país que se siente más cómodo con los éxitos de coña».
6. Gran Hermano
CONVERTIR LO PRIVADO EN PÚBLICO CON ESTRELLAS DE CLASE MEDIA
Si hay un programa de televisión que merece el calificativo de fenómeno social es este. Sencillamente, porque hay un antes y un después en este país desde que en el año 2000 se emitió su primera edición. Por un lado, supuso la invasión definitiva de la clase media «no ya como invitada para contar sus miserias, sino en calidad de nuevos ídolos», destaca Sanguino. Por otro, generó un cambio radical en el país a nivel mediático. «Ahora cualquiera puede ser famoso y cualquiera puede inventarse una vida».
7. Letizia Ortiz
NUEVOS CUENTOS DE HADAS
Periodista de éxito e hija de la clase media, la hoy reina Letizia rompió los moldes cuando, presentada como prometida del futuro rey Felipe VI, dijo aquello de: «Déjame terminar». La estaban intentando interrumpir y no lo permitió. El gesto, que le costaría muchas críticas, revelaría una actitud en sintonía con los tiempos, dejando también otra cosa clara: la clase media se había colado en la Casa Real sin bajar la cabeza. Sanguino lo retrata con precisión: «En aquella primavera del 2004 España volvió a creer en los cuentos de hadas, enfervorizada ante la promesa de que la clase media podía llegar a donde se propusiera. Sin tener que renunciar, además, a su carácter insolente».
8. Boris Izaguirre
LA NORMALIZACIÓN GAY
Juan Sanguino refleja en su ensayo la trascendencia social que tuvo Boris Izaguirre cuando se convirtió en un personaje total dentro del programa Crónicas Marcianas de Tele 5. «Su alto nivel cultural y su energía entusiasta creó un nuevo arquetipo: el gay líder de opinión», subraya. Lo define como alguien que se regodeaba en su propia extravagancia y «una figura subversiva celebrada por el gran público». Asegura que el venezolano fue «el primer homosexual que caía bien a los españoles tal y como era, sin disimular su condición, y no a pesar de ser mariquita, sino gracias a ello».
9. Belén Esteban
EL TRIUNFO DEL EXTRARRADIO
Cuando Belén Esteban acudió al programa del corazón Tómbola a hablar de su relación con el torero Jesulín de Ubrique y su familia, algo hizo crac en la sociedad española. De repente, emergió ante todos un nuevo símbolo del orgullo de clase y una víctima del clasismo que no se iba a arrugar. «Hablaba como las chicas de extrarradio de Madrid, no solo en la pronunciación sino en la energía, con esa actitud perfectamente a la defensiva y la audiencia entendió por qué estaba tan cabreada», relata Sanguino.
10. Ally McBeal
EL FEMINISMO CON DUDAS
Es «la serie más comentada del mundo de la que menos gente habla hoy», dice el autor. Semeja que las situaciones que planteaba la trama estén ya superadas, pero en su día se trató de un espejo en el que se miraron muchas mujeres de este país. Aquella abogada que se coló en los hogares españoles vivía en un estrés constante provocado por la mezcla de lo que quería ser, lo que debía y lo que sentía. Sanguino lo resume así: «No dejes que nadie te diga que no puedes llevar una falda corta y hacerte respetar a la vez, pero hazte respetar dejando claro que no eres ninguna golfa por llevar una minifalda». ¿Se entiende, no?