Álvaro Goyanes, científico gallego en la élite: «Investigo para poder imprimir los medicamentos desde casa con el móvil»

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Con la luz de la pantalla del móvil y esta pequeña impresora 3D, el equipo de Álvaro Goyanes ya ensaya la impresión de fármacos orales. «Permitiría variar la dosis, como en el Sintrom, y reunir varios fármacos en uno personalizado», señala

28 dic 2021 . Actualizado a las 18:04 h.

La investigación de Álvaro Goyanes no solo cambiaría la industria farmacéutica, sino que supondría una auténtica revolución para la vida diaria de millones de pacientes. En concreto, para todos aquellos que tomen medicación en forma de comprimido oral. Desde reunir varios fármacos en uno solo que contenga las dosis prescritas hasta el ajuste diario de aquellas medicaciones susceptibles de variar, como el Sintrom o la medicina de la tensión. Tampoco sería necesario partir comprimidos a la mitad para ajustarnos a la prescripción médica. En todos los casos, el mayor salto cualitativo vendría de la posibilidad de «fabricar» nuestros propios medicamentos en casa. Solo necesitaríamos tres cosas: una resina de impresión personalizada con el fármaco o fármacos requeridos, la impresora 3D que está desarrollando el equipo del científico gallego Álvaro Goyanes —fundador de la empresa FabRx— en colaboración con la empresa coruñesa 3DLimitless y un smartphone. La investigación liderada por Goyanes, que figura por tercer año consecutivo en la lista de los investigadores más influyentes del mundo elaborada por Web of Science, ha tenido una gran acogida desde su publicación en el International Journal of Pharmaceutics. «Es una prueba de concepto, algo que podría hacerse en el futuro y que podría aplicarse también a medicamentos implantables, supositorios y otras formas de dosificación», indica el científico.

El procedimiento sería sencillo. El paciente recibiría —o, quizás, adquiriría en la farmacia— una resina de impresión personalizada, que contiene el fármaco o fármacos requeridos en una solución fotosensible. Esa solución se colocaría en el tanque de la impresora (que el investigador calcula que, producida en serie, podría rondar los 500 euros), y la aplicación móvil seleccionaría los parámetros para obtener la forma del medicamento a imprimir de acuerdo con la prescripción médica. Al introducir el teléfono en el lugar adaptado para ello dentro de la impresora, la luz de su pantalla induciría para producir el medicamento final. «Eso se hace mediante la fotopolimerización, un procedimiento mediante el cual la luz de la pantalla del móvil incidiría en la resina líquida para convertirla en sólida», explica Goyanes, que indica que actualmente los estudios se centran precisamente en la seguridad de esa resina en una investigación a la que aún le quedan años: «También hay que hacer unos estudios para lograr la aprobación de esos medicamentos y la interacción entre ellos. Para eso tendríamos que realizar ciertos tipos de ensayos clínicos y, evidentemente, todo iría con prescripción médica». De hacerse realidad, su investigación no solo haría posible la comodidad de producir la medicación en casa o personalizarla combinando varios fármacos en uno —ya se han realizado ensayos utilizando un modelo que emula las condiciones del tracto digestivo, comprobándose que la liberación del fármaco es gradual durante 24 horas—, sino incluso por las opciones que abre el hecho de elegir la forma de la pastilla para quienes tienen dificultades de deglución. «Hay personas que las ingieren mejor con formas alargadas, otras las prefieren circulares... Se podrían adaptar al gusto del paciente y a su facilidad para tomarlas», apunta.

"Con la impresora, un móvil y una resina que se le enviaría al paciente con el fármaco, este podría ‘fabricar’ sus propias medicinas en el hogar”

Este trabajo abriría el cambio de muchos escenarios, y uno de ellos es el legal. «En el Reino Unido ya hay borradores para legislar en un futuro sobre esto. Las impresoras irían conectadas a un centro que registraría las dosis que se les permitiría imprimir a cada paciente», señala Goyanes, que fue precisamente allí —es profesor de la University College of London, lo que compagina con su papel de investigador en la USC— donde tuvo la oportunidad de profundizar en la investigación de la impresión 3D. En Londres hay más capacidad económica para la investigación, y por tanto también más acceso a este tipo de tecnologías. «Pero yo intento tirar para casa, por eso colaboro con una empresa coruñesa y, de hecho, mi plan a largo plazo es poder instalarme en Galicia», asegura.

 GOMINOLAS PARA LOS NIÑOS

Precisamente en Santiago está desarrollando otro proyecto relacionado con la impresión 3D: la impresión de medicación en gominolas para las enfermedades raras. Más del 50 % son pediátricas, y de ahí la idea de hacer los medicamentos más atractivos para los niños. «Ahora estamos trabajando en los colores y en los sabores, para que haya más variedad», señala Goyanes, que además está trabajando en París en otro tipo de impresión para medicación indicada contra el cáncer, y tiene un tercer proyecto para otras enfermedades en Barcelona. «El uso de estas tecnologías innovadoras en el campo de la salud abrirá nuevas oportunidades y tratamientos que ahora mismo son difíciles de vislumbrar», señala el científico. Él sí es capaz de hacerlo. Y, lo que es más importante, también de materializarlo.