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Tenían 22 y 21 años cuando en 1987 abrieron Duly y Ana, su centro de uñas esculpidas en A Coruña. Este año cumplirán 35 trabajando juntas
18 ene 2022 . Actualizado a las 15:59 h.Casi una vida juntas. Duly Rabina y Ana Paulina Blanco tenían 22 y 21 años cuando el 8 de octubre de 1987 abrieron Duly y Ana, su centro de uñas esculpidas en la calle Payo Gómez de A Coruña. Este año cumplirán 35 trabajando juntas, siendo socias, amigas y casi familia. «No lo somos de sangre, pero sí, después de 35 años ya somos familia». El suyo es un ejemplo de amor por el trabajo y respeto mutuo. «Cuando nos conocimos estábamos trabajando en otro centro. Conectamos desde el principio, y un año y medio después creamos Duly y Ana. Conectamos como socias y como amigas». Estas dos manicuristas se miran y saben lo que están pensando. Juntas pasan el horario laboral, pero también disfrutan fuera de su trabajo saliendo juntas: «En estos 35 años hemos pasado mucho tiempo. Hubo bautizos, comuniones, cumpleaños…». Las dos lo tienen claro: llevar tantos años trabajando juntas y siendo socias «no es difícil». «Respetándonos la una a la otra, la opinión de cada una, es fácil trabajar. Las dos tenemos una educación y unos valores similares, sabemos hasta dónde llega la una y hasta dónde la otra, y respetamos las decisiones por encima de todo», cuenta Ana. «Si vamos a hacer algo no pensamos en una misma, pensamos en las dos», añade Duly.
Recuerdan cuando empezaron en los 80, una época en el que el suyo se convirtió en el segundo centro de uñas esculpidas en la ciudad: «Era una aventura, una diversión. Éramos jóvenes y dijimos ‘a ver qué pasa’. En ese momento el mundo de las uñas esculpidas no era conocido como ahora, pero siempre tuvimos la suerte de tener muchas clientas que nos apoyaron. Hay clientas que después de 35 años, se han convertido en amigas». Las dos sienten el cariño de la gente que se pone en sus manos. «Mantenemos clientas de hace muchos años, algunas nos ven como sus hijas, otras como sus nietas. Y después de 35 años nos siguen llamando las niñas. ¡Dónde quedaron las niñas!». Disfrutan con lo que hacen, se quieren como hermanas y, lo más importante, se muestran felices de poder ir a trabajar juntas todos los días. Ana resume lo que significa para las dos todo este tiempo juntas: «Estos 35 años han sido una buena experiencia. Nunca tuve la sensación de venir a trabajar, venir aquí me produce bienestar, muy buen rollo».