Natalia Pérez, matrona: «El orgasmo es una medicina natural»

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Natalia es matrona en el centro de salud de Neda.
Natalia es matrona en el centro de salud de Neda. CESAR TOIMIL

«La vida sexual no acaba con la menopausia ni a los 65», advierte esta matrona de atención primaria, que nos revela cuáles son los aliados y los peores enemigos de nuestro bienestar

05 jun 2022 . Actualizado a las 20:56 h.

La vida sexual de las mujeres no acaba con la menopausia, ni las funciones de una matrona se limitan al hecho de acompañar a la mujer en el embarazo y el parto, apunta Natalia Pérez Martínez, madre de dos chicos y matrona desde el 2007, con una experiencia de once años en atención primaria. «La vida sexual de la mujer va mucho más allá de la menopausia, pero es aún un tema tabú. Está bastante castrada. Las mujeres que son ahora menopáusicas, en general, no tienen una relación plena y sana con su sexualidad. Muchas no se han tocado ni se han visto los genitales nunca. Sus relaciones se basan en el coito y, cuando llegas a una edad, la sequedad en la mujer o la falta de erección en el hombre hacen que las relaciones no sean satisfactorias. O hay mujeres que llevan toda la vida sin tener relaciones satisfactorias», revela la matrona del centro de salud de Neda, que lleva un grupo de mujeres menopáusicas que se reúne todas las semanas para trabajar sobre tres pilares: la alimentación, la salud y la sexualidad. «Muchas mujeres llegan a los 65 años sin haber tenido un orgasmo», comparte. Y en las ratios, señala, no aparecen las mujeres mayores de 65. «Las ratios van de las mujeres de 15 a las de 64 años. Esta no es una ratio real», subraya la profesional de la salud reproductiva y sexual femenina a solo dos días del Día Mundial de los Derechos del Nacimiento, que se celebra el 7 de junio. Recorremos con Natalia Pérez la anatomía sensible de la mujer en todas sus etapas.

—¿Es cierto que las «millennials» ya no toman la píldora y las menopáusicas han dicho adiós a los tratamientos hormonales?

—Yo en consulta veo que las millennials sí toman la píldora, sí quieren anticonceptivos hormonales. Empiezan a dejarlos quizá a partir de los 30. Las menopáusicas toman cada vez menos tratamientos hormonales, que tienen sus efectos secundarios. Nosotras tendemos sobre todo, en lo posible, a modificar hábitos de vida. ¡Es mucho más eficaz para prevenir patologías! Modificar hábitos de vida es una «pastilla» universal.

—¿Por qué es tan saludable el orgasmo para la salud femenina?

—Porque es una medicina natural. Mejora la musculatura del suelo pélvico, que es un músculo que se ejercita con el orgasmo. Para el suelo pélvico no hay ejercicio mejor que el orgasmo, que segrega además hormonas relacionadas con el bienestar. Es un antidepresivo. Y contribuye a que las mucosas de la vulva y la vagina estén bien; evitando problemas de sequedad, que a su vez son los que pueden provocar dolor en las relaciones sexuales.

—¿Y si baja la libido? Es uno de los efectos comunes de la menopausia...

—En la menopausia hay un bajón hormonal, pero hay muchas cosas que pueden aumentar la secreción de estrógenos, como el ejercicio físico (yoga, Pilates, caminar una hora al día a buen ritmo) y la alimentación saludable.

—¿Hay remedio para los sofocos?

—Sí lo hay, son estos dos pilares: buena alimentación y ejercicio. En alimentación son importantes los derivados de la soja (tofu, seitán), los frutos secos (almendras y nueces) y las semillas (linaza, lino y chía). Y el pescado azul, las legumbres, las crucíferas (brécol, coles) son muy amigos de la salud de la mujer.

—¿Cuáles son los grandes enemigos de la salud femenina?

—El sedentarismo es un enemigo atroz en la menopausia. Y el café, el tabaco, el alcohol, las bebidas con gas y todos los alimentos ultraprocesados.

—¿Por qué motivos van más a consulta las mujeres mayores?

—Por sequedad, picor e incontinencia. Para la incontinencia, se debe cuidar la postura corporal, tratar de no estar con los hombros caídos. Solemos sentarnos mal, y esto influye en el suelo pélvico.

—¿La salud sexual puede mejorar a partir de los 65?

—Claro que puede mejorar. O puede ir muy bien ya desde antes... La sexualidad no acaba a los 65. Hay que cuidarse, porque las mujeres nos pasamos la vida cuidando de otros y nos dejamos nosotras. A veces, las relaciones se ciñen al coito, y hay muy pocas mujeres que lleguen al orgasmo en el coito, son las menos. Ellas suelen llegar, en general, con la estimulación del clítoris. Pero a veces es un desconocido, en mujeres mayores y en las jóvenes. Lo peor es a veces se lo callan, disimulan...

—Venimos de la Semana del Parto Respetado. ¿En qué hemos avanzado en respeto al parto en los últimos años y qué obstáculos hay aún para avanzar?

—Hemos avanzado, sobre todo, en la visibilización de la importancia de que se respete a la mujer y al recién nacido o los tiempos durante el parto. Cada vez, las mujeres estamos más concienciadas y los profesionales también. Ahora se habla de violencia obstétrica.

—La OMS la reconoce. Sin embargo, la Sociedad Española de Ginecología la niega.

—Correcto. Es un hándicap. Algunos profesionales pueden sentirse atacados por el término y esto impide avanzar. La autocrítica es saludable. Esa violencia está ahí, a veces institucionalizada. Pero es como todo, no siempre eres consciente de que la ejerces o la has ejercido hasta que reflexionas.

—¿Un ejemplo de violencia obstétrica?

—No contar con las decisiones de las mujeres, hacer una maniobra sin informarla o no dejarle elegir la posición durante el parto.

—¿Una maniobra de Hamilton (separar las membranas del útero con el dedo) sin informar a la mujer es violencia obstétrica?

—Claro, esa es una maniobra que requiere un consentimiento.

—¿Se trata muchas veces a las mujeres como si fuesen niñas?

—Eso no solo pasa en la obstetricia. En el sistema sanitario, pecamos un poco de infantilizar a los pacientes, a las mujeres en particular. A veces, la información que se transmite es paternalista. Pero esto pasa cada vez menos, porque la información y la educación sanitaria avanzan. Las mujeres quieren tomar sus decisiones y hay un documento para esto, el plan de parto.

—¿Desde cuándo existe este plan?

—Desde hace unos diez o doce años, pero se ha implantado de manera desigual en los hospitales gallegos. No todos los hospitales han tenido en todo momento plan de parto, pero hoy hay un plan de parto oficial del Sergas que debería poder presentarse en cualquier hospital de nuestra red pública. Es importante, porque las mujeres leen, se informan y pueden tomar sobre esta base sus propias decisiones.

—Es importante saber qué podemos decidir y qué no. No puedo decidir que mi parto será vaginal.

—Por supuesto que no, eso no es decidible, es según cómo vaya el parto. Hay decisiones que los profesionales tienen que tomar sobre la marcha. Tú puedes decidir si vas a querer un parto con epidural, o si quieres otros métodos para aliviar el dolor. Puedes decidir la posición en la que quieres parir, si quieres estar acompañada y por quién, si te colocan una vía o no...

—¿Qué opinas del turismo obstétrico? ¿Es normal que me vaya a dar a luz a O Salnés si vivo en A Coruña o Ferrolterra?

—Las mujeres tienen derecho a parir donde se sientan seguras, sea en el sitio que sea. Esta es una recomendación basada en la evidencia científica.

—¿Aún vamos al ginecólogo en casos para los que está la matrona?

—Sin lugar a dudas. La matrona como referente en la salud de las mujeres es algo desconocido todavía. Hay mujeres mayores que, si me asomo desde la consulta y pregunto: «¿Tiene cita?», dicen: «No, ¡no estoy embarazada!». El ginecólogo está muy bien en caso de patología. El referente en la salud de la mujer somos nosotras. Somos el referente en prevención.

—¿Qué ves principalmente en consulta en niñas y adolescentes?

—Veo mucha desinformación sobre la primera regla. Aún pervive la idea de que los ciclos tienen que ser de 28 días, y esto no es así. Hay mucho desconocimiento también sobre el propio cuerpo. A las niñas y jovencitas les da miedo, por ejemplo, ponerse una copa o un tampón.

—La copa se está imponiendo a tampones y compresas. ¿Qué es mejor?

—Lo bueno es tener opciones, no hay una receta universal. Y a veces vamos cambiando de método, con el tiempo. La copa tiene su comodidad, pero también tiene sus contras: es un peso sobre el suelo pélvico. Habrá que valorar el suelo pélvico de la mujer. 

—Señalas que el orgasmo es una especie de antidepresivo natural. ¿Y el relax, el mejor afrodisíaco, como dice la sexóloga Martina González Veiga?

—Sí, el relax, el relax emocional. ¿Que la maternidad baja la libido? Se trata no solo de la maternidad, sino de todas las cosas que conlleva, que tienes que pensar... No ayuda nada la carga mental.