Ella viaja sola, pero la siguen 58.000 personas

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La fotógrafa Elena Palau (derecha) junto a dos de sus fotografías de viajes.
La fotógrafa Elena Palau (derecha) junto a dos de sus fotografías de viajes. Helena Palau

«Ser mujer y viajar sola tiene ventajas», asegura Helena Palau, joven fotógrafa trotamundos que cuenta con el apoyo de marcas como Mapfre, LG España, 51Trips y L'Oréal

23 nov 2021 . Actualizado a las 23:03 h.

En su caso la viajera no quita a la turista. Ella es un fifty-fifty y su pasión por moverse para ampliar el foco a los matices de la vida pateando mundo le viene de su madre, viajera adelantada a su tiempo que con 63 años se mudó a vivir sola durante meses a la India. Helena Palau (Barcelona, 1996) te abre su maleta, te dice cómo abaratar los costes de un viaje y te revela trucos para subir fotos con la mayor calidad a Instagram. Acaba de publicar Supongamos que viajo sola y sí, viaja sola, pero la siguen los ojos de miles de personas. En su libro, además de fotos inéditas que no verás en sus redes, están muchas de las dudas y miedos de su generación: «La ansiedad, el valor de la amistad, el significado de nacer mujer, la huella ecológica de nuestros viajes o los privilegios de un color de piel».

La pandemia pilló en Bali a esta trotamundos que cuenta como profesional con el apoyo de marcas como Mapfre, LG España, 51Trips y L’Oréal. Helena nos lleva con la complicidad de su cámara al corazón de las culturas, de Timanfaya a Hanói, de Tokio a Uganda, del Lago de Montagnon a las auroras boreales de Lofoten.

Su periplo para dejar Indonesia en pandemia, recuerda, fue largo: «Lo pasé mal. Fui a Bali [en el 2020] para visitar unos días a una amiga y no le hice caso mucho al covid porque no sabíamos todo lo que se iba a venir encima. Los policías en Bali, si no llevabas mascarilla, te ponían a hacer flexiones, era un cachondeo... Pero de pronto Singapur dice: 'Cerramos fronteras' y todo el sureste asiático hace lo mismo, fue un efecto dominó. La cosa cambió en una noche; la noche anterior a salir de Bali, mi madre me llamó por teléfono para echarme la bronca porque la situación era grave en Barcelona. Empezaron a cancelarse vuelos. Yo pierdo el mío, compro otro, llego a Turquía, pero se cancela el viaje a Barcelona. Y me encuentro a unos catalanes que vienen de Vietnam, perdidísimos como yo, con los que consigo ir de Estambul a Valencia y coger un coche de allí a Barcelona».

UNA NIÑA Y DOS PASIONES

Cada tropiezo pone a prueba su gran pasión por la aventura. Esa pasión por los viajes la ha «mamado» Helena desde niña, al igual que el gusto por la fotografía. Estudió Comunicación Audiovisual y para acabar la carrera tuvo la oportunidad de irse de intercambio a Montreal. De allí, de Canadá, partió su primer viaje sola. El inicio de su aventura viajera en solitario, que siguen en Instagram 58.000 personas, fue en el 2017, a los 20 años. «Ese primer viaje sola fue un propósito de Año Nuevo. ¡Me fui a Nueva York!». Fue, dice, un viaje fácil desde Montreal en tren, cinco días a un destino «apasionante por lo loca, atractiva y diversa que es la ciudad, pero compleja... No es tan fácil empezar a viajar sola por Nueva York, por una ciudad «donde sus habitantes han olvidado cómo caminar», palabra de Fran Lebowitz, una de las cicerones de Helena. Su «cómoda» experiencia viajera en la Gran Manzana fue seguida por otra ese mismo año en la isla caribeña Aruba. «Desde Canadá se viaja al Caribe por unos precios mucho más bajos y quise aprovechar la oportunidad. En Aruba estuve sola y no hice muchos amigos», cuenta quien concibe que, cuando estás sola, no lo estás, estás contigo. «Hay pocas cosas más interesantes que aprender a estar contigo. Tienes mucho que ofrecer y que aprender de ti. Y esto es compatible con estar con gente en otro momento. Pero estar solo no siempre va bien, no hay que forzar a la gente a estar sola, y veo una decisión inteligente rodearse de personas, porque a veces tenemos esa mala costumbre de no pedir ayuda o de no cuidar las relaciones», explica quien busca «el equilibrio perfecto». Y asegura que poco a poco se va encontrando...

Viajar le ha abierto «la mente», reflexiona, la ha ayudado a conocerse mejor explorando a la vez lugares distintos del mundo, culturas, personas. «Viajar me ha dado muchas herramientas como mujer joven, me ha permitido construir el inicio de mi carrera profesional», valora Helena.

A veces viaja sola. Otras, acompañada. «Es una experiencia imprescindible», no duda. Ser mujer y viajar sola hoy o «preocupa o fascina». «Ser mujer joven, blanca, de Barcelona no es lo mismo que viajar desde otro lugar, es un privilegio. Ser mujer es un factor que hace que lo tengamos más complicado en muchas cosas, pero esa 'indefensión' tiene ventajas —defiende la joven fotógrafa y videógrafa—. A veces, viajando, me he sentido muy cuidada por ser mujer, sobre todo por otras mujeres. Ellas te ven sola y empatizan, te protegen. En las peores situaciones que he vivido viajando no había mujeres involucradas, o no había nadie o eran hombres», afirma.

Uganda fue hasta la fecha su viaje más transformador. «Allí la homosexualidad es ilegal y hay un índice alto de abusos sexuales domésticos, pero las mujeres cambian las cosas. Ellas son el verdadero motor del cambio económico y social», asegura Helena.

Su madre, de la que heredó la sed viajera, fue su compañera en otro de los viajes de cuento que muestran sus fotografías: Lofoten, Círculo Polar Ártico: «Mi cámara no hace justicia de esos paisajes. Fue un viaje espectacular, con cielos que cambian cada diez minutos del rosa al verde. Lofoten es un espectáculo... y un viaje muy caro, ¡por eso escogí a mi madre! Yo me ocupé de conseguir una colaboración, una de las ventajas de tener seguidores en Instagram, para quedarnos en un hotel unos días. Cambias imágenes por noches. Y le pedí a mi madre que pusiese el coche».

No te depiles si vas a ir al mar Muerto, «porque duele», avisa entre su colección de anécdotas. «Se me quemó la piel por culpa de los 350 gramos de sal por litro que hay en ese mar en el que no habitan animales porque morirían abrasados», escribe en su Instagram. «No siempre hay que perseguir lo bonito. Somos personas, no sirenas», plantea Helena, viajera contra el «volunturismo», contra esa jugosa tendencia a «visitar el sur global como si fuese un parque de atracciones emocional». «Lo que ponen de manifiesto personas como Desirée Bela es que estos viajes son contraproducentes para las personas locales», remarca.

¿Cuál es la clave para hacer una buena foto? La luz, dice. «Si es una foto a una persona, es importante el respeto a esa persona a la que fotografías. Si no hay persona, tómate tiempo, repite, practica desde las reglas básicas de composición. Si quieres hacer cosas originales, tienes que estar seguro de que sabes hacer bien lo básico».

«Si quieres ir a Hawái y no tienes money, ve a Lanzarote. Esta es mi filosofía», sonríe la veinteañera que te lleva lejos, al corazón de las culturas. Verás los viajes de otra manera...